Capítulo 37.

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- Lisa: Menú infantil – dijo ella al descuido-.

- Michael: ¡Lo que me gusta y punto! – dijo fastidiado – Si tanto me recalcas que soy un niño, deberíamos terminar para que te busques alguien a tu altura – Lisa lo miró seria y alarmada a la vez, no dejaría escapar su puerta de entrada a la alta sociedad.

- Lisa: ¡Claro que no cariño! – dijo acariciándole sugestivamente el brazo – Perdóname, es que ese postre…

- Michael: Es el que me gusta, no me vas a decir que debo comer y qué no.

- Lisa: Está bien, perdóname.

- Michael: No tengo nada que perdonarte, y me gustaría que después del postre fueramos a caminar, tengo algo que darte.

- Lisa: ¿Si? – dijo ella entusiasmada – ¿cuántos?

- Michael: ¿Cuántos que?

- Lisa: ¿Cuántos dolares te ha costado? – Michael la miró serio. Si a estas alturas él quería darle algo, era una patada en el culo - mira que no acepto nada que no sea mas barato que…

- Michael: Mira Lisa, lo que tengo que regalarte, no importa lo que me haya costado, lo importante es la intención. O sino empezaré a creer que estás conmigo por lo que dicen que soy o por lo que tengo.

- Lisa: ¡Claro que no! – dijo nerviosa, y se acercó para darle un beso. Michael hombre al fin, accedió. Fue un beso seco, brusco y sin sentido, que no le movió una fibra de su ser – te quiero.

- Michael: Yo también -dijo él, y sintió una punzada de dolor en el pecho.

Después del desastroso almuerzo, donde no faltaron las criticas de Lisa respecto a lo poco exclusivo del lugar, salieron a tomar aire por el pueblo. Lisa no paraba de criticar a cuanta muchacha se cruzara por la calle, y Michael sólo la cogía por el brazo. Iba perdido, intentaba buscar una forma para poder declarársele a esa mujer, a quien miraba desconcertado. **¿Cómo llegue a enamorarme de ti?** Fue lo primero que se le cruzó en la mente. Antes de salir del pueblo, vio algo que le partió la cabeza. Rachel estaba demasiado cerca de Alex disfrutando de un helado. Ellos se miraban a los ojos, y él galantemente, le limpiaba la boca con una servilleta, mientras ella sonreía tontamente. Era evidente para Michael que Rachel estaba coqueteandole. La había visto hacer esa mirada y esa sonrisa tan seductora tantas veces…. Incluso él mismo había caído embobado ante esas armas de seducción. Se enfadó con él mismo mentalmente, por estar pasándolo tan mal. Para no sufrir, viendo esa escena, casi llevaba a Lisa a la rastra. Ella quería ver algunos almacenes más, pero él no quería estar, quería salir del pueblo y sin darse cuenta la llevó hacia una zona, donde había un arroyo. El día estaba radiante de sol, hacía un poco de calor, a pesar de estar en los últimos días de invierno. Se sentó en un tronco y intentó borrar esa imagen de su Rachel con Alex. Miró a Lisa, que tenía una cara de asco considerable, observando el paisaje.

- Michael: Pensé que este lugar sería estupendo -dijo acercándosele y sonriéndole – Necesitaba estar a solas contigo.

- Lisa: Depende de que me regales tesoro -dijo ella acercándose y dándole un beso apasionado. Michael la atrapó entre sus brazos y cedió al beso. Ella sabía como volverlo loco en ese sentido, pero cuando se separaron, los ojos de Michael le jugaron una mala pasada, al mirar los de Lisa creyó verlos castaños, como los de Rachel, y no negros como los de su novia. Parpadeó y volvió a la realidad.

- Michael: Te quiero Lisa – la abrazó con fuerzas, tratando de convencerse de lo que decía.

- Lisa: Demasiada ridiculez Mike – dijo soltándose, y caminando hacia el arroyo. Él la atrapó por la cintura, de atrás, y puso su mentón en el hombro de la chica. Suspiró y trató de acordarse de un poema. Se acercó a su oído y trató de hacer una voz suave y sensual, casi un susurro. Pero no se acordaba de ninguno de los que había leído. De repente le vino a la mente uno en particular y justamente tenía que acordarse de ese.

- Michael: “Tu aliento es el aliento de las flores

Tu voz es de los cisnes la armonía;

Es tu mirada el esplendor del día,

Y el color de la rosa es tu color….

- Lisa: Ay Michael – dijo ella separándose rápidamente, e interrumpiéndolo – no veo la hora de probarme esos vestidos que acabo de comprarme – él la miró algo desilusionado. Había cortado el momento perfecto.

- Michael: Pero yo…

- Lisa: Si, y tu me los verás cuando termines la universidad. ¡Estoy tan ansiosa de pasar mas tiempo contigo! Se que dijiste que tienes que ir a esa tonta misión – él se puso serio – pero antes, me concederás al menos una semana, digo, al menos algo para ir a clubes, fiestas, presentarte en sociedad. ¡Imaginate a nosotros del brazo y posando para revistas super importantes! – dijo con cara de ensueño – ¡La pareja perfecta! – y lo abrazó – perdón, ¿te interrumpí algo? – él negó. Le dio un beso. El una vez que terminó de dárselo, la abrazó, tenía una nueva oportunidad para decirle el poema. Aunque ella no era Rachel.

-Justin: ...Tú prestas nueva vida y esperanza,

A un corazón para el amor ya muerto:

Tú creces de mi vida en el desierto

Como crece en un páramo la flor.”

- Lisa: Menudas estúpideces dices Michael – dijo riendo burlonamente - ¿y qué es un páramo? No adornes este momento, ¿quieres que vayamos a un cuarto? tengo ganas de acostarme contigo – él la miró.

- Michael: Tenía que decirte algo importante hoy Lisa, desde que tu me escribiste hace dos semanas diciéndome que venías para celebrar juntos San Valentín he tratado de cambiar, de ser algo mas romántico para que tu…

- Lisa: ¡Michael! – dijo riendo – es que yo no necesito un estúpido novio romántico que se pase el día diciéndome tonterías, esas cosas que dices, ¿crees que las entiendo?

- Michael: Pero a toda mujer… - dijo algo aturdido-.

- Lisa: ¿A quién? ¡No a mi! – más risas burlonas – ¿A quién podría interesarle unas palabras en rima? A unas tontas que creen en el “Contigo, ¿pan y cebolla?” Déjalo para tus amigas, esa flaca y Rachel, a esas si que les gustaría vivir bajo un puente con alguien que le diga palabras al oído.

- Michael: Te he dicho que no hables de ellas así, son mis amigas.

- Lisa: Lo que sea – dijo separándose – No quiero un hombre romántico – lo abrazó – quiero un hombre que me de lo que quiero y tu eres el elegido para mi – lo besó con pasión. Michael sólo se quedó quieto, se sentía mal, tenía preparada la cena perfecta, la declaración perfecta, el cuarto perfecto para terminar la velada lo más románticamente posible, pero no tenía a la chica correcta. Lisa no quería eso, Lisa quería otra cosa muy diferente - Vamos, ¿tienes algo para mi?

- Michael: Si – dijo sacando un regalo – Pensé que esto reforzaría nuestro noviazgo – no dijo “Te amo mas que a mi vida”, no dijo “quiero comprometerme contigo” No dijo “quiero ser el hombre de tu vida” no dijo “Quiero compartir la vida contigo.” Sólo le dio el regalo.

- Lisa: ¡Qué emoción! – dijo la muy bruta, aplaudiendo – Quiero ver que es - rompió el papel desesperadamente y él se quedo mirándola, con las manos en los bolsillos – ¡AY! – dijo al abrir el estuche – ¡Es el collar más estupendo que he visto en mi vida! Aunque creo que contigo veré muchos mas estupendos, ¿no? – Él asintió sin ganas-.

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora