Capítulo 29

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Apenas avisé en mi trabajo que faltaría tomé mis cosas y salí de la casa de Niall. Honestamente me preocupa lo que le pueda suceder a Charlie, es un buen tipo y no me gustaría saber que pasa por un mal momento. Si me mandó ese texto es porque en verdad necesita de mi ayuda o yo qué sé, lo importante es que me necesita.

Pido un taxi y a los pocos minutos ya está frente a mí. Subo y el conductor avanza hasta la dirección que le doy. No puedo sacar de mí el extraño sentimiento que llevo dentro. La frialdad de su mensaje me hace pensar en tantas posibilidades que no logro pensar tranquilamente.

Saco el teléfono para avisarle a Niall que salí de casa pero solo me quedo mirando la desbloqueada pantalla, una foto de él y mía besándonos. Lo pienso por un momento y me convenzo de que está ocupado y le será imposible contestar mi llamada, probablemente con un texto esté bien, pero decido no hacerlo. ¿Para qué abrumarlo? Sé que se preocupará por mí en caso de saber lo que pasa, después de todo no tengo idea de qué pase con mi amigo.

El chofer baja la velocidad y es ahí donde me doy cuenta que el tráfico es espantoso, me pone nerviosa y ansiosa, aún faltan como cuatro calles para llegar hasta la cafetería.

Mi paciencia se va haciendo menor con el paso de los minutos, miro hacia todos los autos y la gente ya desesperada comienza a presionar con los escandalosos ruidos de sus autos.

Llega un momento en el que mi única opción es bajar del taxi y caminar. En treinta minutos no avanzamos más que tres choques, es increíble la magnitud del tráfico que hay.

-Aquí bajaré- le digo al chofer- ¿Cuánto le debo?- pregunto abriendo mi bolsa y sacando la cartera.

El mira el reloj del taxi y se gira un poco para decir con su grave voz la cantidad. Se la doy y salgo del auto. El frío me golpea la cara, por lo que trato de apegar más el abrigo a mi cuerpo. Al inhalar la baja temperatura llena mis pulmones provocando que me estremezca, al exhalar dejo juntarse ambas temperaturas, la tibia de mi interior con la fría del exterior provoco algo de vapor. Mis manos poco a poco se adormecen, mi sangre deja de fluir correctamente.

Al seguir avanzando toda la gente parece estar acostumbrada al tremendo frio de esta ciudad, más sin embargo yo no logro acostumbrarme, soy en exceso friolenta. Solo espero llegar a la cafetería y tomar algo caliente.

El local llega a mi campo de visión y sonrío para mis adentros. Una ola de calor me recibe justo al entrar. Con mi vista busco a Charlie pero no lo encuentro. Pronto lo veo salir de lo que supongo es el área restringida del lugar, me sonríe, cosa que me confunde, creí que estaría destrozado o triste. Supongo que mis ideas todo este tiempo fueron erróneas.

-Creí que no vendrías- dice ya frente a mí, inclino mi cabeza solo un poco y lo miro con cierto desconcierto.

-Y ¿Por qué no vendría? Se supone que era urgente que...- me interrumpe.

-Sí, sobre eso, bueno yo... no quise asustarte- logro notar el nerviosismo en sus palabras, pasa una de sus manos sobre su nuca y evita mirarme por unos segundos- Solo quería platicar, ya sabes.

-Entonces me dijiste eso para que viniera- trato de entender la situación pero me cuesta trabajo, no se ve como normalmente es en la escuela.

-Sí, lo siento de verdad. ¿Podemos tomar algo?- pregunta mirándome fijamente.

-Bueno, ya estoy aquí así que no hay problema. Solo que me tengo que ir en un rato.

-Oh, claro. Solo será un momento.

Pedimos algo a la chica que se encarga de los cafés y una vez con nuestra taza caliente nos sentamos plácidamente en un pequeño sofá que cuenta con una pequeña mesita de cristal, justo frente a la gran ventana.

Buscar Hasta Encontrarte (Niall Horan y Tú) |NO EDITADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora