[25 de Noviembre. 4:45 pm, Madrid - España]
—¿Y no es más sencillo volar simplemente desde Alemania hasta Estados Unidos?—preguntó Brook, sentada en una butaca en frente de Ashton, que cocinaba cualquier cosa dentro de una cacerola mediana.
—Creemos que es mejor hacer viajes cortos, sin dar mucho qué pensar a la gente, especialmente a aquellos que te persiguen. Ya hemos pasado por casos como secuestros de avión y misiones suicidas. Simplemente preferimos ahorrarnos todo ese drama y movernos despacio, día tras días, ciudad por ciudad, sin apuros. Ha sido plan de Justin.
—Justin...—Brook soltó un soplido cuando escuchó el nombre del muchacho, recordando la fuerte discusión que había tenido con él ayer y la inesperada disculpa que había recibido a media noche.
—Todo un encanto ¿no es así?—Ashton le dedicó una sonrisa, echando otro ingrediente a su experimento en la olla.
—Vaya que sí. —dijo ella con un notorio sarcasmo en su voz.
—No le prestes mucha atención, Justin no es un tipo malo. Simplemente... las circunstancias le han hecho volverse muy duro consigo mismo.
—Quisiera saber qué tengo que ver yo en todo eso. —susurró Brook, estirando las piernas, sentada sobre el taburete de la cocina.
—Algún día quizás lo entiendas.
La frase dejó a Brook un tanto pensante, era otra de las interrogantes que se sumaban a su larga lista de dudas. Pero no quiso adentrarse más en el tema, y decidió prestarle atención a Ashton y a lo que estaba preparando en esa olla.
No podía entender cómo es que él era tan amigo de un tipo como Justin. Es decir, eran tan diferentes. Ashton estaba siempre de un humor de puta madre. Era muy apacible y se había dispuesto a hablar con Brook durante todo el viaje desde Alemania. Justin en cambio era tan... tan... Distante. Tan metido en sus propios líos.
Cada vez que Brook se giraba para darle una ojeada, lo descubría simplemente mirando hacia un horizonte vacío, sumergido entre sus propios pensamientos. Era tan frío, tan raro... Ayer ya lo había tachado de cretino, pero su repentina aparición en la madrugada simplemente la había hecho dudar de ese adjetivo. Al menos se había disculpado con ella, pero de todas formas seguía dándole mala espina.Chad apareció en la cocina de pronto y esbozó una mueca graciosa al ver que Ashton cocinaba.
—Maldición, ¿estás cocinando? —preguntó de pronto.—Brook, no sería una buena idea que lo dejes hacerlo.
Ella soltó una risita.
—La última vez, todos terminamos internados por culpa de este hijo de puta. —narró Chad. —Deja que Justin lo haga, al menos él sí sirve en eso.
¿Justin? ¿Cocinar? ¿Acaso esas dos palabras podían estar juntas en una misma oración?
—Por cierto, ¿sabes dónde está? —volvió a preguntar Chad.
—No tengo idea, ya le conoces, debe estar registrando la zona.—Ashton tapó la olla con cuidado.
—¿Y luego quién no hace su trabajo, eh? —Chad negó con la cabeza, en un son divertido.—Ashton, esa mierda apes...
De pronto, un par de toques se escucharon provenientes de la puerta del departamento. Los tres giraron la mirada hacia esa dirección. El sonido se incrementó de pronto, los toques a la puerta se hicieron más fuerza y las alarmas dentro del departamento empezaron a sonar con fuerza. Lo cual solo significaba una cosa...
De inmediato, Ashton sacó una Glock 18 del costado derecho de su cadera y Chad procedió a hacer lo mismo, ambos colocando el arma sobre su pecho y bajo su barbilla.
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Antidote | terminada.
FanfictionLos rumores de un antídoto que salve a la humanidad de una posible epidemia son reales: se encuentra en la sangre de una chica. Para esa importante misión, los gobiernos del mundo solicitan los servicios de uno de sus mejores agentes, Justin Bieber...