Capítulo 42.

476 29 0
                                    

El día estaba más que perfecto para jugar. Y mucho más si querías despejar la mente y salir de la vida apestosa que podrías tener, al menos por unas horas. Correr siempre fue terapéutico para Michael. Allí podía pensar sin la constante intromisión de Ashley, o los confusos divagues de Luke. Pero se le estaba haciendo difícil, cuando a su alrededor escuchaba a una histerica Ashley gritar que la bola le iba a pegar y se quedó enganchada en un palo para que no le pegara y no podia bajar y a un colérico Luke que la regañaba por no poner en práctica todo lo que le había enseñado.

- Luke: Te lo juro Ashley, eres una excelente chica en cuanto a la moda y todas esas cosas, pero para el fútbol eres una negada.

- Ashley: ¡AYÚDAME HEMMINGS! - decía mientras se resbalaba - ¡Tengo miedo!

- Luke: Sujétate bien y por amor de Dios, ¡no te sueltes! - decía y se puso a su lado para ayudarla.

Michael ya no los aguantaba más. Así que se alejó de ellos. Estaba suspendido, al lado de un laguito, podía ver todo los terrenos de la universidad desde su posición, la lavanderia y el cuartito. Recordó la noche del ensayo general y sintió un escalofrío. Fue el momento más emocionante de su vida y del que más se arrepentía. Sacudió la cabeza para quitarse de los pensamientos a Rachel, pero una vez que enfocó los ojos hacia el lago, tuvo que aferrarse a la pared para no caerse. Sentados bajo su árbol preferido, se encontraban Rachel y Alex, demasiado juntos y cogidos de la mano. Sintió una furia tremenda nacer desde su interior, y tuvo el irrefrenable deseo de ir hasta allí y romperle la cara. Caminó un rato, hasta que su racionalidad volvió, y se convenció que no podía hacer nada. Que él solito había decidido estar con Lisa, no sabía si ella sería la elegida, pero al menos pondría empeño en que la relación funcionara.

Durante la comida Rachel no se dejó ver, sólo tuvieron contacto con la chica un rato a la hora de descanso en la sala. Ashley estaba leyendo revistas cuando la puerta se abrió y entró Rachel bastante colorada y sonriendo. Se fijó por todos los lugares de la sala y encontro a Ashley, se sentó junto a ella y cruzó los brazos. Michael llegó a los diez minutos, y a los quince lo hizo Luke con su baraja de cartas. Nadie habló al menos por unos minutos. Rachel tenía la mirada perdida en el fuego, Ashley miraba callada cada una de las facciones de Rachel por si se delataba en algún gesto. Michael miraba a Rachel. Sentía que el corazón se le salía por decirle lo que sentía, pero se daba pequeños golpecitos en la sien, tratando de repetir el nombre de su novia. Y Luke... está claro que Luke miraba a Ashley.

Rachel salió de sus pensamientos y lo miró. Michael le mantuvo la mirada. Ella murió de pasión. Sentía que esos ojos verdes la fulminaban. Bajó la mirada hacia el suelo, si seguía mirándolo sucumbiría una vez más, y eso no quería hacerlo, ¿O si? Michael miró esos ojos castaños y deseó por todos los cielos que en ese momento sólo estuvieran en el universo Rachel y él, como una especie de Adán y Eva, en el paraíso, sin nadie que los vuelque a lo prohibido, porque nada entre ellos sería prohibido, sólo la tentación del cuerpo de uno y otro disfrutándose mutuamente. Bajó la mirada rápidamente, si seguía con esa sensación, se le tiraría encima y la besaría, sin importarle Luke o cualquiera que estuviera en ese momento en la sala.

- Luke: ¡Mike! ¿Te encuentras bien?

- Michael: Si

- Luke: ¿Jugamos a cartas?

- Michael: No

- Luke: Venga va - dijo suplicante.

- Michael: Para qué quieres que juegue, ¿si siempre me ganas? - dijo ofuscado. Rachel sonrió burlona.

- Luke: Va, ¿si? - dijo suplicante-.

- Michael: ¡Juega con Ashley! - dijo cruzando los brazos-.

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora