Capítulo 36.

393 26 0
                                    

Después de dar vueltas por todas las tiendas, Michael tenía un hambre que se moría. Pero Lisa no parecía darse cuenta de eso, y lo hacía gastar en cuanta ropa bonita veía. A la una y treinta, ya desfalleciendo de inanición, Michael le pidió por favor que fueran a comer. Ella aceptó a regañadientes y le dio todas las bolsas de compras a su novio para que las llevara. Después de varias opciones decidieron comer en Napolis. Cuando entraron ya casi nadie estaba en ese lugar comiendo, todos los miraron extrañados. Lisa, tosió fuerte para que todos miraran con quien venía, y una vez logrado su objetivo se sentó en una mesa cerca de la ventana para que todo el mundo que pasase por allí la viera en compañía de el mas codiciado, Michael, después de poner todas las bolsas en el suelo, y algo fastidiado por la actitud de su novia, se sentó a su lado. La señora Maria se acercó sonriente y los saludó. Lisa más que hablar gritaba, tratando de que todo el mundo se fijara en ellos.

- Maria: Buenos días, o debo decir, ¡buenas tardes! – dijo la mujer sonriente-.

- Lisa: ¡Buenas tardes señora! – dijo a los gritos, Michael la miraba como si ella estuviera desquiciada – verás, mi novio Michael Clifford y yo, ¡hemos venido a comer! – y sonrió.

- Maria: Bueno, no hay necesidad de que grites – dijo la señora sin perder la sonrisa – soy vieja, pero no sorda - Los ocupantes de algunas mesas vecinas rieron, Michael se puso rojo – ¡Hola Mike! ¿No vienes con tus amigos?

- Michael: No – dijo secamente-.

- Maria: ¡Es una lástima! Rachel es tan graciosa – Michael asintió, y recordó las veces que habían ido a ese lugar en el año, y las risas que le causaban las ocurrencias de Rachel, una de ellas llamar a la dueña “La Chinita del lugar”. – ¿Vais a tomar algo?

- Michael: ¿Eh? no, ¿hay algo para comer?

- Lisa: ¡Perdone usted a mi novio! – dijo otra vez alzando la voz – pero es que me ha comprado un montón de cosas y tiene algo de apetito!.

- Maria: Ah, bueno puedo traerte algunos bollos de pollo, si mal no recuerdo son tus preferidos.

- Michael: Son los de Rachel – dijo cabizbajo

- Maria: Pero bien que te gustaba robarlos de su plato – Él rió y asintió-.

- Michael: Bien, entonces puede traerme varios de esos, unas patatas fritas y una cocacola – dijo más contento-.

- Lisa: Mike -dijo con cara de asco – ¿vas a comer ese plato tan vulgar? – la mujer la miró enfadada – perdone usted, yo quiero langosta – dijo tranquilamente alisando su cabello.

- Maria y Michael: ¿Qué? ¿Langosta?

- Lisa: Si, ¿Qué hay de malo? – rió – una mujer como yo, que está acostumbrada a la buena comida, requiere de platos exquisitos. Ve y traeme una langosta. Y olvídese de esa bebida que el pidió, nada de eso, yo quiero beber el mejor champagne, ¡Crystal!

- Maria: ¡Pero esto no es un restaurante de lujo niña! Si quieres comer langosta, las únicas que encontrarás están por el prado – todos rieron, Lisa estaba roja, y Michael quería desaparecer.

- Michael: Tráigale lo mismo que a mi por favor - dijo serio. La señora se fue y él miro a su novia que había sacado un espejito y se miraba el rostro peinándose las cejas y mirando si se le había corrido el labial.

- Lisa: La verdad es que no veo la hora de que termines la universidad amor – él la miró – así podremos disfrutar de los lujos e irnos a Miami.

- Michael: No tengo pensado disfrutar de los lujos de ningun lugar Lisa – ella lo miró – estoy pensando hacer un viaje.

- Lisa: ¡Ay!– dijo sonriente – mi universidad termina en el verano, ¡quizás podamos ir a Hawaii!

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora