"Pinky promise?" | Kian Lawley.

010:"Piernas del infierno y buscando a Sam"

Hace media hora Sam me había enviado un mensaje diciendo que él traería pizza y alguna que otra cosa para nuestra noche de películas, y hace diez minutos que la música de allá afuera estaba taladrando mi cerebro.

Podía escuchar a la gente llegar y gritar o lo que sea que estén haciendo.

No había visto a Jc desde que me prometió que no bebería como si el alcohol en el mundo se terminara hoy.

Tres golpes en la puerta me distrajeron de la serie que estaba viendo. Puse pausa y deseé que Sam haya comprado pizza margarita.

Oh.

-¿Qué estás haciendo, chico?- pregunté cuando vi a Kian entrar en la habitación después de hacer que me mueva hacia atrás.

Cerró la puerta con llave.

-No me digas chico- frunció el ceño en mi dirección.

Levanté mis manos e hice una mueca porque no entendía a qué se debía tanto mal humor.

-Está bien ¿Qué pasa?- caminé hasta estar a un lado de la cama, ignorando su humor.

-Sam no llegó - confirmó.

Miré la habitación dando a entender que no, no había llegado -¿No es obvio?- hice un círculo con las manos para que viera que el chico no estaba.

Mientras lo miraba parado delante mío sin decir nada me imaginé qué podía haber pasado.

Golpeé mi frente -No me digas que ni siquiera pasó una hora de fiesta y Jc está borracho- estaba dándolo como un hecho.

Arrugó su cara y negó con la cabeza -No-

-¿Entonces?- y por primera vez desde que entró a la habitación lo observé bien.

Estaba vestido como si saliera de una portada de modelos.

Mis manos comenzaron a transpirar al darme cuenta de lo hermoso que estaba esta noche y además pude sentir su fragancia desde el momento que cruzó la puerta, había ignorado esto pero ahora no podía hacerlo porque llenó la habitación con su perfume.

-Solo vine a hablar contigo. Estaba aburrido-

¿Okey?

Yo estaba segura que allá fuera había una centena de personas con las que él pudiera pasar un tiempo genial.

No entendía.

-Está bien- dije todavía algo desorientada por él queriendo pasar tiempo conmigo -¿De qué quieres hablar?- se acercó a mí y la distancia entre nosotros ahora mucho más corta.

-En realidad no quiero hablar en absoluto-

¿Qué?

En un movimiento rápido las manos de Kian se aferraron a mi nuca y estrelló su boca con la mía. Sus labios tomaron control sobre los míos.

Una de sus manos bajó por mi costado hasta llegar a mi culo, apretarlo y tirar de mí para estar más cerca y eso hice, mis pies subieron a las zapatillas de Kian para tratar de estar un poco más a su altura.

Algo que no pasó, porque el maldito me llevaba como dos cabezas de diferencia.

Pasaron unos segundos hasta que pude nivelar el ritmo del beso. Su boca estaba desesperada y la mano en mi culo no dejaba de apretar.

Estaba en mi nube nueve.