Capítulo 30

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Trato de tranquilizarme para poder pensar con claridad e inteligencia. Con dificultad trato de movilizarme para tomar mi teléfono del bolsillo en el abrigo y llamar a Niall o a quien sea que pueda socorrerme. Tras forcejear conmigo misma suelto pesadamente el aire por mi nariz, se vuelve casi imposible tomarlo, cientos de bruscos movimientos aparecer en el intento. Por fin logro que resbale de la bolsa y otro nuevo reto me invoca a intentarlo, mis manos atadas impiden que desbloquee el celular, además que no puedo marcar un número. Debo actuar rápido antes de llegar al lugar donde me quieran retener.

A pesar de mi vista cegada por la oscuridad me convenzo de que puedo salir de esto, por mí y por Niall, dios, cuánto lo necesito.

Con la sensación que recibe mi cuerpo provocado por el tacto de mi piel con el aparato trato de subir lo más que puedo el teléfono. Después de varios intentos queda a un lado de mi rostro. Empujo mi anatomía con los pies envueltos en cinta adhesiva y mi cabeza roza con la orilla de la cajuela. Coloco mi cuerpo boca abajo, impulso el artefacto con mi barbilla hasta tal orilla y trato de presionar el botón a un lado para desbloquearlo, al cuarto intento lo logro. Una pizca de esperanza me acompaña tras ver la destellante pantalla, lo acerco nuevamente a mi rostro con la misma estrategia. Me maldigo por ponerle contraseña, desearía que no fuera tan difícil esto. El poco aire con oxigeno que inhalan mis pulmones pronto es expulsado pesadamente, la respiración me es sumamente dificultosa.

Con mi nariz intento oprimir el lugar exacto en la pantalla táctil pero fallo, éste se vuelve a bloquear haciendo que haga nuevamente el proceso. Una vez desbloqueado con dificultad posiciono mi nariz en los números...1...9...9...3.

La potente luz que emite gracias a mi foto con Niall me hace querer sonreír, lo hago para mis adentros.

Utilizo mi nariz nuevamente, entro a los contactos y llamo a Niall, suena y ruego a Dios porque conteste. No lo hace. La pantalla regresa a los contactos y decido reintentarlo pero un bache en la carretera logra mover el coche, haciendo que mi nariz toque el número de Sarah. Ésta contesta al segundo tono.

-¡Amiga! Qué bueno que llamas, juro que lo iba a hacer yo.- le escucho al posicionar mi oído en la bocina.

Comienzo a hacer ruidos con mis cuerdas vocales, más me es imposible emitir palabra alguna con la boca tapada.

-____ ¿Qué pasa? ¿Estás bien?- suena realmente preocupada.

Sigo produciendo sonidos desesperados que no hacen más que preocuparla, el llanto termina acabando conmigo. Es imposible que sepa lo que ocurre, sabe que algo anda mal pero no es capaz de darse cuenta.

-¡Habla, di algo!- grita frustrada, con el alma en un hilo- escúchame con atención, te haré preguntas, si tu respuesta es un sí produce un sonido y si es un no produce dos sonidos.

Respondo produciendo un solo sonido.

-Mierda- susurra- ok, amm... ¿Niall sabe dónde estás? - dos sonidos.

-Oh dios mío ayúdame- dice- ¿Te secuestraron?- un sonido.

-¿Estás en una...- la llamada tiene interferencia. Reviso atónita el celular y me percato que queda sin señal.

Maldigo vilmente dejando caer el peso de mi cabeza en el sucio tapiz. El auto se detiene, espero sea un semáforo.

Aprovecho cada segundo que se me da y retuerzo mi cuerpo para tocar mis pies con los dedos. Difícilmente logro hacerlo e intento desprender la ya muy pegada cinta. Mi frente suda sin piedad, imploro más tiempo para conseguir algo. El coche vuelve a avanzar, dándome un ligero aire de tranquilidad.

Encuentro la orilla de la cinta y tiro de ella, mis brazos totalmente doblados se queman por dentro, mis músculos se debilitan con cada movimiento. Mis pies quedan liberados más no puedo hacer nada por mis manos adormecidas.

Buscar Hasta Encontrarte (Niall Horan y Tú) |NO EDITADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora