02. Soy un hijo de puta.

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JUSTIN's POV.



Hace exactamente cuatro años, alrededor de un 12% de la población mundial sufrió un contagio.

Nadie supo cómo fue contraído, qué alergias pudieron haberlo provocado, o qué tipo de sustancias fuertes fueron las causantes de aquella enfermedad que evolucionaba más rápido que cualquier virus ARN.

Pero así fue.

Y desde entonces la enfermedad viene siendo un secreto a voces que solo quiénes estuvimos cerca de algún contagiado, o miembros del gobierno e inteligencias secretas, lo saben. Porque el caso fue tildado de "peligroso ante la población" , una estúpida teoría que da entender que si el resto del mundo se entera de que hay una pandemia que se está expandiendo en el mundo, enloquecerán y será complicado buscar una solución.

Y lo han hecho, o al menos eso creo yo y el resto de personas que también buscamos lo mismo. Supongo que después de todo han buscado alguna solución al respecto. Han tratado, porque después de cuatro años... el antídoto todavía no ha sido descubierto.

Antes de continuar con esta historia, me gustaría poder presentarme. Soy Justin Bieber, tengo veinticuatro años y trabajé para la Agencia Central de Inteligencia o CIA, alrededor de cinco años. Si sus matemáticas son buenas, habrán llegado a la conclusión de que mi edad sumaba los 19 cuando fui contratado para trabajar ahí. Y es que así lo fue. Dejé la universidad y fui convocado junto a otros colegas que poseen las mismas habilidades que yo para formar parte de un equipo especializado en misiones secretas para el gobierno, aunque eso, ahora mismo, es otra historia que contaré después.

Lo que importa aquí es que, trabajando en un laboratorio, un año después de que Morgan muriera por sobredosis en su departamento, llegué a la conclusión de que la cura ante el contagio no estaba específicamente encerrada entre tubos de ensayo o alteraciones químicas.

No precisamente.

Para entonces ya había llegado a mis oídos el rumor de que en cierto pueblo que no me es permitido decir, habían alrededor de diez contagiados. Como los pobladores no tenían las herramientas suficientes para tratarles, y asustados por el desarrollo de la enfermedad, decidieron encerrar a estas diez personas en un sótano de una casa abandonada (como para ver de qué forma podían evolucionar). Cinco de las personas acabaron con sus vidas en esa habitación antes de que la enfermedad empezara a convertirles, dos personas escaparon y dos más evolucionaron a tal punto de devorarse entre ellas. Pero una quedó viva. Una persona quedó viva, intacta, inmune. Solo había llegado a desarrollar la primera etapa del contagio y sus síntomas no pasaban de leves fiebres que desaparecieron de su organismo días después. Como si su cuerpo fuera ajeno a ello, como si su interior tuviera las defensas necesarias para no ser afectado por ese virus que había aniquilado la vida de muchos.

Desde entonces estoy aquí. Y llevo estudiando cada paso que Brook Taylor, la persona inmune, da. Cada movimiento, cada detalle. Conozco cada centímetro de ella; sus gustos, sus pasatiempos, su trabajo, su música ideal, su película favorita, el postre que pidió esta mañana, lo que va a pedir para cenar, su historia, su vida...

Por eso y para que termines de conocerme todavía más, hay dos cosas importantes que debes saber acerca de mí: Número uno, soy un hijo de puta. Y número dos, no hay nadie en el mundo que sea más experto en Brook Taylor que yo.

Y debo decir que incluso aunque la había visto en varias fotografías tomadas por mí de improvisto, jamás la había tenido tan cerca como la tuve ese día. Como ese 24 de noviembre que jamás olvidaré.

A partir de entonces, tú, que estás leyendo esto, debes saber que es aquí donde comenzó todo. Es aquí donde todo perdió el control. Me gustaría poder contarte que pude evitarlo, que las cosas no sucedieron de ese modo. Pero es curioso cómo funciona el destino, porque ella era la pieza de este rompecabezas, y esa noche en medio de una cafetería todo colapsó.

Lo supe.

Tarde o temprano, ella, la pieza del rompecabezas, se uniría a mí inevitablemente. Quizás no hoy, quizás no mañana... Pero en algún momento lo haría. Y es curioso porque, esa fue la forma que tuvo el destino de decirme que si algo o alguien es para ti, aunque intentes evitarlo será esa persona, y no lo será nadie más.

Terminaré aquí mi relato, porque lo demás es información que me gustaría guardarme para mí solo, aunque supongo que ya adivinas lo que viene. Con gusto, dejaré que lo leas y que me acompañes en cada párrafo, porque será una buena forma de que sepas que a pesar de todo lo que pasó, reí, lloré y sentí como nadie en este mundo. ¿Que no es eso lo que todos queremos?

Una vez escuché que alguien se quejaba de la maldad en la humanidad. Que si Dios existe, ¿por qué hay tantas cosas perversas aquí en la tierra? Llegué a la conclusión de que Dios no creó el bien ni el mal. Dios no creó hombres buenos, u hombres malos... Dios creó hombres libres.

Yo solo tuve una opción.

Ella.

Y esta es nuestra historia.


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Antidote | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora