060:"Diferencias entre Boo y Kayla, y Cami y Kayla"

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Kian point.

Las noches ya me parecían iguales, y los días no tenía idea de cómo eran, porque lo único que hacía era tratar de dormir.

Un corazón roto podía afectarte de esta manera y era algo que me empezaba a asustar, aunque lo esté tratando de ignorar por completo.

No podía volver a casa solo, necesitaba alguien que pudiera callar este dolor.

No lo conseguí.

No podía hacer eso, no quería traer a una chica a casa. Se sentía incorrecto hasta para mi situación.

La mejor manera de anestesiar mis sentimientos era el alcohol, que tampoco ayudaba tanto como lo necesitaba.

El olor a humo quemó en mis fosas nasales. La bruma gris estaba expandida por todo el lugar y no sabía si preocuparme más por los malos y baratos detectores de humo, mientras estaba rodeado de idiotas que en cualquier momento podrían olvidarse un cigarro encendido y hacer realidad el sueño de Dylan, o de este chico tratando de robarme mi jugada en la mesa de poker.

Su cara de superado por la cantidad de ceros que tenía su cuenta bancaria, la de su padre mejor dicho, estaba a punto de desaparecer cuando se enterara de mi suerte en el juego.

Sonreí un poco, era cierto aquella historia de 'afortunado en el juego y desafortunado en el amor'.

-Espero sepas perder- hice una mueca y me encogi de hombros.

El chico me sonrió fanfarrón.

Bajó sus cartas despacio, como si se tratara de alguna película de Hollywood y cuando vi su pobre, pero no tan mala mano no pude evitar sonreír.

-Eres bueno- hablé casi por primera vez en la noche, mientras observaba como el pecho del morocho se inflaba con mis palabras.

No quería romper su ilusión y desinflar su sueño, pero eran las reglas del juego.

Bajé mi mano y su cara fue palideciendo a medida que veía mis cartas.

-Lo siento, chico- realmente lo hacía, pero así era esto. Ganas o pierdes.

Mi mano era demasiado buena. Escalera de color ¿quién iba a decirlo?

Gané con una muy buena mano.

El chico abrió sus ojos y leí su movimiento en cuanto dio una mirada hacia los costados.

-No lo hagas- susurré como si entre todo este bullicio podría escucharme.

Empujó su silla hacía atrás y empezó a correr hacía la puerta trasera.

Vi a los monos de Mike corriendo detrás de él, mientra yo solo me quedaba sentado sin hacer nada por el chico o por mi. Solo estaba en el lugar, o algo parecido.

Estaba en esta especie de burbuja que no puedes atravesar. Ni siquiera sabia si la música seguía encendida o no.

¿Para qué quería tanto dinero si no tenía con quien compartirlo?

Mi familia quedaba totalmente descartada. Ellos nunca aceptarian algo de mi parte, aunque podría dejarlo como una donación o algo de ese estilo. Si, era una buena idea.

"Pinky promise?" | Kian Lawley. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora