-Amor mío-

Capítulo Uno: Veinte Años

Podría jurar que durante medio segundo sentí que se me paraba el corazón, creo que mis ojos se negaban a creer lo que veían, era él después de tanto tiempo, después de veinte años. No podía parar de mirar esos ojos, que en algún momento habían sido mi cielo, era una especie de hipnosis que no tenia fin. Todo termino cuando me di cuenta de que me estaba hablando.

-Clara... no lo puedo creer, después de tantos años... Como estas? No sabia que eras monja...-Me dijo y yo volví a mi realidad, hacia ya veintiún años que había tomado los hábitos, después de haber perdido a mi hija, el habito era lo uno que tenia. Lo único.

Aquella decisión me ahogaba el corazón, pero que otra opción tenia, ella merecía una vida que yo no podía darle y ahora veintiún años después estaba frente a su padre.

-Jor... Jorge... que sorpresa. Que haces en un convento?-Conteste tratando de evitarlo.

-En realidad vine a anotar a mi hijo Pedro en esta escuela. Tengo una reunión con la Madre Superiora.-Me dijo y sentí lo incomodo que estaba porque yo también me sentía así. El solo hecho de verlo después de tantos años me producía una mezcla de emociones que no estaba segura de poder controlar. Lo guié al despacho para que esperar allí y fui a la cocina a prepararle un café. Las me temblaban, me apoye contra la mesada tratando de contener las lagrimas.  Como era posible que me alterara tanto? Jorge era parte de mi pasado y allí debía permanecer.

Para mi suerte Beatriz entro a la cocina. Era una monja muy especial, somos algo así como mejores amigas, ambas ingresamos muy jóvenes al noviciado y con mochilas demasiado pesadas. Ella y la Madre Superiora eran las únicas en el convento, las únicas en todo el mundo que sabían mi historia.

-Euu Claruchi que pasa! Mira la cara que tenes! Parece como si hubieras visto un fantasma...-Bingo pensé.

-Algo así.-Conteste, ella se mostró intrigada.-A que no te  imaginas quien esta hablando con la Madre Superiora.-Le dije.

-Ah si, va creo. El subcomisario Correa, de la comisaria del barrio. Vino a inscribir al hijo o hija, no se bien...por? Que pasa con el?.

-Es Jorge.-Le dije desesperada.

-Jorge?.-Se quedo pensando y después cayo en la cuenta de quien estaba hablando yo.

-JORGE! TU JORGE?-Grito.

-Sii nena callate!! Por el amor de Dios! Mi Jorge, no lo puedo creer. Por que me pasa esto a mi?-Le dije lamentándome y aguantando las lagrimas.- No puede ser esto. No después de tanto tiempo.

-Si Clara puede ser... y es. Mejor que te hagas la idea.-Me dijo girando los ojos mientras ponía un tono irónico.

-La idea de que?-Le pregunte fastidiada.

-Ay Clara...Quien te pensas que va a traer al nene al colegio? Reuniones de padres...-Me decía pero la interrumpí bruscamente.

-Ay no se, bueno cortala.-Le dije enojada, serví el café y se lo di.-Llevale este café... necesito pensar.

-Si bueno, vos pensá tranquila. Después hablamos.-Me dijo y salio por la puerta.