Mi corazón latía descontrolado a medida que nos acercábamos a donde sea que estemos yendo.
No sabía a dónde nos dirigíamos, pero mi cuerpo parecía saber que tan cerca estábamos de aquel lugar, porque a medida que hacíamos nuestro camino los nervios iban aumentando.
Kian no había dicho mucho de todos modos, ninguno lo había hecho y por ahora estaba bien con eso.
-¿Esto?- pregunté cuando un edificio se empezaba a mostrar delante de nosotros. Su aspecto desarreglado, sucio, abandonado e inseguro me puso los pelos de punta.
Una vieja escuela, aquí iba a ser la pelea. Lia me había regalado una mirada que confirmaba lo anterior.
¿En qué me estaba metiendo?
-Igual que siempre, Kian. Entras haces lo tuyo, cobramos y nos largamos del maldito lugar. Esta vez es distinto- desde el asiento trasero no podía ver el rostro de mi primo, pero parecía que sus palabras eran importantes, tanto para él como para Kian quien asintió con su cabeza sin chistar.
La pierna de Kian subía y bajaba, y también pude notar que varias veces secó las palmas de sus manos en sus jeans.
-Lo sé. Solo terminemos con esta mierda- sus ojos me observaron por el espejo retrovisor antes de abrir la puerta y bajar del jeep.
Miré a Lia quien acomodaba su cabello como si estuviera por bajar a un maldito casting para ver si era la próxima chica MTV.
-Vamos- ordenó luego de guardar sus cosas en aquel diminuto bolso.
Cerré mis ojos y tomé el aire que creía necesario para lo que iba a presenciar en unos minutos. Cuando estuve lista iba a tirar de la manija, pero alguien se me adelanto, casi haciendo que caiga de cara al pavimento.
-¡Kian!- me quejé, saltando fuera del jeep.
Me observó y yo hice lo mismo. Su cabello estaba volviendo a su color natural y eso me gustaba. Quería tirar de él dentro del jeep y obligarlo a volver a casa, donde sabía que iba a estar sano y salvo.
-¿Qué te estaba tomando tanto tiempo después de todo?- cuestionó y yo giré los ojos.
Un brillo en su nariz me desconcentró, una vez más.
-¿Qué es eso en tu nariz?- esta vez la preocupada era yo.
Cerré la puerta del jeep y escuché como Jc activaba la alarma. Kian levantó una ceja.
-Mi piercing- dijo obvio mientras empezábamos a caminar.
Giré los ojos -Ya sé eso, Sherlock- suspire y lo perdoné porque creí que estaba nervioso y por eso hablaba como un idiota, pero todos sabemos que no es cierto porque Kian es un idiota tiempo completo.
-¿No crees que es peligroso andar con eso en tu nariz cuando vas a recibir golpes en tu rostro?- lamí mis labios y continúe con mi teoría -Es decir, ¿te imaginas si te lo arrancan?- la simple idea me causaba dolor.
Los dedos de Kian se entrelazaron con los míos -Tienes razón. Cuando Jc encuentre un lugar me lo saco y tienes que cuidar mi bolso ¿está bien?- junté mis cejas.
Toda esta situación a Kian lo ponía muy fácil de manejar y me alegraba que por lo menos haya estado en este estado para que se saque el piercing de la nariz durante la pelea.
Sabía que eso era nada a comparación de los golpes que iba a recibir allí, pero aunque sea pude impedir uno de los tantos dolores que va a tener más tarde.
Las manos de Kian se cerraron en mis brazos y su rostro estaba frente al mío -Vas a quedarte aquí. Ni un paso más ni un paso menos. No importa lo que veas, no importa lo que pase, no te separes de Jc y Lia- aclaró lo último como si quisiera tatuar las palabras en mi cerebro -Súbete a la silla para que pueda verte- besó mi frente y sus brazos me rodearon.
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"Pinky promise?" | Kian Lawley.
FanfictionTemporada 1 Terminada. Todos los derechos reservados a likethewonderland©.