Bienvenida

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Era un enorme edificio en forma de rectángulo hacia arriba, gris, como si hubieran olvidado pintarlo. El espacio del cerco increíblemente alto y terrorífico, a las puertas era inmenso, nada agradable pues en su mayoría era una mezcla de tierra y pasto seco. Me mordí el labio nerviosa recordando que se suponía que era de los mejores en todo el país, ¿cómo serían los demás entonces? Era terriblemente deprimente.

Entre acompañada por uno de los policías que me había traído hasta aquí, el auto se deslizo hasta el edificio con pequeñas ventanas.

- Aquí termina mi trabajo señorita Nichols.- dijo el rubio panzón con ojos duros.

- Gracias, supongo- dije de mala manera. Baje y saque mis cosas del auto, un chico de no más de 30 años se apareció sonriente, tenía el cabello tan rizado que parecía que tenía la cabeza llena de resortes y unos ojos obscuros casi negros, vestía el uniforme tipo "policía" o "seguridad" y un arma en el cinturón que probablemente ni siquiera estaba cargada. O eso esperaba, ¿qué seguridad te da que el personal tenga que andar armado por ahí? Quizá solo funcionaba para intimidar a los internos.

- ¿Anne Elizabeth Nichols?

- Beth.- corregí entre dientes y él me sonrió.

- Déjame ayudarte con tus cosas Beth.- dijo tomando mis maletas.- Ya está bien George, puedes irte.- el panzón asintió y se fue.

No voltee si quiera a ver al chico de nuevo, caminaba entre malhumorada y asustada por las escaleras. La puerta se abrió dejando ver el interior, una recepción muy grande y con mucha luz artificial, lucía casi blanco por completo. Una mujer de piel obscura y cabello en rastas con el mismo uniforme que el chico alegre se encontraba capturando alguna información en un computador gigantesco. Me examino y luego sonrió.

- ¿Nichols cierto?- asentí.- Soy Julie, te asignare un cuarto y horario.

- ¿Horario?- mi voz salió temblorosa.

- Claro, ¿O que piensas? ¿Qué puedes andar por ahí sin obligaciones?

- ¿Horario para qué?- pregunté ignorando sus preguntas.

- Clases niña, vienes a una escuela y claro algunas actividades, supongo.

Razone el asunto, yo no sabía exactamente que era un reformatorio, nunca había tenido que preocuparme por algo así, no sabía en qué consistía, pero me imaginaba todo, menos una escuela, imaginaba una especie de cárcel, donde nos iban a poner a hacer placas para autos y cosas así, pero ¿una escuela? No sabía si debía sentirme aliviada o si era incluso aun peor.

- ¿Escuela?

- Así es, ¿17 años cierto?- asentí- Bien, entonces debes estar en quinto.

- Si.

- De acuerdo, ten tu horario, numero de habitación, llaves.- hizo una pausa mientras me miraba con pena.- Niña, cuida muy bien tus cosas, no estás en ninguna escuela de Washington.

- Eso lo sé- dije con una sonrisa falsa. Hizo una mueca y volvió su vista a la computadora.

- Él es Charlie, te guiara a tu habitación y te ayudara con tus maletas, te explicara como es el reglamento entre otras cosas, bienvenida al reclusorio de San Francisco señorita Nichols.

- Wuju- vacile de mala gana con el puño arriba. – Emocionante.- giré hacia el chico de pelos desordenados y este me hizo una media sonrisa.

- ¿Qué número es tu habitación?- mire la hoja con el pequeño garabato a mano anotado en la forma de un 171.

- 171

- Bien, es por este lado- empezó a caminar y lo seguí sin remedio, llevaba mi maleta en una de sus manos ya que era lo único permitido, una maleta de dimensiones bastante reconfortantes, ya que pude traer varios objetos personales.- Bueno, aquí las cosas están sencillas si cooperas Nichols, si tu disciplina es correcta, imagino que debes de haber visto diferentes películas, déjame decirte que exageran mucho, aquí nadie va a llegar y solo agredirte, hay mucha vigilancia, no te tienes que preocupar de nada. Aun así, no busques problemas. Recuerda que cada chico internado está en este lugar por una razón, son peligrosos, puede ir desde un simple asalto hasta asesinatos.- me clave las uñas en las palmas ante la mención. Después de todo yo estaba aquí por una falsa acusación de asesinato.- Y como no sabes quien hizo qué... No busques problemas.

- No lo haré.

- Bien, la ropa... puedes usar lo que quieras, solo que tiene que ser ropa negra, los lunes gris, hay uniformes en tu habitación pero no son obligatorios. Debes cumplir. Nada de aparatos electrónicos, podrás tener una llamada a la semana, 10 minutos no más. El Internet está en bibliotecas solo para uso exclusivo de tareas, tiene bloqueado muchos accesos. Vigilancia Elizabeth Vigilancia. Creo que no olvido nada, tus clases inician a las 8 de la mañana y terminan a las 4, después el tiempo libre depende de tu disciplina, puede que sea libre, puede que no. Compórtate y no tendrás problemas.

- Bien- repetí intentando guardar todo eso en mi memoria.

- Esta es tu habitación, individual, un baño, el agua caliente es de 6:00 am a 6:15 am, así que tú sabrás. Bienvenida al reclusorio de San Francisco.

- Lo dices tan efusivo como si fuera un hotel- suspire- Gracias.

- Disciplina Elizabeth Disciplina- dijo y se giró para irse, abrí con mi llave cerrando los ojos deseando que no fuera tan malo.

Entre para encontrarme con una pequeña cama individual pegada a una pared, una ventana pequeña en lo alto, un escritorio polvoriento y un minúsculo armario que asemejo un refrigerador con una cajonera pequeña y la puerta que debía llevar al baño. Apenas se podía caminar.

En el escritorio estaba unos libros y cuadernillos, un lápiz y una pluma. Suspire y me senté en la cama, tomando de mi maleta un pequeño cuadernillo.


"Domingo 24 de octubre, el lugar es extraño no tan malo como pensé honestamente, pero no bueno, clases tendré CLASES, aun trato de descifrar si es algo bueno o malo, aunque supongo que es mejor que hacer placas para autos y lavar los patios" lo cerré y deje encima del escritorio.

Comencé a desempacar. Acomode cierta ropa en el armario y otra las deje doblada junto a la cama dentro aun de mi maleta.

Entre al baño apretando los ojos con temor de ver de qué se trataba. Suspire de alivio al ver que lucía limpio. La ducha apenas tenía espacio para que yo me pusiera ahí y me pregunte qué harían las personas con sobre preso, no había manera que una persona más grande que yo entrara en esta diminuta ducha. El lavabo era minúsculo y un círculo diminuto era el espejo. Agradecí que hubiera uno aunque era borroso y terrible ya que el material no era precisamente vidrio. Acomode mi toalla color rosado sobre una pequeña repisa y puse mi cepillo de de dientes sobre ella. Una botella de shampoo y acondicionador fue lo único que pude poner en la ducha y mi jabón corporal quedo afuera en una pequeña bolsa que deje debajo del lavamanos.

Puse mi perfume y bolsa de maquillaje sobre el escritorio y deje caer mi sabana de lino que se me ocurrió de último minuto empacar. Agradecí al cielo a ver traído también mi almohada aunque en el momento pareció una terrible idea, después de todo no tenía tanta ropa para empacar.

Alrededor de las 11 de la noche me había terminado de instalar en la que sería mi habitación por un tiempo indefinido.  

Shades - Zayn Malik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora