Despertarme con Kian al lado se sentía muy bien, automáticamente se dibujó una sonrisa en mi rostro.
Abrí mis ojos y toqué sus manos en mi cintura, apretándome contra su pecho. Sus piernas abrazaban las mías y su boca soltaba suspiros en mi nuca de vez en cuando.
Giré para poder apreciarlo y creí nunca haber visto algo tan hermoso. Tampoco nunca creí ver tan atractiva a una persona dormida, pero él me parecía hermoso de cualquier modo.
-Me estás dando miedo- dijo con los ojos cerrados.
Su voz, acompañada con las caricias de sus manos en mi cintura descubierta me hicieron temblar.
Me moví antes de que se de cuenta y lo escuché quejarse, pero sus palabras fueron amortiguadas cuando se puso boca abajo contra la almohada.
Lavé mi cara y apliqué una de esas cremas raras que Dylan me había regalado, supuestamente era para granos y barros negros en la cara y por ahora me estaba dando resultado.
Casi escupo mi cepillo de dientes contra el espejo cuando Kian entró al cuarto de baño y apretó mi cintura.
Lo miré a través del espejo y seguía sin creer lo hermoso que alguien podía llegar a ser recién despierto. Su pelo revuelto y su cara hinchada se me hacían la cosa más tierna que había visto.
-Hola- dijo en un susurro y besó mi cuello.
Hice un ruido raro con mis labios, porque claramente seguía cepillando mis dientes.
Ruidos se escucharon en la puerta y Kian volvió a dar un beso a mi cuello y fue a averiguar qué era con una mueca de confusión. Terminé de cepillar mis dientes, cuando una masa de pelos rubios caminó en mi dirección, moviendo su cola.
-Hola, Hazey. Estás hermosa hoy- me agache a la altura de su cuerpo y acaricié su rostro, ella besaba mi mano y trató de besar mi rostro un par de veces -¿Y tu papá?- le pregunté cuando no vi a Kian en ninguna parte de la habitación.
Hazel sólo siguió moviendo su cola, y después de unos minutos Kian cruzó la puerta con un cepillo de dientes en su mano.
Fue en dirección al baño, mientras yo me ponía de pie y buscaba algo de ropa para hoy.
Sonreí cuando me di cuenta que estábamos haciendo cosas cotidianas juntos.
Sigo siendo una estúpida chica cliché.
-Estoy listo para los besos- Kian salió del baño sonriéndome.
-¡Al fin!- exagere.
-¿Sabes que te hubiese dado un beso igual, cierto?-
-¿Por qué no lo dijiste antes?-
Caminó hacía mi y estiró sus brazos en mi dirección, los cuales yo acepté. Me abrazó y besó mi cabello repetidas veces.
-¿Tienes hambre?- preguntó acariciando mi espalda, yo asentí.
-De tus besos- levanté mi rostro de su pecho y levanté mis cejas, sonriendo.
Él empezó a reír.
-¿Fue bueno, cierto?-
-Sí, lo fue. Voy a empezar a usarlo- dijo entre risas, cuando comenzó a acercar su boca a la mía.
Besó mis labios, tiró, mordió y jugó con ellos y eso me hacía reír.
-No te rías cuando te beso- trató de sonar serio, pero su sonrisa lo delataban.
-Es que ...- antes de terminar besó mis labios un poco más feroz, dejando que su lengua toque la mía.
Después de nuestro beso, el cual pensé que iba a durar más, su mano golpeó mi culo.
-Vamos a desayunar. Ponte algo de ropa. Te espero en el auto-
-¿Kian Lawley me está invitando a salir?- abrí un poco mi boca, exagerando la situación.
-Oh, solo cállate y vamos- besó mis labios una ultima vez antes de salir de la habitación.
La casa estaba silenciosa, supuse que Jc estaría durmiendo, así que seguí mi camino en dirección al garaje.
Kian estaba con sus lentes de Sol y su gorra color rojo hacía atrás, lo hacían el chico más sexy que haya visto nunca. Vestía unos jeans negros, que combinaban con sus chucks* y en su torso una impecable remera blanca, que estaba siendo tapado por un abrigo.
Creí que iba a ser la única loca usando abrigo en Los Angeles, pero al parecer me equivocaba. El día estaba siendo un poco frío y con viento, me parecía raro asociar a Los Angeles con las nubes de lluvia que flotaban sobre nosotros.
-Al fin- me sonrió y abrió la puerta del copiloto para mi cuando notó mi presencia.
-Ni siquiera tarde tanto- hice mi camino hasta la camioneta.
-Lo sé- besó mis labios y se alejó en cuanto mi culo tocó el asiento, cerrando la puerta por mi.
-Así que, ¿A dónde vamos?- habló con sus ojos fijos en el portón que se estaba abriendo.
-No lo sé. No conozco Los Angeles- abrió sus ojos y me observó.
-¿Me estás diciendo que estuviste todo este tiempo en Los Angeles y no lo conoces?-
Me volví a achicar de hombros -Conocí la playa-
-Ah, y también el restauran al que me llevó Sam-
Ahora que lo pensaba, no, no conocía mucho de Los Angeles. No es como si hubiese disfrutado muchísimo y tampoco quería molestar a Jc, él tenía su vida y una novia.
-¿Por qué ni siquiera ...- no terminó la frase y pude notar que estaba enojado -Tendrías que haberme dicho. Te hubiese llevado a distintos lugares- pasé por alto que ignoró cuando nombré a Sam, porque estaba segura que hoy no quería discutir por nada.
-Estabas ocupado- era cierto.
Él tenía una novia.
-No, no lo estaba- me miró en cuanto el semáforo pasó a rojo -Vamos a ir a desayunar y luego podemos ir a un lugar-
-¿Algún lugar que quieras conocer?- agarró mi mano y la entrelazó con la suya, apoyándolas sobre la palanca de cambios. Sus ojos estuvieron una vez más en el frente.
-No lo sé. Hollywood ¿tal vez?- yo realmente no sabía. Nunca había imaginado estar en Los Angeles y ahora que lo pensaba siempre había soñado con ver las estrellas en el piso de cemento, o comparar si mi mano era parecida a la de Jennifer Aniston.
-No preguntes. Lo vamos a hacer, hoy no, pero mañana en la noche ¿qué dices?- asenti un poco más eufórica de lo que creía -Hoy te voy a llevar a mi parte favorita del muelle-
*chucks*: zapatillas converse.
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"Pinky promise?" | Kian Lawley.
FanfictionTemporada 1 Terminada. Todos los derechos reservados a likethewonderland©.