sesenta y uno.

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A Dan le gustaba tomar el toro por los cuernos y esta vez era hora de tomar al toro bueno, en realidad no precisamente al toro más bien sería un dulce gatito por las patitas. Así que Dan apartó una cabaña tratando de ser lo más romántico (cough, cliché) posible para Elijah quien había pedido que la recompensa de sus desafíos que había hecho meses atrás desembocaran en un destino que ni siquiera tenía que pedir.

“Tu regalo de cumpleaños es este...” sonrió abriendo los brazos en dirección a la cabaña.

“¿La cabaña?” bromeó, picando las mejillas de Dan.

“No tonto, hacerte el amor”

Elijah sonrió y entró con Dan a aquella rústica cabaña que se apetecía para pasar unos días de Invierno pero por alguna extraña razón a Dan se le había ocurrido que era una buena idea alquilarla en Verano. Dan abrazó a Elijah por detrás y se aseguró de que las mochilas quedaran en un lugar visible porque solo iban a quedarse dos noches.

“¿Quieres ver una película?” preguntó el mayor, sentándose en el sofá y entonces Elijah le pegó en el pecho juguetonamente.

“Vine aquí a que me cojas no a ver películas, Dan” respondió besando los labios del mayor. Elijah se subió al regazo de Dan y le dio un largo beso antes de que el rubio se apartara y le quisiera contestar. “Está bien, hacerme el amor aunque tú y yo sabemos que vas a terminar rompiéndome en dos.”

Dan sonrió.

“Eres un descarado, nene” Elijah sonrió y volvió a besar los labios de Dan. “¿Me harías el honor de darte mi más sincero afecto? Tomaré ese sonrojo como un sí, te amo mucho nene,” musitó desabrochando los botones de la camisa del menor y deslizándola a través de sus hombros, “Eres el niño más lindo que he visto y te amo mucho, mucho y mucho” tomó sus manos y las llevó a sus labios, besando cada nudillo con cariño entablando una mirada con el chiquillo sonrojado.

Dan lo llevó al baño y le hizo una seña con el reloj, indicándole el tiempo en el que debía tardar por lo que cuando Dan se giró para ir al otro baño, Elijah sacó el estuche que su madre le había preparado para aquel día: loción corporal, rastrillos, loción rara para cierta parte del cuerpo, champú de manzanilla, crema humectante, cortauñas, condones, lubricante, sustancia para su baño de burbujas, acondicionador y demás cosas. Si, Elijah y su madre habían sobreactuado pero al menos el castaño se iba a sentir cómodo consigo mismo. Aun recordaba a su madre sobreactuando cuando le dijo que se iba a ir con Dan a una cabaña, aunque gracias a Dios su padre no estaba porque capaz le hacía otro hoyo a Dan.

Una hora después, Elijah salió de la ducha con un albornoz negro (porque según su madre eso le iba a provocar más a Dan, cosas absurdas de mujeres) y con sus pantuflas de gatito (que había terminado escondiéndolas en su maleta porque su madre le había dicho que debía ser caliente, no el ser más tierno del mundo) y se avergonzó de haberse arreglado para tener relaciones y de saber que pronto iba a despedirse de su señora “V” que lo había acompañado por 18 años y vale, era algo vergonzoso estar pasando por todo aquello en un instante. Dan aun no se encontraba en la habitación que estaba decorada con pequeños pétalos blancos en el suelo y pétalos rosas en la cama, lo que le ocasionaba algo de calma a Elijah por un momento antes de ponerse más nervioso y sentarse en la cama a contar ovejitas.


“Eli...” musitó Dan, acercándose al menor y abrazándolo por detrás. “Estás muy tenso bebé, ¿deberíamos dejarlo para otro día?” Elijah negó inmediatamente por lo que Dan apretó sus labios y besó la cabeza del menor. “¿Quieres que te aligere el ambiente...?” Dan no esperó respuesta y pasó sus manos a la tira del albornoz y la desató en un movimiento.

Especímenes raros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora