ochenta y uno.

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A Dan le gustaba hablar con Elijah en Skype, últimamente eran como antes o sea, Dan hablando como perico y Elijah, apoyando su rostro en su mano con la típica pequeña sonrisa en sus labios y escuchando con atención a Dan.

"Dan..." habló el menor, quitando su posición anterior y colocándose los lentes. Dan le hizo un gesto para que siguiera hablando y entonces Elijah tomó una respiración ptofunda. "¿Puedo ir a Seattle?"

Dan ladeó la cabeza, no entendiendo porque Elijah le preguntaba eso cuando él podía venir cuando quisiese y no debía ni preguntarle porque Dan no era el dueño de Seattle.

"¿Por qué preguntas, gatito? Obvio que sí, me gusta verte siempre."

Elijah sonrió plenamente, sonrojándose en el proceso y escondió su sonrisa con sus manos.

"¿Un nuevo tatuaje, bebé?" Elijah asintió mientras abrazaba su almohada. "¿Cómo puedes hacerte uno si eres un bebé llorón? Te admiro bebé."

Elijah se sonrojó furiosamente, sus orejas se colorearon de rojo y musitó un: "calla, Dan..." que no fue obedecido por Dan, quien siguió halagando a Elijah sin darse cuenta de que el menor cada vez más se deshacía ante sus palabras y su corazón se agitaba cada vez más con el paso de sus palabras.

"Eres lindo."

"¿Crees que soy lindo?"

Dan frunció el ceño, cruzándose de brazos y haciendo un puchero: "Mi novio es jodidamente lindo, adorable, llorón, hermoso, inteligente, un niño friki y una buena persona, pensé que ya lo sabías, es decir, ya lo habías preguntado y yo ya te había respondido."

"Pero a lo mejor cambiaste de opinión por lo de hace tres meses, a lo mejor no soy la misma persona para ti y a lo mejor tú sólo estás conmigo porque me tienes un poco de pena, está bien es decir, tú eres una buena persona y amable conmigo..." musitó, sus dedos moviéndose más rápido conforme sus nervios crecían.

Dan se quedó callado por unos momentos asimilando la información y frunciendo el ceño cada vez más, sintiéndose algo ofendido con lo que decía el pequeño gatito de ojos rojos.

"Tú eres alguien que se esfuerza para dar lo mejor de ti cuando estás conmigo, tú siempre das todo lo que puedas ofrecer, tu siempre estás sintiéndote bien con la persona que eres. Estoy algo triste con eso, necesito tiempo para recuperar lo que tenía en mis manos contigo, todo se está quebrando y fue mi error. Está bien si no lo dices, Dan, pero yo siento que tratas de hacerme sentir bien aunque claramente sigas algo enojado, puedo verlo porque no soy un tonto que ha caído por ti a la ligera, conozco tus expresiones porque sueles demostrarlas en tu rostro y en tu lenguaje corporal y sé que esto ya no es igual y a decir verdad tengo miedo..."

La voz de su dulce niño, quebrándose junto a sus ojos derramando lágrimas cada vez más frecuentes; el corazón de su pequeño gatito, tan lastimado y roto por algo que había hecho y que no se podía perdonar; sus manos pequeñas, temblando y llenándose de las lágrimas que trataba de tapar inútilmente. Él, su hermoso bebé autodestruyéndose con sus propios pensamientos que llegaron hasta un punto en el que ya no pudo resistirlo más.

"¿Acaso soy un idiota? Lo siento Dan, soy sólo un ridículo niño de casi 22 años que no puede hablar a la cara con su novio porque termina recordando lo que sucedió y se siente de la más horrible mierda, incluso Eli el gato odia estar conmigo y suele pasar de largo. Vaya mierda, ¿no?"

"Sí, vaya mierda..." respondió Dan.

Elijah apretó los labios y talló sus ojos, casi obligándose a no llorar.

Especímenes raros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora