Capítulo 34.

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- Michael: ¿No estábais enfadados?

- Ashley: Bueno, es que Luke me ha pedido disculpas.

- Michael: Sois unos... mejor sube Rachel – dijo mirando a Alex – no quiero llegar tarde a mi cita.

- Rachel: ¡Por supuesto! – dijo ella con rabia y se sentó al lado de Ashley – ¡Luke! ¡Quieres dejar de manosear a tu novia y sentarte en el asiento de enfrente! – Gritó. Luke sólo la miró, y encontrando la mirada de furia que solía hacer su mamá rápidamente se sentó al lado de Michael.

- Luke: ¿Y a esta que le pasa? – le pregunto a Michael.

- Michael: A lo mejor tiene la regla - Dijo al descuido y luego miró a las chicas. Afortunadamente ninguna escuchó sus comentarios. Ashley miraba a Luke sonriente, y Rachel… ella se había obligado a mirar el camino y olvidarse de los que la acompañaban. Al llegar al centro del pueblo, el coche se detuvo y ellos bajaron.

- Luke: ¡Bien! ¿que haréis vosotros? – miró a Michael y a Rachel – Nosotros daremos una vuelta por el pueblo y después comeremos en el McDonalds.

- Rachel: Bien – dijo sécamente – nosotros iremos a la joyería y después cada uno tiene cosas que hacer por separado– Michael la miró y asintió – ¡Entonces hermanito te veré a la hora del almuerzo! ¡No hagáis nada de lo que podáis arrepentiros!

- Ashley: ¿A caso tu te arrepientes de haber hecho algo indebido Rach? – dijo inquisidoramente – Michael miró a Rachel.

- Rachel: Por supuesto, siempre hay algo de lo que arrepentirse - miró a Michael– Vámonos, cuando se pone pesada nadie la aguanta– Se despidieron y partieron con rumbos diferentes, pasearon por algunas calles, viendo que otra cosa podría regalarle Michael a su futura prometida, pero no llegaban a un acuerdo. Él quería regalarle un vestido y necesitaba la opinión de su amiga. Pero Rachel le decía que los gustos de su novia distaban de ser los de ella. Michael tachó de su lista el vestido. Luego pasaron por una tienda de artículos de fútbol y Michael le preguntó si sería bonito obsequiarle algo referido al eso, pero Rachel lo interrumpió diciéndole que su adorada novia, estaba muy lejos de ir con cosas de fútbol como lo hacía antes. (No querrá que se le estropeen las manos). Michael tachó también algo referido al fútbol.

- Michael: ¿Qué tal una pájaro? – dijo él mirando algunos pajaritos-.

- Rachel: Demasiado trabajo para ella. Quizás si le compras una rata, estaría bien, quizás con una rata se lleve mejor.

- Michael: ¿Qué insinúas? – dijo molesto. La actitud de Rachel lo estaba cansando.

- Rachel: ¡Nada! Pero ella será cientifica, entonces, ¿qué mejor que una rata para sus experimentos? – dijo burlona

- Michael: Si, tienes razón pero una rata a ella, no sé...

- Rachel: ¿Le tiene miedo a las ratas? – él asintió – oh, ¡lo había olvidado! – dijo golpeándose la frente como recordando algo-.

- Michael: ¿Qué te has olvidado?

- Rachel: ¡Que ella es una chica muy sensible! – dijo sarcásticamente. Michael cansado tachó el pajaro– Cómprale un ramo de flores.

- Michael: No, a ella no le gustan.

- Rachel: No digo un ramo cualquiera - dijo ella – ¿que tal las orquídeas? Son caras, originales, te saldrán un ojo de la cara, pero a ella no le importará porque…

- Michael: ¡Basta ya! – dijo él deteniendo la marcha y mirándola enfadado – desde que nos hemos quedado  solos te la has pasado tratando de menospreciar a mi novia, ¡no te lo permito! – ella lo miró seria-.

Aprendiendo a ser romántico (Michael Clifford y tú) *adaptación*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora