Capítulo 63.

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Como si el tiempo se hubiera atascado, los días que siguieron fueron los más lentos vividos por Michael. Ya no presentía que Ricardo trataba de esquivarlo. Realmente Ricardo cada vez que lo miraba, se ponía blanco y salía disparado, con temor en sus ojos. Michael suspiraba. Se le hacía duro irse, y ahora tenía que lidiar con un tio que se comportaba como un niño, escapando de la realidad. Alejandra reía divertida, pero al mirar a Michael tenía los ojos cargados de melancolía. Por suerte para Michael a ella no le había dado por tratar de ser una figura maternal, así que se veía libre de abrazos y besos, pero si tenía que soportar los golpes en la espalda y en los brazos. Es que Alejandra era divertida, ¡pero también era muy bruta!

Con gran alegría lo acompañó a comprar ropa. Michael, tuvo que llamar a Ashley para que lo ayudara, porque Alejandra no era muy fiable a la hora de comprar la vestimenta. Eso pudo comprobarlo un día, cuando ella le compró un conjunto que cuando se lo puso parecía un policía gay. Todo de cuero negro. Si, Michael tenía que llamar a su amiga.

Se encontró con Ashley en el parque. Ella estaba esperándolo sentada cerca de una estatua. Se acercó sigilosamente y le tapó los ojos. Ashley suspiró y dijo "Luke". Él se dejó ver, riéndose de su amiga, que lo miraba colorada. Caminaron por el centro mirando vidrieras y comprando cuanta ropa pudieron.

Después de comprar todo lo necesario y de hacer unas averiguaciones sobre el viaje a través del continente y posibles alojamientos, se sentaron en la terraza de un restaurante a comer. Ashley miraba el reloj nerviosamente, y luego a Michael. Después de la quinta vez que repitió el procedimiento, Michael dejó el zumo de naranja y la miró. Ella se puso colorada y trató de desviar la mirada, pero Michael le cogió la mano y la obligó a mirarlo.

- Michael: ¿Qué te sucede?

- Ashley: A mi nada.

- Michael: No es lo que parece.

- Ashley: Qué dices – bebió un poco de zumo y de los nervios, algo de líquido cayó por la comisura de la boca.

- Michael: Ashley, ¿te puedes tranquilizar? – dijo pasándole una servilleta – ¿Qué es lo que te pasa?

- Ashley: Nada Mike.

- Mihcael: Nunca has sido buena buena ócultando cosas.

- Ashley: ¡Yo no oculto nada! – dijo algo colorada – ¿Tienes noticias de Luke?

- Michael: ¿Lo echas de menos? – dijo sonriendo. Ella sonrió también – si, hace unos días recibí una carta.

- Ashley: Y, ¿qué te dijo?

- Michael: Que te echa de menos, que no puede vivir sin ti y toda esa chorrada romántica que él puede decir respecto a ti.

- Ashley: ¡Já! – rió ella – dime una mentira más convincente – él la miró – Luke tiene de romántico lo que tiene de romántico un mamut – rieron.

- Michael: También me comentó que Rachel - Ashley se removió en la silla intranquila – Está saliendo con Alex.

- Ashley: Bueno, eso ya lo sabíamos – dijo en un tono agudo.

- Michael:¿ Hay algo mas que deba saber? – la miró escrutándola, como queriendo leer sus pensamientos.

- Ashley: ¡No! ¿Qué más podría pasar?

- Michael: Bueno, Luke me dijo que él le pidió a sus padres que quería ser su novio formal, ¿qué opinas de eso?

- Ashley: Está bien.

- Michael: ¿Cómo puedes decir eso? – dijo tirando el vaso al suelo. Ashley lo miró asombrada – Es que acaso no te das cuenta que…

- Ashley: ¿Qué Mike?

- Michael: ¡Que está cometiendo una estúpidez!

- Ashley: No sé por qué lo dices.

- Michael: ¡Porque tu sabes que ella no podría olvidarme tan fácilmente!! – dijo más tratando de convencerse él, que a Ashley.

- Ashley: ¿Y qué pasaría si realmente lo hubiera hecho?

- Michael: Me moriría – dijo, tirándose hacia el respaldo de la silla.

- Ashley: ¿Te gusta Rachel?- él asintió sin mirarla. Había cerrado los ojos buscando la serenidad, y sabiendo la cara que Ashley estaba poniendo. - ¿Y qué hay de Jasmine? – Abrió los ojos rápidamente y miró a su amiga.

- Michael: Terminé con Lisa al día siguiente de despedirnos en la estación. No la soportaba, fui un estúpido al dejar que se marchara.

- Ashley: ¿Lisa?

- Michael: No, ¡Rachel!

- Ashley: ¿Y qué piensas hacer? - dijo ella cogiéndole la mano y sonriéndole cálidamente.

- Michael: Iré a su casa y le diré que no quiero que esté con ese idiota, que la quiero y que me muero por ser su novio.

- Ashley: ¿Y si te rechaza?

- Michael: ¡No me des más ánimos Ashley! – dijo dolido. Faby rió.- Lo importante es que voy a hacerlo, verás que ella cortará con Alex, ¿quién se resiste a este bombón? – dijo señalándose. Ashley sólo atinó a tirarle la cucharita.

La casa de los Hemmings era un lugar de gritos. Michelle trataba de calmarse pero cada vez que Rachel salía con la charla impuesta, volvía a gritar maldiciendo por todos los rincones de la casa. El padre estaba ceñudo y algo molesto con su hija, ella estaba determinada a hacerlo. Había previsto que ellos se negaran al principio, pero después aceptarían, lo cierto es que la cosa se estaba poniendo peligrosa. Para peor, sus hermanos estaban en su contra. Al menos Luke no, pensaba ella. “Aunque el desgraciado se pierde por el jardín cada vez que quiero su apoyo.”

Esa mañana en particular, llegó a la cocina y vió a sus padres y hermanos desayunando. Era su oportunidad, tenía que obtener el permiso sí o sí. Ya no le quedaba mucho tiempo. Murmuró un buenos días, rápidamente y se sentó cerca de su padre que leía el diario, mientras su madre servía los desayunos. Al otro lado de la mesa, estaban Pablo, Bryan y Luke. Este último miraba a su hermana y intentaba pedirle con la mirada que no empezara con el berrinche desde temprano. Como siempre, ella hizo todo lo contrario.

- Rachel: Mamá – dijo tranquilamente – ¿has pensado lo que te pedí? – Michelle dejó caer la fuente de mantequilla y Luke maldijo en voz baja.

- Michelle: ¡No tengo ganas de discutir tan temprano niña! – dijo mientras limpiaba el desorden que había causado – desayuna rápido, tengo que darte ciertos recados.

- Rachel: No voy a hacer nada, ¡hasta que no me des una respuesta! – dijo roja.

- Eduardo: ¡La respuesta es no!

- Rachel: ¿Por qué? – dijo con lágrimas en los ojos.

- Bryan: Ya salió con las lagrimitas, ¡la manipuladora!

- Rachel: ¡Cállate Bryan! – dijo ella gimoteando.- ¡no entiendes nada!

- Pablo: ¡Claro que lo entendemos! – dijo – sólo a una descerebrada como tu, ¡se le ocurre querer irse de vacaciones a Francia con su novio! ¡Y para celebrar tu cumpleaños!

- Rachel: ¿Y qué tiene de malo? – preguntó inocentemente.

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora