Buscar Hasta Encontrarte (Niall Horan y Tú) |NO EDITADA|

Capítulo 28

Los meses pasan sorprendentemente. Mi vida ha tomado un buen curso, a pesar de que cada vez el tiempo que paso con Niall es minoritario. Suelo extrañarlo más de lo que deseo, me gustaría que no estuviese tan ocupado como lo está la mayoría del tiempo, pero quién soy yo para reclamarle más tiempo. Es lo que ama hacer y no puedo negar el hecho de también amar todo lo que hace. Lo veo, sí, lo hago, pero quisiera alentar el pasar de los minutos junto a él.

Su disco está casi por salir, en unos cuantos meses. Los ensayos son casi a diario debido a que se preparan para su gran regreso al escenario. Dios, tan solo con pensar en que tendrán cientos de conciertos me hace recordar la vez que los vi, en cómo las luces brillaban desde lo alto en el cielo, cómo sus voces melodiosas invadían los oídos de cada persona en el publico; las sonrisas de todas, la combinación de diversas voces siguiendo la tonada de cada canción.

Hace meses conseguí un excelente trabajo, solo es de medio tiempo por lo que me alcanza el día para estudiar, trabajar y lo más importante para mí, ver a mi chico.

Me doy prisa para alcanzar lugar en la llena cafetería de la escuela. Normalmente se llena pasando cinco minutos del timbre de salida al descanso y hoy no es la excepción. Tomo mi charola para depositar en ella mi alimento. Por más que me dedique a ver el mostrador con la diversidad de comida, nada me apetece, no sé si sea que todo se ve realmente asqueroso o que no tengo hambre. Definitivamente es la primera opción y mi estomago me lo recalca con un rugido que solo yo puedo sentir en mi interior.

-Y bien, ¿vas a pedir algo?- una señora de edad avanzada me mira ya desesperada detrás del mostrador.

-Oh, claro...- miro nuevamente todo rápidamente. Que difícil decisión- Eso está bien- digo no muy convencida. Mi vista recorre cada movimiento que hace la persona para brindarme el plato servido. Una mezcla de... ¿Cómo describirlo? La descripción correcta creo que sería asqueroso, sí, esa es la palabra. Su tonalidad me hace juzgar el sabor antes de probarlo. Hago una cara de repulsión y tomo un jugo sobre el extremo de la barra.

Mientras me voy acercando a una de las mesas me habla Charlie.

-Hey, se ve realmente feo eso- dice una vez alcanzándome y observando mi despreciable desayuno.

-Te aseguro que eso no me hace querer comerlo, cada vez es peor el servicio de la cafetería.- hablo para luego tomar asiento en la mesa del rincón. Él se sienta frente a mí.

-Gracias al cielo traje algo.

-Suerte la tuya- río recargándome en la silla y disponiéndome a tomar el tenedor y terminar de una vez por todas con esto.

-No seré tan malo. Toma- me tiende uno de sus sándwiches.

Niego.

-Oh vamos, tienes que comer algo y no será eso. Déjalo para quien se quiera suicidar.- me hace reír y al final tomo con cierta pena el lonche.

Comemos y reímos ante la animada conversación que nos acompaña. Tiende a ser una persona demasiado graciosa cuando quiere, su personalidad es increíble, sin duda es un gran sujeto.

Al pasar los minutos la campana retumba sobre toda la institución y volvemos a tomar las clases. Se pasan lento como siempre, más sin embargo presto toda la atención al frente. Una mano pequeña se deposita sobre mi hombro derecho, lo que hace desviar mi atención del profesor. Giro apenas para que el hombre frente al pizarrón no se dé cuenta. Una chica, mi compañera tiende hacia mí un papel doblado, la miro con cierta confusión y tomo el dichoso papel. Al ver mi reacción se acerca unos centímetros a mi rostro y susurra.

-Te lo mandan de atrás- me mira fijamente y yo trato de mostrarle una media sonrisa que francamente no se da a conocer. Asiento, vuelvo a reacomodarme en mi lugar.