Autocinema

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- Así que tú también lo piensas.- Escuche su voz y sus brazos me envolvieron por la espalda.- Pero que diferentes pensamos las cosas muñeca.- Zayn me giró para ver directo a mis ojos limpiando mis lágrimas con su pulgar.

- ¿Qué dices?

- Es tan útil que pueda leer tu mente, nunca me lo hubieras dicho de lo contrario.

- ¿Escuchaste?

- Si. Pero me doy cuenta que aunque pensamos lo mismo, lo pensamos de manera diferente.

- ¿A qué te refieres?

- Yo pienso que yo no puedo darte lo que tu en algún momento querrás Elizabeth, puedo estar contigo para siempre si de mi depende, pero sé que tú querrás a una persona que este a tu lado luciendo como tu pareja y no como tu hijo de veinte años, qué querrás que tus hijos vean a su padre como eso, como un padre, no como un hermano mayor, me destroza pensar que solo soy tu amor adolescente que eventualmente olvidaras. Tú eres la única mortal, la única mujer, escucha la única, que me ha enamorado de esta forma. Yo daría todo por ti Elizabeth, si tan solo pudiera...- beso mi frente.- Daría mi inmortalidad para envejecer a tu lado, para morir juntos. Estuve buscando...

- ¿Qué?- me apresure a preguntar.

- Viejos libros griegos.

- No entiendo.- solté después de un silencio.

- Puedo ceder mi inmortalidad, es complicado y más porque soy Ares, pero se puede, yo no soportaría vivir cuando tú...- trago saliva.- mueras. Quiero morir contigo cuando llegue el momento, quiero tener una familia, quiero ser normal para ti. Es difícil pero tengo tiempo, mi edad mortal es de veinte, puedo lucir hasta de veinticinco o algo así y tu tienes apenas diecisiete años, cuando llegues a los veinticuatro, yo habré conseguido mi mortalidad y podr-

- No renuncies a lo que eres por mí.- lo interrumpí.

- Renunciare a todo por ti Elizabeth, sé que es mi destino, tu lo eres.

- Zayn...- sus labios chocaron contra los míos transmitiéndome seguridad y un montón de calma, no sabía como lo hacía, estaba segura de que era cosa de dioses pero agradecí aquello, me deje llevar por el beso, quizá era cosa de destino, quizás teníamos que estar para siempre juntos.

- Te amo mi Elizabeth.

- Yo te amo a ti.

- Nunca quiero que tengas inseguridades como esas de nuevo ¿de acuerdo? Además, jamás me iría con alguien más joven, tú eres la persona más joven con la que he salido en mi vida.

- Claro, las otras tenían tres mil años de vida.

- ¿Lo ves? No hay de que preocuparse.- sonreí.- No hay que preocuparnos por ahora de eso, ¿vale?

- Esta bien.

-Quiero invitarte a salir.

- ¿A dónde?

- Es una sorpresa, pero primero necesito un auto.

- ¿un auto?



Habíamos llegado a un lugar que creí que nunca visitaría.

- Dios mío Zayn.- solté con emoción.

- Recuerdo que hace unos cincuenta años, esto era lo mejor del mundo.- el auto fue estacionado frente a la enorme pantalla del autocinema.

- Nunca había venido a uno.

- ¿De verdad? Bueno supongo que no, esto era lo máximo en los 50s.

- Hablas como un anciano.- reí.

- Amor, ¿recuerdas que lo soy?

- ¿Sabes a veces lo olvido? Suelo olvidar que no eres solo mi novio, sino una divinidad griega.

- Mhm, me gusta ser solo tu novio.

- Estoy enamorada de mi Dios Ares.

- Y Ares esta loco por ti.

- ¿De verdad?

- Fui a rentar un jodido carro cuando miré que harían este evento para traerte a una cita, dímelo tú.

- Muy romántico.- lo bese.

- La verdad lo hice solo porque amo esta película, siempre quise ser Danny Zuko.

Gire mi vista a la pantalla cuando el nombre "GREASE" iluminó el estacionamiento. Zayn sacó golosinas del asiento trasero y un montón de frituras.

En definitiva Zayn parecía un personaje salido de aquella película gire a verlo y sonreí al verlo tan concentrado en el comienzo, mire sus facciones y me pregunte si podría existir un hombre más perfecto en el mundo que él.

La respuesta fue obvia: No.

- Ven aquí amor- dijo y me abrazo, recargue mi cabeza en su hombro y comencé a mirar aquella película. Cada una de las vestimentas de esos chicos me hacía pensar en Zayn, los copetes, las chamarras de cuero, las botas de motociclista, las camisas negras, los pantalones, aquel estilo de chico malo.

- Oh, me hubieras visto en los ochenta.- dijo divertido, intuí que había escuchado mis pensamientos.- Danny Zuko era mi gurú de estilo. Era casi su replica.

- ¿Cómo te vestías antes de eso?

- En realidad casi igual, solo otro corte de cabello y no tanta piel en la ropa.

- ¿Hay algo con lo que no te veas bien?- me sonrió.

- ¿Me besas?

- No lo sé.

- Si no me besas igual voy a robártelo.

Rodé los ojos pero me incorpore para unir nuestros labios, su aliento tenía un ligero sabor a menta y sus manos fueron agiles cuando tiró de mi cintura acercándome más a él.

- Te amo tanto mi Elizabeth.- dijo entre el beso y su lengua entro a mi boca, el beso era esta vez muchísimo más intenso y pasional, yo realmente lo estaba disfrutando. Sin que él hiciera un solo esfuerzo me deje llevar por la calentura, me encime en su regazo poniendo sus manos en mi cadera, nuestros labios continuaban besándose y deslizo sus manos hasta mi trasero haciendo que me balanceara sobre su erección.

- No es buena idea.- susurró agitado y lo silencie de un beso, estaba disfrutando bastante el momento como para que lo arruinara, mis manos se aferraron a su cabello tirando un poco de él y su cabeza se hizo hacía atrás, me incline para poder besar su cuello y lo sentí tensarse.

- No podemos...

- Claro que no, aquí no, hay mucha gente.- mi boca le atrapo el lóbulo de la oreja y supongo que ese era algún punto débil para el por que soltó un gemido ronco.

- Mierda, espera Beth.

- Tienes razón, mejor vámonos a casa.- me intente levantar pero sus manos me aferraron a su regazo.

- No es la gente el problema, te aseguro que nadie nos ve y que no somos los únicos aquí haciendo esto.- me sonrió.

- ¿Entonces?

- Si sigues besándome así vas a matarme.

- Menos mal que eres inmortal.- dicho esto me lance de nuevo hacía él, besando sus labios y él cedió rápidamente, todo cada vez más intenso, el poniéndose más duro debajo de mí. Por alguna razón eso me gustaba, me gustaba saber que tenía ese efecto sobre él. Tire de nuevo de su cabello un poco más violento obligándolo a levantar la cabeza aun más, sus ojos repletos de excitación me observaron fijamente.

- Eres solamente mío, ¿verdad?- una sonrisa se dibujo en sus labios y su lengua mojo su labio inferior.

- Vaya, vaya, así que mi chiquita es traviesa.

- Dímelo.

- Tuyo, solamente.- su mano izquierda tiró de mi espalda baja acortando la distancia entre nosotros y con la derecha palmeo suavemente mi trasero.- Y no sabes las ganas que tengo de hacerte mía.

- Vamos a casa entonces.


Shades - Zayn Malik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora