Él sintió de inmediato cómo sus pies dejaban de tocar el piso, elevándolo a una dimensión desconocida. Pero increíble.
—¿Eso es acaso una pregunta?— soltó Justin, con una sonrisa inevitable, sorprendiéndose cada segundo más de lo inocente que podía llegar a ser Brook.
¿Es que acaso... no notaba lo muchísimo que ese hombre moría por ella?
—Básicamente, lo es— continuó Brook, sintiendo cómo Justin la apretaba de los muslos, cargándola y caminando con ella sin ningún tipo de esfuerzo. Parecía tenso, nervioso, inquieto, como si estuviera tratando de no arruinar el momento con alguna acción fuera de control.
Solo sus demonios interiores, y aquellas otras mujeres, sabían cómo era Justin antes del sexo. Sabían lo desesperado y dominante que podría llegar a ser, y por supuesto, él lo sabía también.
Por lo mismo, se sorprendía demasiado al notar lo bien que estaba sobrellevando la situación. Es decir, aquella mujer que traía en los brazos, que lo miraba con la inocencia de una niña, que él deseaba con la fuerza de una bestia, acababa de preguntarle si él quería hacer el amor con ella... ¿No era una suficiente razón para salirse de control por completo?
Hundiéndose en el dulce olor de su cabello, Justin gimió grave:— Uhmm... ¿Tú qué piensas?
La dureza de su voz y lo lento que pronunciaba cada palabra, ocasionó en Brook una fuerte oleada de lujuria que le recorrió el cuerpo entero. Dejándola con una intensa sensación de deseo. De ganas. ¿Cómo era posible que pudiese provocarle tantas cosas?
—La verdad es que nadie nunca me ha preguntado esto antes. —Justin la apretó fuerte de los muslos, subiendo un escalón tras otro en dirección hacia la segunda planta de la casa.
—¿Te he puesto nervioso? —Brook le rodeó el cuello con los brazos, acariciando el cabello dorado del muchacho y haciéndolo reír automáticamente debido a su pregunta.
—Más o menos. —contestó él ruborizándose ante aquella confesión.
—¿Por qué?
—Suelo ser yo quien hace estas preguntas. —en medio de la oración, Justin la besó en los labios sin poder aguantarse un segundo más. Parecía como si el camino a la habitación de ambos fuera interminable. —Pero supongo que contigo todo es diferente. Y... eso me encanta...—el chico aplastó sus labios sobre los de ella una vez más, esta vez utilizando la lengua, su aliento caliente y sus manos gruesas acomodándose en las nalgas de la chica, apretándolas a medida que su respiración iba agitándose cada vez más y más. —Tú me encantas...
El sonido de la puerta de la habitación abriéndose, fue lo único que hizo que Brook despertara de ese sueño tan caliente. ¿A dónde habían llegado a parar? Parecía como si él lo tuviese todo planeado, y a decir verdad, no lo dudaba para nada... Justin tenía experiencia. Y ella era como una pequeña aprendiz a su lado.
El chico la tendió suavemente sobre la cama de ambos, pasando a quitarse el abrigo que traía puesto y quedándose en esa camiseta negra y ceñida que le hacía un cuerpo espectacular. Brook pensaba que nunca dejaría de sorprenderse por lo bien que Justin se encontraba físicamente. Era guapísimo, joder... Cuanto lo era. Y en esa posición, sobre ella, mirándola como si fuese su más deseada presa, tenso, duro, empalmado... La chica comenzaba a sentir cómo sus bragas empezaban a humedecerse muchísimo. En una sensación enloquecedora que la animaba a querer hundirse entre sus brazos y dejarse hacer por él.
Entonces comenzó.
Justo y como Brook lo suponía, Justin sabía qué hacer. Y cómo hacerlo.
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Antidote | terminada.
FanficLos rumores de un antídoto que salve a la humanidad de una posible epidemia son reales: se encuentra en la sangre de una chica. Para esa importante misión, los gobiernos del mundo solicitan los servicios de uno de sus mejores agentes, Justin Bieber...