18. Celos inevitables.

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—¿Sabes? Una de las técnicas que aprendí cuando fui a Vietnam fue echarle más sal a esta cosa. —Ashton cogió el recipiente de sal y se puso detrás de Brook, rodeándola accidentalmente con los brazos para así poder echarle sal a la gran olla que estaba en la estufa. —Y créeme que en ese lugar yo era el mejor cheff.

—Lo dudo mucho. —Brook soltó una risita y trató de acomodarse para no estar tan unida a él, sabía que no lo hacía con una doble intensión.

—Nena, cuando pruebes esto vas a...

De pronto, alguien entró a la cocina.

—Allá afuera todo está demasiado tranqu-... —Justin se detuvo en seco. Había escuchado la voz de Ashton desde afuera y había entrado para comunicarle el estado de la zona.

Pero la escenita que había encontrado en la cocina lo había hecho tensarse a un punto hasta ahora desconocido para él. De pronto estaba irritado y sus músculos palpitaban sobre sus puños. ¿Acaso estaba viendo con claridad?... Ashton estaba... ¿abrazándola?

—¿Cómo ha estado todo ahí afuera? —Ashton le dedicó una gran sonrisa, parecía muy relajado. Se quitó el delantal y dejó a Brook aún concentrada en la estufa.

Justin miró a Brook.

¿Qué puñetera cosa estaba sucediendo?

¿Por qué demonios no lo miraba de vuelta?

¿Y por qué él estaba tan alterado?

—Normal.—fue la única respuesta de Justin, en aquellos segundos en los que se dedicó a fulminar a la chica con una mirada desbordante en furia. Y a él también, a Ashton también.

Porque lo sabía. Ashton sabía que él la había besado y  que probablemente habían pasado más cosas en el pueblo a dónde se habían ido. Y ahora simplemente actuaba como un completo idiota abrazándola en medio de la cocina. ¿Y por qué Brook estaba tan normal frente a la estufa, como si él no estuviera presente? ¿Como si estuviera ignorándolo?

—Mejor para nosotros ¿no es así? —Ashton abrió los brazos—Pondré la mesa. —les dijo a ambos, cogiendo varios vasos de vidrio con las manos y desapareciendo por unos segundos en dirección al comedor.

En un movimiento rápido, Justin alcanzó a Brook, que seguía concentrada en la cocina.

—Oye... —la llamó despacio, jalándola suavemente del brazo derecho. Una vez que ella se giró, pudo notarlo. Estaba fastidiada, mucho más que eso. Podía decirse incluso que estaba cabreada por algún motivo que él no conocía. —¿Está todo bien?—le preguntó verdaderamente afligido, en un susurro repleto de angustia. 

—Sí.—respondió ella con una sonrisa irónica.

—¿Por qué de pronto estás tan...—Justin tragó saliva.—cariñosa con él?

—Ashton tiene un humor muy apacible. Es algo que deberías aprender a imitar de vez en cuando. —la chica se giró para darle la espalda, pero entonces, Justin la cogió del brazo y la volteó para él esta vez a la fuerza, para mirarla a la cara. Necesitaba una explicación antes de que empezara a enloquecer por sentir su rechazo de un momento a otro. Empezaba a sentir tantas cosas cuando Brook se enfadaba con él. Cosas que no podía controlar. 

No entendía la razón. No entendía el motivo. Pero no quería estar así con ella...

—¿Estás cabreada?

—Déjame en paz, Justin. —Brook se zafó de su agarre, apartándose y caminando en dirección a Ashton, que había aparecido otra vez en la cocina.

De lejos, Justin observó cómo ambos se decían cosas, se reían entre ellos y surgía una química perfecta entre los dos. Aquello hizo que se retorciera por dentro. Jamás había sentido algo tan profundo, tan denso dentro de sí. A tal punto de quemarle el pecho, los puños. Estaba... estaba celoso. Sí, vaya que lo estaba. Celoso y jodido, porque Brook empezaba a inquietarle de una manera sobrenatural.

Ahora entendía que ella no sólo había sabido moverle los instintos carnales al punto de excitarlo, sino que también estaba empezando a entrar en él de una forma... ¿sentimental? ¿él? ¿Justin Bieber con esas cursilerías?, ni siquiera podía creérselo, pero no podía negarlo. Empezaba a sentirse débil, angustiado y todo al mismo tiempo. Y temía demasiado lo que eso podía llegar a significar...

No, claro que no. Eso era imposible.

—¿Ya está la cena? —Chad apareció de pronto, igual de alegre que Ashton y Brook. ¿Es que de pronto todos estaban tan felices en esa casa? ¿Y Justin tan irritado?

—Sí, preparada por Brook y unos toques míos. —dijo Ashton en voz alta.

—Bueno ya, a la mesa, que esto se enfría. —Brook le sonrió a los dos y se giró, topándose con el rostro frío y sin emoción de Justin. Sus ojos marrones ardieron sobre los suyos.—¿Vas a cenar con nosotros? —le preguntó ella, desviando la mirada. 

—No tengo hambre. —respondió él, tan groseramente como pudo. En eso era un experto. Se apartó rápido de ella y caminó en dirección al gimnasio de la casa, que segundos después cerró de un portazo duro y sonoro. 

 

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Antidote | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora