Especímenes raros.

treinta y nueve.

A Dan le gustaba la sensación de amar. Bueno, aún no le había dicho realmente a Elijah aquellas palabras textualmente pero lo empezaba a sentir.

Su corazón se hacía puré de papa cada vez que compartía un beso con el menor y se hacía mole cuando ellos tenían un acercamiento de más. Se había quedado en casa de Elijah para ayudarle con el gatito y entonces habían ido juntos a la Preparatoria; a medio camino, Dan se dio cuenta que en realidad ellos no hacían muchas cosas de pareja porque en realidad no se tomaban de las manos y no habían tenido una cita realmente, por lo que en un impulso, Dan tomó la mano del pequeño quien dejó de hablar al sentir como sus dedos se entrelazaban.

“Tengamos una cita, ¿vale?”

Elijah asintió, abrumado por las sensaciones en su interior y el circo dentro de su estómago. Besó los labios de Dan en un impulso y unió ambas manos con las del rubio, alzándose de puntitas y repartiendo más dulces besos en los labios de Dan.

Dan se aseguró de anotar mentalmente que debía tomar de la mano al menor si quería que se portara tan lindo y tierno.