noventa y tres.

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A Dan no le gustaba decirle adiós a su niño, quien lo besaba con cariño repitiéndole que lo iba a extrañar.

“Se sienten raros tus labios con ese piercing, amor” musitó, pasando su lengua por el metal y riéndose.

“¿Quieres que me lo quite?” Elijah negó, teniendo cuidado al besar a Dan al tener también un piercing en ese momento. “Me gusta...” musitó, tirando del labio de Elijah y tomando el piercing entre sus dientes.

“Dan, ¿no hay una posibilidad de que me hagas el amor antes de irme?” susurró el menor cerca de sus labios, soltando el cálido aire en la oreja de Dan y sonriendo una vez que el rubio gimió en su boca ante su lengua.

“Estamos en el aeropuerto, bebé. Eres un niño sucio...” dijo, tomando la maleta del lado de su bebé. “Pero no, cariño. Tu vuelo sale en diez minutos y no quiero que lo pierdas, te compré esto además” cepilló ambas narices y le tendió una cosa de exploradores que alguna vez había encontrado y lo había comprado pensando en su nene.

“Entonces me voy... ¿vale? Mi vuelo es el 342, te quiero mucho, mucho” lo volvió a besar. “¿Me vas a extrañar?”

“Mucho” confesó, abrazando al chiquillo mientras se anunciaba su vuelo y la boca de Elijah se transformaba en un puchero. “No quiero que te vayas, Eli.”

“Yo tampoco me quiero ir” le respondió, picoteando los labios de Dan en besitos pequeños llenos de cariño. “¿Nos vemos después?”

Dan estrechó más fuerte a Elijah entre sus brazos, besando su frente y sus mejillas, absorbiendo el aroma de su nene para mantenerlo en su memoria para siempre y subsistir en lo que no lo volvía a tener entre sus brazos. Elijah acarició el rostro de Dan y besó su nariz, sonrojándose al ver la mirada del rubio tan amorosa como siempre.


“Nos vemos después. Te amo, Eli, mi pequeño espécimen raro y prometido”

“Yo también te amo, Dan” le sonrió, una dulce sonrisa que acabó en un puchero cuando Dan mordió sus labios y se sonrojó nuevamente. “Bye-bye, mi amor”

Dan vio partir a su niño en el avión y fue a casa, gastando su día admirando la foto de ellos dos juntos pegada en el refrigerador y comiendo galletitas que su lindo bebé había hecho personalmente. Sacó a Eli y a Winah a pasear y en la noche se entretuvo viendo en la televisión programas de los Simpsons y recordó cuando Elijah solía leer sus libros raros de física cada vez que el rubio ponía el programa, sonrió inconscientemente y vio un libro de Elijah en su mesa, casi riéndose por no ser el único olvidadizo de la relación. Lo comenzó a leer y cambió al canal de noticias, porque Dan era alguien muy curioso como para no enterarse de lo que pasaba en el mundo.

Su corazón se detuvo por un momento al escuchar algo que hizo que el libro que estaba leyendo cayera al piso.

El mundo siempre le recordaba que él era Dan Miller.

Especímenes raros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora