21. Punto final.

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"Está enamorado de otra persona..."

"Aunque Justin conozca mil mujeres, bese a otras tantas o se folle a quién quiera... Jamás podrá superar a Morgan.."

Detente... —gimió Brook en un aullido ronco, al mismo tiempo que trataba de buscar en ella un poco de cordura y autocontrol. Sí, estaba tomada, pero esa no era ningún impedimento para olvidar las palabras de Ashton. Sobre todo porque incluían a Justin en ellas.

Él dejó caer las piernas de la chica suavemente sobre la cama y subió la vista para mirarla.

—¿Qué está mal? —le preguntó realmente intrigado, acariciándole los mulos con los dedos muy despacio. —Te... ¿Te he hecho daño?

.

Quizás no de la forma que él estaba pensando, pero sí que lo había hecho...

—No. —negó ella rápidamente, y para sorpresa de Justin, se sentó sobre la cama, cubriéndose el cuerpo con las sábanas. Él tuvo que abrocharse los pantalones y aguantarse las buenas ganas que traía encima. Sus dedos olían a ella, sus manos en general. Olían a mujer, a su orgasmo. Iba a ser difícil mantenerse quieto ahora que ella por alguna razón había querido parar; sin embargo, el hecho de que se lo haya pedido había sido suficiente para Justin.

Un no, era un no. Y él sabía respetarlo.

—¿Qué sucede? —le cuestionó él al ver su rostro cambiar de matiz. Sus ojos verdes que tanto le ponían cambiar de tonalidad. —Te pasa algo... —afirmó.

Vaya, la conocía.

—No es nada...

—¿Por qué no me dejaste terminar? —el chico se sentó en cuclillas frente a ella.

—¿Para qué? —entonces Brook lo miró enfurecida. Sus ojos tenían una combinación entre tristeza y enojo.—Es que... no quiero seguir haciendo esto. —concluyó, con la mirada cristalizada.—No quiero seguir haciendo estas cosas contigo.

Él tardó unos segundos en entender  a qué se refería.

—Lamento no ser como tú... que no sientes nada, nunca, por nadie. Yo no puedo ser así, Justin—dijo entre jadeos, sobándose la nariz. Estaba hecha un estropajo y aún así, Justin la seguía viendo guapa —No puedo evitar confudirme. Confundir todo esto...—confesó apenada por la situación. Porque él la miraba con cierto repelo, con el ceño fruncido, como si intentara entenderla. Como si ella fuera un mundo complejo y ajeno a él. —Sé que estás acostumbrado a enrollarte con cada tía que ves, y no sentir nada, pero yo no puedo evitar no sentir al menos un poco... —joder, sí, ahí estaba la verdad de la situación. Gracias al cielo estaba borracha y había logrado admitir con facilidad todo lo que tenía reprimido. —Terminaré saliendo lastimada si las cosas siguen como siguen...

—Yo no... yo no quiero lastimarte... —él tragó saliva y sintió como sus músculos empezaban a endurecerse. Estaba muy nervioso en el fondo por haberle dicho eso, pero era la verdad. Maldición, vaya que lo era. Lo último que había deseado era hacerle daño.

—No tienes que decir nada.—Brook se mordió un labio y su mandíbula empezó a temblar cuando a su mente volvió el motivo de su llanto.—Ashton me lo ha contado todo ya.

¿Ashton? La piel de Justin se erizó al escucharla decir su nombre.

—¿Qué es lo que te ha contado?—le preguntó de pronto, con irritación.

—Sobre Morgan.—soltó Brook de una, dejando caer una lágrima sobre su mejilla. Justin endureció la mandíbula. Maldición, los recuerdos... —Lo que significaba para ti. Lo que significa...

¿Qué?

Ashton acababa de cavar su propia tumba.

—¿Por qué ha tenido que contarte eso? ¡Joder!—explotó él, poniéndose de pie. —¡Dime qué te ha dicho! —preguntó con las venas marcándose en su cuello.

Ella se lo quedó mirando.

Y...

Lo supo.

Había sido suficiente mirarlo a los ojos y verlo tan frustrado, jodido y prácticamente destruido para darse cuenta de la verdad de la situación.

De la verdad de las cosas. Justin tenía la mirada perdida, las manos temblando y su completo estado parecía fuera de control solo por... por haberla mencionado a ella.

A Brook se le encogió el corazón.

—¿Todavía la amas?—susurró ella, muy despacio.

¿Por qué estaba preguntándole eso? ¿Por qué le importaba lo que él podía sentir? ¡Demonios! Ya tenía suficiente con verlo así, no necesitaba hacerse todavía más daño a ella misma pregúntale algo evidente.

El silencio se hizo inquietante, agotador y el rostro de Justin solo denotaba una cosa...

Brook supo que no necesitaba palabras para entenderlo. Estaba más que claro.

—Voy a ducharme... —la chica se puso de pie, con un nudo grande en la garganta y con el rostro quemándole por el bochorno, aún con las sábanas encima cubriendo su cuerpo.

No había nada más que pudiera decir. Sentía una vergüenza enorme por el papelón que estaba haciendo en esas instancias. ¿Qué estaría pensando Justin de ella? Seguramente que era una de esas tantas niñatas que terminaron por enamorarse de él, cuando lo único que él tenía para ofrecerles era sexo duro.

—Espera—pero antes de irse, Justin la giró en su sitio, tomándola del brazo. —¿Qué está mal Brook?

¿Cómo es que no podía comprenderlo? Podía ser tan brillante en su faena, pero para ese tipo de cosas era tan... Inútil, ¿y qué podía esperar de un tipo como Justin? Tan brusco, tan torpe, tan... Él.

Necesitaba poner un punto final entre ambos antes de que fuera demasiado tarde. 

—Nada.—ella se zafó de su agarre, tan bruscamente como le fue posible.—Y no quiere volver a sentirte cerca nunca más. Soy tu trabajo ¿lo recuerdas? Así que no quiero que vuelvas a hablarme para algo que no sea la misión para la que tanto has trabajado, ni tampoco que te me acerques, ni... —se sobó la nariz. —Ni me toques jamás, ¿lo has entendido? Esto se acaba aquí.

Cuando Justin quiso hablar, notó que le faltaba el aliento. Y no entendía cómo, pero su corazón había empezado a palpitar muy rápido al escucharla decir eso. Era como si en su interior todo estuviera desmoronándose de una forma muy extraña...

—De lo contrario haré que te despidan cuando lleguemos a Estados Unidos.—continuó ella, fulminante.—Les contaré todo lo que ha pasado aquí y escucharás de mí las peores quejas.—no pudo evitar sollozar las últimas palabras, porque su corazón estaba quebrándose por algún motivo que le sería difícil aceptar. —Diré que te has pasado conmigo, así que por tu bien, mantente alejado de mí, Justin.

Él tragó saliva.

Un torrente de sensaciones desconocidas le invadió el cuerpo.

—Vale. —susurró el chico, colocándose de pie. Sintiendo su cuerpo pesado, incluso sus pasos; cada centímetro que iba alejándose de ella, era peor que el anterior.  —Tienes mi palabra de que así será.

  —Tienes mi palabra de que así será

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Antidote | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora