005:"Un nuevo amigo con problemas de personalidad"

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-¿Tienes alguna enfermedad relacionada con el cambio de humor?-

La pregunta había salido de mi boca y no podía hacer nada para retirarla. No había pensado, y era culpa de este chico que cambiaba de estado de un segundo para el otro.

Me ponía nerviosa y supuse que él lo sabía.

Sonrió y sus dientes brillaron un poco mientras lo observaba de perfil.

Él estaba limpiando alguna cosa y yo estaba tratando de descifrar su personalidad.

-No, ¿por qué lo decís?-

Claramente estaba jugando conmigo porque sabía la respuesta.

-Por nada- mentí mientras me limitaba a mirarlo -No hagas cosas así, Kian-

Giró apoyando su cadera en la encimera. Sus ojos me observaron serios, él estaba tratando de leerme y estaba bien con eso porque era bueno que él pudiera ver cuan mal me ponían estas cosas.

-¿Qué cosa?- preguntó como si no hubiese visto el desagrado en mi rostro.

Pensé que por primera vez había entendido mi disgusto.

Moví mis manos entre nosotros -Esto. Deja de hacerlo- seguía mirándome como si fuera un bicho raro. Y así es como me sentía y me molestaba que sea así desde la situación hace unas horas en la piscina.

-Seamos amigos- soltó de un rato para el otro, después de haberme inspeccionado con sus ojos por un par de segundos.

Arrugue mi cara porque este chico me hacía perder el hilo de las conversaciones, ni siquiera me acordaba que era lo último que yo había dicho.

-¿Amigos?- no había nada malo en ser amigos pero él iba a tener que dejar de hacer una o dos cosas para que realmente lo seamos.

Asentí.

-¿Amigos?- volví a preguntar. Su cara no mostraba ningún indicio de nada. Estire mi mano hacia él -Hola. Me llamo Noa- sonreí en su dirección porque esto era patético, pero por lo menos él estaba sonriendo.

Estiró su mano y ambos ignoramos la electricidad cuando nos tocamos.

Pasé por alto el hecho de que mi corazón golpeó fuerte en mi pecho y que no sentía bien llamar a Kian amigo o llamarlo lo que sea, porque perteneciamos a mundos diferentes y no sabía qué nombre darle a esto.

-Kian Lawley- tiré mi mano hacía atrás porque los amigos no sienten las cosquillas que yo sentí cuando tocamos nuestras manos.

Mi celular sonó en alguna parte de la casa para ayudarme a escapar de la situación incómoda.

Corrí lejos de Kian en busca del pequeño aparato que se encontraba zambullido en el sofá del gran living.

-¿Dylan?- el chico rió a carcajadas del otro lado y traté de sonreír e ignorar a Kian en el marco de la puerta.

Si él me lo hubiera pedido habría puesto la llamada en altavoz, porque al parecer no tenía intención en dejar de escuchar mi conversación.

-Hola, pequeña ¿no ibas a llamar?- lo imaginé haciendo algún tipo de mueca extraña.

-Claro que lo iba a hacer- hice un ruido con los labios -¿Qué pasa?-

Dylan era el único y mejor amigo que tenía. En casa conocía a varias personas pero solo contaba con Dylan en todos mis momentos. Es quien me hace reír y quien me da buenos consejos y hasta es el chico que peleó en la secundaria por mi.

-Solo te extraño- suspiró -Nadie está disponible para que practique mis peinados- podía imaginarlo totalmente frustrado por eso.

-Yo también te extraño y sé qué vas a encontrar algo para hacer con tus manos inquietas, bebé- me reí y me alegré cuando escuché su risa -¿Cómo está todo?-

-¡Genial!- mentía, podía oler su mentira a kilómetros.

-Ahora la verdad, Dylan- me tiré en el sillón.

Balbuceó cualquier tipo de tontería y suspiró -¿Te refieres aparte del hecho de que estés a no sé cuántos kilómetros de distancia alejada de mi?- hice un ruido con la garganta, dando a entender a que a eso me refería -Está bien, pero que conste que es una tontería porque el chico no es para vos- no entendía de qué hablaba y cuando habló de algún chico mire a Kian todavía escuchando mi conversación, le hice señas para que se alejara pero simplemente me envió dagas con los ojos -Alec está saliendo con Roni- oh.

Si, oh.

No es que molestara, sino que no sentía nada.

¿Tendría que estar llorando o riendo?

-Suena bien- sé que, tal vez, tendría que estar revolcandome en el piso mientras lloro por mi corazón roto, pero nada de eso paso.

"Pinky promise?" | Kian Lawley. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora