Capítulo 46

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La luz destellante de lo que parecía una hermosa mañana se vio entrar entre las cortinas que cubrían la ventana. Mis ojos comenzaron a moverse indefinidas veces para poder despertar del todo. Mientras estiraba mis entumidos brazos me percaté de la ausencia del cuerpo de Niall y eso sólo significaba una cosa, inmediatamente los músculos de mis mejillas se contrajeron en una sonrisa.

Me levanté colocando mis pies descalzos sobre la alfombra. Hoy parecía ser un día encantador. Al recorrer las cortinas para que entrara de lleno la calidad de los rayos del sol, mi vista se posó en el cuerpo de Niall en el jardín. Quedé unos cuantos minutos viéndolo desde lo alto de la habitación, pero por qué verlo desde ahí sí puedo bajar e ir a espiarlo. La vaga idea hace que mi corazón bombee la sangre más rápido para darme prisa.

Bajo las escaleras a prisa yendo hasta la puerta corrediza que da al jardín. Con extrema cautela la abro. Él está de espaldas por lo que no puede verme. Amo que por las mañanas ejercite esos músculos tonificados, se ve extremadamente bien. Su espalda completamente desnuda me deja ver a detalle los bordes de los músculos que se contraen cada vez que levanta las pesas en sus manos. Diablos es tan hermoso.

No evito morderme el labio inferior, además de esa espalda, me da acceso para ver su bien formado trasero cubierto por unos shorts color azul marino.

Mi presencia se hace casi nula. No produzco sonido alguno que lo tome por alerta y me encargo de no llegar a hacer algo torpe porque de lo contrario dejará de hacer eso tan maravilloso que está haciendo.

Recuerdo la primera vez que me quedé en su casa y por la mañana estaba en el gimnasio que está dentro, en una de las habitaciones. Esa vez mis mejillas se tornaron rojizas, aún tenía cierta vergüenza pero ahora se vuelve más normal, aunque increíblemente sexy. El sudor recorriendo cada milímetro de su piel.

La sonrisa que al despertar se colocó en mi rostro permanece sin desear irse. Soy la mujer más feliz sobre la faz de la tierra. Un suspiro se escapa de mis labios, lo que hace que la perfecta anatomía delante de mí se gire incrédulo.

Una sonrisa se dejó ver para mí. Las pesas que yacían en sus manos ahora se encuentran olvidadas en el pasto, justo detrás de él. Inmediatamente se acerca a mí para supongo besarme, pero no lo hace, su mano queda estampada levemente sobre mi frente haciendo que mi ceño se frunza y haga un quejido carente de dolor.

-Eso es por espiarme- dice entre pequeñas risas que brotan desde sus cuerdas vocales. Su cuerpo humedecido por el sudor queda estático, sin moverse a otro lugar, su mirada viaja hasta la mía provocando en mi, un mar de sensaciones, pronto comienzo a sentir un zoológico dentro de mi estómago.

-Eres malo. Yo sólo estaba viendo que el jardín está muy cuidado- digo restándole importancia, simulando que no estaba viéndolo, sin embargo ambos somos consientes de lo que en realidad pasaba.

-¿Ah y eso es verdad?- pregunta en tono juguetón. Su barbilla se alza un poco haciéndolo ver como un hombre imponente pero sólo logra verse más tierno de lo que normalmente es.

-Sí. No había nada más interesante que el jardín- no evito dejar salir mi voz sarcástica mientras una sonrisa se clava en mi rostro.

-Pues yo vi algo interesante, algo parecido a una bruja un poco greñuda- en el instante en que mi ceño se frunció comenzó a revolver mi cabello con sus manos, dejándome en un completo desastre.

-¡Basta Niall!- grité entre risas al igual que él. Mis manos llegaron hasta las suyas para poner distancia pero en vez de eso sujetó con una mano las mías, evitando que dejara mi cabello alborotado.

Traté de correr por todo el jardín pero seguía aferrada a su agarre. En un movimiento rápido pude liberarme y corrí como lo deseaba. Niall corrió detrás de mi tratando se seguir con su juego.

Buscar Hasta Encontrarte (Niall Horan y Tú) |NO EDITADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora