-Amor mío-

Capitulo Veintitrés: Amarte

No podía creer lo que veía. Lo tenia frente a mi.

-Jo... Jorge, que... com...- No podía disimular los nervios.- Pasa... pasa por favor.-Le dije y entro al departamento. Se sento, yo cerre la puerta y me sente frente a el.- Cuando llegaste? Como me encontraste? No entiendo.- Le pregunte.

-Llegue anoche, desarmando las valijas encontré tu foto y sentí la necesidad de hablar con vos... te llame pero salto una grabación diciendo que el numero no existía.-Me dijo y yo recordé que había cambiado el numero.

-Ah eso, hace un tiempo me robaron el teléfono y tuve que cambiar el numero. No te lo pase por que no imagine que quisieras tenerlo...- Respondi tímidamente.

-Esta mañana cuando te vi en el subte, al principio pensé que me había confundido, pero después me di cuenta que eras vos y yo...

-No podias creerlo- Lo interrumpi.- Yo tampoco. Queres algo de tomar?- Me pare y fui a buscar un vaso, ante su respuesta negativa, saque el agua de la heladera y me servi un poco. Me quede apoyada contra la mesada. No podía controlar mis nervios.

Jorge se paro y siguió mis pasos. Habia un metro y medio de distancia entre nosotros.

-Fui a verte al convento y Julia me dijo que la madre superiora te había echado. Fue por lo del musical no?-Me pregunto con culpa.

-Si. –Respondi.- Yo no pude contenerme y bueno eso me aseguro la salida del convento.-Lo mire a los ojos, tome con mi mano libre mi frente y le pregunte- A que viniste Jorge? Volviste para quedarte? Yo nunca pensé que iba a volver a verte...-Dije y el se acerco lentamente hacia mi.

-Estos meses que estuve en el Norte, me sirvieron para pensar... en que quería de mi vida.-Mis ojos comenzaron a colmarse de lagrimas.- Y me di cuenta que tenia a lo que mas quería al lado mio. Clara yo...- Me decía mientras me sacaba de la mano derecha el vaso, lo dejaba en la mesada y ponía en su lugar su mano. La distancia entre nosotros era cada vez mas corta, podía sentir su corazón latir desenfrenadamente y su respiración bastante agitada.- Me di cuenta de que te necesito y que quiero a mi hija a mi lado. Perdoname por haberte tratado tan mal, no lo merecías, fui muy duro, tendría que haberme puesto en tu lugar. –Decía con lagrimas en los ojos.- No quiero alejarme nunca mas. No puedo vivir sin vos.

Al escuchar esas palabras sentí que toda la felicidad que creía perdida volvia, las lagrimas comenzaron a caer sobre mis mejillas, ambos con sonrisas en nuestros rostros juntamos nuestras frentes y por fin nuestros labios se unieron en un calido beso.

Jorge tomo mi cara entre sus manos y yo me ate a su cuello, me sentía segura. Sus manos recorrieron mi espalda y yo sentí un escalofrió, era como la primera vez de nuevo, tantos años sin probar el cuerpo de otra persona hacían que parezca un reto. Sin separar nuestros labios despacio le saque el saco. El detuvo nuestro beso solo por unos segundos.

-Estas segura?-Susurro.

-Nunca estuve tan segura...-Susurre y lo bese.

Este beso llevo las cosas a otro nivel, Jorge me tomo de la cintura y me subió a la mesada. Yo le saque la camisa mientras el recorría mi cuello con pequeños besos. Desabotono la parte superior de mi pijama y observo detenidamente mi torso desnudo. Yo no pude evitar sentir pudor, el me miro a los ojos, esos ojos podría observarlos por horas y no cansarme. Esto era amor, amor en su estado más puro.

Me abrazo y me cargo hasta mi habitación sin romper la conexión que había entre nuestros labios. Me tendió con la delicadeza del mundo en la cama y por fin después de tantos años nuestros cuerpos volvieron a ser uno solo.