Epilogo

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El Dios caminaba en los pasillos del inframundo después de un tiempo, decidió que perdonar a Hades por asesinar al amor de su vida era justo lo que tenía que hacer después de un par de años.

El rubio lo miro y le sonrió, no hicieron falta palabras ambos se dieron un fuerte apretón de manos, Niall lo acerco suavemente y le palmeo la espalda.

- Te tomo bastante tiempo perdonarme Louis.

- Tenía que reflexionar un poco, supongo que al final si que me salvaste de hacer una estupidez. Todo esta como antes, sin castigos, con libertad.

- Sabía que tarde o temprano lo comprenderías.- Louis asintió y hubo un silencio incomodo.

- ¿Dónde está Zayn? ¿No has hablado con él? ¿Ya te perdono?

- No realmente, no creo que le resulte fácil perdonarme si te soy sincero. Además recién me dijeron que nadie sabe nada de él desde hace años.

- Pero ¿cómo? ¿Qué no saben arriba donde esta?

- Nadie sabe nada de él.

- ¿Nada?

- Solo que sigue vivo por algún lugar del mundo.

- Le será difícil superarlo, ojala pudiésemos estar ahí para él.

- Lo mismo pienso.- dijo Niall mirando al suelo.

- ¿Hay algo que no me has dicho aún Horan?

- Hay algo Louis.

- ¿Qué pasa?

- Al cortar el hilo, yo...

- ¿Si?- Niall dio un suspiro.

- Cometí un error.

- ¿Un error?

- Louis yo no tengo la naturaleza para hacer eso.

- ¿Y eso que mierda quiere decir?

- Elizabeth está... condenada a reencarnar una y otra vez, sin descansar en paz, sin morir por completo.

Louis se atraganto con su propia saliva ante la noticia.

- ¿Qué quiere decir eso?

- Ella está por ahí en algún lugar del mundo, en este momento.

- ¿Hace cuánto reencarno?

- Unos años, justo cuando murió.- dijo Niall con pena, Louis corrigió automáticamente su postura y algo brillo en sus ojos- No iras de tras de ella esta vez amigo...


19 de Noviembre -

Me encontraba de nuevo en aquel café, me sentía patético y no podía dejar de recordarme a mi mismo que era algo así como un perro lastimero. Pero era toda la verdad.

Me había aferrado en cuerpo y espíritu a todos los recuerdos con Elizabeth, especialmente a aquel café, todas las tardes aparecía por aquí, comprando donas glaseadas y un café americano justo como aquella vez. Mi cuerpo no podía enfermarse pero estaba seguro de que así debía sentirse, no tenía mentalmente la fuerza para nada.

Me resultaba inaceptable y patético como el hombre, no, como el Dios de la fuerza bruta, la guerra, de la sangre y brutalidad, se encontrara lloriqueando en las esquinas y retorciéndose en su dolor día a día, pero no podía hacer nada.

Un fuerte suspiro salió de lo más profundo de mi garganta y decidí dejarme de melodramas, por favor, Ares basta. Solo regresa al Olimpo y has algo por tu vida. Como si fuera tan fácil joder.

Me acerque a donde estaba la familiar cajera de cabellos dorados y saque mi billetera de mi bolsillo trasero, levante apenas la mirada para hablarle.

- Fue un café americano y unas...

- Donas glaseadas, lo de siempre.- me interrumpió sonriente.

- Así es...

- Zayn ¿verdad?

- Zac.- corregí sin muchas ganas y sonrió.

- Okay Zac, fueron siete dólares con ochenta y tres centavos.

- Mantén el cambio.

- ¡Gracias! Que tengas lindo día y nos vemos mañana por aquí.

- Si... probablemente, adiós.

Salí en busca de un taxi para dirigirme al condominio que había comprado por aquí cerca, no tenía ánimos de caminar, hice una señal y sentí un ligero golpe en el muslo. Baje la mirada confundido para encontrarme con una pequeña niña de cabellos castaños y lacios.

- Lo siento cariño.- me incline suavemente poniéndome a su altura para poder mirarla bien, la pequeña tallaba sus ojos ya rojos por tanto llorar, por algún motivo sentí algo muy impropio de mi.... compasión. Le aleje un mechón de cabello achocolatado del rostro intentando ser gentil.- ¿Por qué lloras muñeca?

Una ola de dolor me invadió el pecho al soltar aquellas palabras, pero no era momento para eso.

- Mis papás me han abandonado señor...- soltó con un sollozo y me abrazó por el cuello.- Porque soy un bicho raro.

- Oh cariño, lo siento mucho, ¿Qué puedo hacer por ti?- le pregunté pero más bien la pregunta era para mi mismo, ¿por qué me involucraba en esto? Aun así sentí rabia por los desalmados que dejaron a una pequeña de no más de seis años.

- ¿Puedes ayudarme?

- Realmente no lo sé...- la pequeña se hizo hacia atrás permitiéndome observarla por primera vez, era una niña bastante tierna, ¿por qué sus papás no iban a quererla? Tenía los cabellos como una baba color chocolate calleándole por el costado de su rostro, era además muy chiquita de estatura, debía tener cinco años quizá.- ¿Ya comiste algo?

La niña negó con la cabeza y fue entonces que levanto la mirada. Sentí como de pronto deje de respirar e incluso me atragante un poco. Sus ojos... jodidamente grises como solo había visto unos en todos mis años de vida, la punta de su nariz e incluso el pequeño lunar en el pómulo izquierdo. La conocería en cualquier lado.

- ¿Cuál es tu nombre pequeña?

- Soy Anne.

- ¿Anne?

- Si, Anne Elizabeth Nichols.


"oh Dios mío..."


-

Ahora si, oficialmente termina Shades, gracias a todas las personas esperaban capitulos! a aquellas llamadas "lectoras fantasma" me gustaría pedirles que dejaran un voto por lo menos en el epilogo, y bueno gracias a todos los lectores que dejaban votos y a los que no también, ¿por qué no? Esta fue mi primera novela como dije anteriormente y esperen Hidden, la segunda temporada de Shades, considero que esta mejor redactada sinceramente, espero que continúen leyendo esta serie y bueno sin más me despido, ¡muchas gracias por leer!



Shades - Zayn Malik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora