Capítulo 81

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El evento más importante que había en la casa de los Hemmings sin duda era el aniversario de casados de los señores Hemmings. 27 años. Y esos solo eran los años de casados, si contaban los años que estaban juntos, la cifra subía a 30. Por supuesto que todos sus hijos estaban orgullosos de tener unos padres como ellos. El señor y la señora Hemmings, habían sido los mejores padres del mundo, y sus hijos para compensarlos por tanto sacrificio, habían decidido hacer una fiesta sorpresa. Las invitaciones habían sido enviadas a todos los amigos. Ashley se había peleado con Luke, porque el con su tan mala caligrafía y horrores de ortografía, había arruinado casi la mitad de las tarjetas, por suerte de él, Ashley sabía como arreglar los desbarajustes causados por su novio.

Serían cerca de 100 personas los que vendrían. Eso tenía a los chicos algo frenéticos. La casa debía quedar en óptimas condiciones.

Pero la que estaba a punto de sufrir un colapso nervioso de proporción mundial, era una chica que se había empeñado en hacer la comida. Todo estaba bien para ella, porque pensaba que a la fiesta solo vendrían algunos amigos, pero cuando Ashley le dijo que vendrían la insignificante cantidad de 100 personas, debieron cogerla entre todos los hermanos. Gritó, pataleó, dijo unas cuantas palabras irrepetibles, y desapareció de la vista de todos para sumergirse en un libro de cocina.

Para Michael, este tipo de eventos era algo inusual en su vida, así que decidió disfrutarlo de la mejor manera, y que mejor manera de disfrutarlo, que solo observar a su adorada Rachel. Sonrió con ternura al verla tan nerviosa, haciendo los preparativos de la fiesta, pero a la hora, decidió que no podía verla tan histérica. Así que una vez que arregló el patio y colaboró con los hermanos para la colocación de una gran carpa, donde se llevaría a cabo la fiesta, decidió ayudarla. Entró despacio a la cocina. Rachel estaba inmersa pelando patatas, tanto, que ni lo escuchó acercarse. Michael la observó un segundo mientras trabajaba. Sus manos eran tan rápidas con el cuchillo que hasta sintió pena por la patata. Tenía el rostro con gotas de sudor, y un mechón le molestaba en la cara, eso lo dedujo porque Rachel lo sopló por lo menos cinco veces,antes de gritar exasperada porque no podía dominarlo. Él sonrió, y sin mediar palabra, cogió el mechón rebelde y lo pasó suavemente detrás de su oreja. Ella giró la cabeza sorprendida y vio esos intensos ojos verdes, casi se corta el dedo de la impresión.

- Rachel: Michael - sonrió, mostrándole la dentadura perfecta y Michael solo atinó a tragar saliva – me has asustado -le dio un leve golpe en el hombro-.

- Michael: Tu me asustas a mi – Rachel se dio la vuelta para seguir pelando patatas – Por la forma en que coges el cuchillo, mujer. ¿Qué culpa tiene la patata? – Ella rió.

- Rachel: Perdóname, pero yo no tengo la culpa de que los idiotas de mis hermanos hayan invitado a medio mundo. – bufó – ¡Y se les ha ocurrido decírmelo esta mañana!

- Michael: Cariño – ella lo miró sorprendida – digo, cariño de hijos... eso es lo que tienen... tus hermanos – dijo suspirando.

- Rachel: Pensaba que me decías cariño a mí – dijo ella y sonrió con picardía.

- Michael: ¿Quieres que te lo diga? – dijo él acercándose.

- Rachel: Recuerda que tengo novio - dijo ella serena.

- Michael: Sí, de eso no podría olvidarme nunca. - murmuró entre dientes.

- Rachel: Michael. – dijo alarmada haciéndolo sobresaltar – No voy a poder. ¡Es casi la hora y no he hecho nada! Tengo la mitad de cosas por hacer, y estas patatas que nunca se terminan de pelar, joder.

- Michael: Cálmate – dijo sereno, haciéndole un suave masaje en los hombros – si te pones nerviosa, las cosas empeoran, deja que te ayude.

- Rachel: Si, ¿tú? – dijo incrédula.

- Michael: ¿Que te pensabas? yo también se cortar eh -rió- sólo dime que hacer y te ayudo y luego dime que otras verduras pelar, así puedes hacer otras cosas – ella lo miró sonriendo.

- Rachel: te adoro  – dijo y se abrazó al joven y le dio un beso en la mejilla. Michael se quería morir – bien ahora ayudame con las patatas que faltan, ya vuelvo- Ella salió de la cocina y Michael se quedó allí medio atontado por el beso, y las palabras de Rachel. – ¡Ya estoy! entre tu, Carmen y yo terminaremos rápido, no son muchas las que quedan.

- Michael: Si -dijo tranquilo. Rachel le enseñó como cortarlas para asi terminar rápido.

Al cabo de una hora, las patatas estaban peladas al igual que cualquier otra verdura que necesitara quitársele la cáscara o la piel, pero la comida no había logrado coger forma.  Rachel había cambiado los gritos, por el llanto. Michael que tenía piel de patata hasta en el pelo, debido a que no dominaba con exactitud como cortarlas, se acercó y la abrazó por la espalda, apoyó su cabeza en el hombro de ella y le dio un suave beso en el cuello.

- Michael: Tranquila - Rachel suspiró y apoyó su sien, en la de él – Respira profundo, si te desesperas...

- Rachel: ¡Ya lo sé! – dijo cortándole y enfadada.

- Michael: No te cabrees conmigo - dijo y le dio un beso en la mejilla – yo no tengo la culpa de nada.

- Rachel: Lo sé – se dio la vuelta y lo abrazó- Pero no quiero defraudar a mis padres, ¡Vendrán 100 invitados y yo solo tengo una montaña de patatas peladas y crudas!– él la abrazó fuerte y sonrió.

- Michael: Ya veremos que podemos hacer.

- Rachel: Pero Mike – dijo separándose – yo... los invitados vendrán dentro de cuatro horas, y mírame, tengo restos de patatas hasta en las orejas, debo arreglarme, no puedo salir así -dijo desesperándose otra vez-.

- Michael: No necesitas arreglarte para estar preciosa...

- Rachel: pero...

- Michael: Pero nada - le dio un beso en la mejilla de nuevo – Será mejor que te des una ducha, te pongas un bonito vestido y te arregles ese precioso pelo que tienes. No te maquilles, así al natural eres preciosa – ella se ruborizó – Alex debe estar orgulloso.

- Rachel: ¿Alex? – dijo ella embobada en esos ojos. *Imbécil, me arreglaré solo para ti* – ah si, Alex... ¡Alex!

- Michael: Si, Alex. – dijo con rabia – Ve, y yo me ocuparé de ver como podemos arreglar esto, ¿si?

- Rachel: ¿Estás seguro? – dijo dudando.

- Michael: Hey, soy Michael Clifford – Ella le dio un golpe en el brazo.

- Rachel: Engreído – lo abrazó y le dio un beso en la mejilla – así que aunque venga Alex, si me sacas de este problema te juro que bailaré una canción contigo, la que tu quieras.

- Michael: Entonces - le cogió la mano y la besó. Ella suspiró – ¿Me prometes bailar conmigo la canción principal? ¿La que bailen tus padres?

- Rachel: Eh... si claro, que sean varias canciones, ¿que te parece? 

*¿Qué te parece si ahogo a Alex en la piscina, para que esta noche seas solo mía?* Pensó Justin, pero se calló.

- Michael: Me parece estupendo, ahora vete a arreglar, los invitados llegarán de un momento a otro y tu debes recibirlos, junto a tus hermanos.

- Rachel: Gracias Mike, eres el mejor – se separó de él para salir a los saltitos, y perderse en los pisos superiores por la escalera.

- Michael: Como te amo, joder. – dijo en un suspiro.

Al punto para las siete, los invitados comenzaron a llegar, y Rachel comenzó a sentir como algo áspero y de dimensiones increíbles, subía desde su estómago hasta el tubo digestivo y bajaba, para volver a subir. Tenía los nervios de punta, debido a que Michael había desaparecido, y no había señales de él. Lo peor era que sus hermanos habían pasado tres veces por su habitación, preguntándole si todo el banquete estaba preparado, a lo que ella solo asentía tímidamente.

Se había dado una ducha, y se había puesto un vestido color rojo que le quedaba precioso con su larga cabellera. Se peinó con una especie de media cola y poco maquillaje. Completaba el atuendo unos zapatos de tacón negros. Se miró al espejo minuciosamente y se convenció de que estaba bien, se preguntó qué se pondría Michael. De repente sintió que alguien golpeaba la puerta. Ella dejó paso, y su madre apareció vestida espectacularmente. Tenía puesto un precioso vestido color verde esmeralda.

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora