setenta y ocho.

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A Dan le gustaba visitar Nueva York para ver a su niño, recientemente estaba sólo al no tener compañero de cuarto por lo que Dan siempre procuraba acompañarlo para quitarle esa sensación de soledad.

“Hola, bebé” saludó, sus labios juntándose en cuanto se vieron nuevamente. Elijah hizo morros contra sus labios, poniéndolos de patito y dándole muchos picos al rubio que procuraba acariciar el pequeño cuerpo de su niño. “¿Como estás, niño hermoso?” preguntó, endulzando su mirada al instante en el que clavó sus ojos en los ojos extraños de su niño.

Realmente no eran tan extraños, de lejos lo eran pero Dan tenía la costumbre de invadir el espacio personal de Elijah cuando se veían por lo que terminó descubriendo que los ojos de Elijah eran en realidad azules con demasiadas motitas verdes y depende de la luz podían ser azules, verdes o grises pero naturalmente eran azules con motitas verdes.

“Hola, Dan...”musitó entregándose a un nuevo beso, acariciando los pelitos rebeldes de su nuca que tanto le gustaba enredar entre sus dedos cuando crecían de más. “ Bien, amor, fui muy bueno en mi clase e incluso conocí en una conferencia a Stephen Hawking, él es realmente mi modelo a seguir” sonrió el menor, cepillando las narices de ambos con ternura.

“¿Debería ponerme celoso de eso o deberíamos celebrarlo...?” inquirió, doblando el cuello para posar sus labios en la piel blanquecina de su cuello desnudo.

“Celebrarlo, definitivamente. Y tal vez deberíamos hacerlo de esa manera pero...” Elijah hizo una mueca. “Hoy tengo planes con Owen para ir con él a un club, es la primera vez que voy a uno y él estuvo insistiendo hasta que le acepté y todo eso. Perdón, Dan...”

“Oh.”

Elijah sepultó su cara en el pecho de Dan, buscando más calor del rubio quien lucía algo afectado de no pasar el completo tiempo con su nene.

“¿Debería acompañarte?” el menor asintió, exponiendo su punto de que realmente no era muy bueno en el alcohol y además no quería hacer una tontería que involucrara la relación de ambos. “Está bien, bebé, dame un beso” pidió, lamiendo el labio superior del castaño quien comenzó a reír ante el acto sorpresa de Dan.

Elijah obedeció, tomando el rostro de Dan en sus manos y parándose de puntitas para besarlo mejor (no, no como el lobo), besarlo mejor de la acción de entrelazar sus labios en una danza lenta, rozando sus lenguas al abrir su boca y presionarse contra la superficie que tenía más parecido a recta que encontraron, sus labios cepillándose mientras se reían y suspiraban en los labios del otro antes de volver a unir sus labios en un pico.


En la noche, Elijah tomaba con nerviosismo la mano de Dan esperando entrar al club nocturno porque al parecer Owen, su novia y un amigo ya estaban ahí. Cuando llegaron hasta la entrada, los detuvieron de repente.

“¿Cuántos años tienes, niño?”

Elijah frunció el ceño: “21”

“¿Identificación?”

Elijah rodó los ojos: “Se la he estado tendiendo hace como unos cinco minutos.”

“Él es legal, si no lo fuera no me lo follaría tan fuerte. ¿Quiere una demostración?” intervino Dan, apretando el agarre en la cintura de Elijah.

El sujeto negó y los dejó pasar, Dan no pudo más que sonreír y besar en la coronilla a su dulce niño que al pasar aquella entrada casi se ahoga por el humo de cigarro que se sentía.

Olía mucho y Dan no estaba tan seguro de dejar a Elijah pasar porque no quería perjudicar su salud pero nunca había visto a su novio borracho por lo que definitivamente eso se convertía en un morbo de puta madre que le apretaba la ingle.

Especímenes raros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora