Capítulo 62.

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La casa de los Hemmings estaba vacía esa mañana cuando Rachel despertó. Ashley estaba en su casa, con sus padres, y Luke dormía hasta tarde. Rachel se levantó sin muchas ganas, hacía dos días que se habían despedido y ya lo echaba de menos a horrores. No tenía idea como podía quererlo tanto, amarlo de la manera en la que lo hacía. Pero a pesar de que todas las noches le ponía empeño en hacerse la indiferente y tratarlo como si no lo amara, nada daba resultado, y más que todo fingir que no lo amaba ante su familia, eso no podía. No quería hacerlo. Tenía planes, estar con él, ser feliz, vivir junto al chico que había elegido. Al que se había entregado. Quería convencerse de que Luke le había dado un dato preciso, pero Michael cada vez que movía un músculo la hacía dudar. Cuando se despedían, pensó que Michael se le declararía con todo. Pero él, no lo pensó dos veces y se fue con la desgraciada de Lisa. Se limpió las lágrimas que se empeñaban en salir y hacerla ver débil, y vulnerable. Caminó hacia el tocador. Se miró al espejo, para comprobar sus sospechas. Se despertó sintiendo que sus ojos salían de las orbitas y un ardor, producto de tanto llorar le impedían ver con claridad. Eso unido a las nuevas lágrimas. Fijó la vista en el espejo y se vio. La cara pálida, los ojos rojos e hinchados. "Joder" murmuró para si misma. Ashley, ¿donde estás cuando más te necesito? ¿Como podré disimularlo? Mi madre no es tonta. La puerta se abrió de repente. Michelle entraba con un canasto en los brazos, lleno de ropa. Rachel bajó la vista y trató de no mirarla, pero solo hizo que su madre se fijara más en ella, descubriendo lo que la chica trataba de ocultar. Su dolor. La madre dejó el canasto en el suelo y se acercó a la chica. Mirándola a través del espejo, le despejó el rostro, corriendo hacia la espalda la lacia cabellera, y cogiéndole el mentón, le puso maquillaje y unas gotas, y los ojos de Rachel volvieron a la normalidad. Michelle sonrió tímidamente y le dio un beso a su hija en la frente. Rachel sonrió. Su madre solo murmuró "ya está listo el desayuno" y sin decir más, la dejó sola en el cuarto.

No bajó rápidamente. Se tomó su tiempo. Pensaba que su madre estaría en la cocina y que indefectiblemente había llegado la hora de hablar. Bajó las escaleras, para sólo suspirar aliviada. Luke estaba sentado en la mesa, con su eterna cara de dormido y bostezando como un tremendo hipopótamo. Él la salvaría de las preguntas inquisidoras de su madre. Llegó a la cocina y saludó. Se sentó al lado de Luke. Al verlo de cerca lo vio algo deprimido. Seguro que echaba de menos a Ashley. Que estuvieran separados más de dos días era un tremendo sacrificio para él, si Rachel tenía en cuenta que en la universidad no se separaban mas que para dormir en sus dormitorios, corrigió, en la universidad no se separaban nunca.

- Rachel: Buenos días Luke - dijo serena.

- Luke: Mmm- sólo contestó su hermano.

- Rachel: ¿Has desayunado ya?

- Michelle: Tu hermano ha decidido hacer huelga de hambre - dijo sonriendo

- Luke: ¡Mamá! - dijo él, algo cohibido - ¡deja de decir eso!

- Michelle: ¡Es verdad! - risas de las mujeres - Ha dejado de existir hasta que venga Ashley.

- Rachel: ¿Es verdad? - le dijo, él bufó y su hermana le dio un abrazo- no te preocupes, llegará pronto - él sonrió.

- Michelle: ¿Desayunas?

- Rachel: Claro - la madre le trajo la taza de té, con bollos y tortitas de limón - Gracias mamá.

- Michelle: Debemos hablar - dijo seria- tu padre está algo preocupado contigo.

- Rachel: ¿Si? - dijo ella tratando de meterse en la taza. No supo por qué, esa frase no le gustó.

- Michelle: Ese novio tuyo - "Ah, era por eso" pensó.

- Rachel: Alex - Luke rió.

- Michelle: Si, verás, es que no es lo que nosotros esperábamos - carraspeó mirando al suelo. Rachel le hizo una fugaz mirada a su hermano. Este se encogió de hombros, dándole a entender que no sabía nada.

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora