Chapter 1

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La alarma del despertador sonó a eso de las cinco y media de la mañana como cada día. Con la cabeza aún apoyada sobre la almohada miré vagamente, a través de la ventana de mi cuarto, cómo los primeros rayos de sol salían tímidamente entre los bloques de los rascacielos. Me levanté y la abrí para dejar que entrase un poco de aire fresco. Parte de la ciudad aún dormía mientras que la otra empezaba a dar las primeras señales de vida. Rufus dió un salto apoyando sus patas delanteras sobre mis rodillas. 
- Hora de desayunar amigo- dije mientras hundía mi mano en su pelaje blanco y suave como el algodón.
Me siguió hasta la cocina donde cogí su cuenco para comida y se lo llené con sus cereales favoritos. Puse a hervir un poco de agua para el té y mientras se hacían las tostadas me senté en una de las sillas de la encimera a repasar el guión. El día en el trabajo se presentaba largo y las manecillas del reloj avanzaban a pasos agigantados dando las seis en punto.

La tostadora expulsó las tostadas y retiré la tetera del fuego vertiendo el contenido sobre una de las tazas de mi colección, donde peviamente había puesto una bolsita de té verde. Desayuné lo más rápido que pude y me di una ducha de agua fría para despertar.
Cogí las llaves del cuenco tibetano colocado sobre el amario recibidor y acaricié una vez más a Rufus que me acompañaba hasta la puerta.

- Buenos días jovencito- la señora Collins del quinto bajaba por las escaleras con su bolsa de hacer la compra- no sé que le pasa a este trasto pero no funciona.- dijo señalando al ascensor mientras yo esperaba a que las puertas se abrieran.
- ¡Porras!- dije mirando mi reloj de muñeca al tiempo que desistía de pulsar el botón- en ese caso he de irme corriendo, tengo el coche esperando abajo. Me alegra verla señora Collins- y me apresuré por las escaleras. 

Cuando salí a la calle pude notar lo verdaderamente frío que estaba a pesar de llevar mi camisa de felpa de cuadros azul y gris. Abrí la puerta del coche y subí a él frotándome las manos. Cada día que teníamos grabación en el estudio pasaban a recogerme como al resto de mis compañeros. El trayecto no era largo pero sí lo suficiente como para dejar atrás el sueño. Desde que me había mudado a Los Ángeles mi vida se había vuelto muy ajetreada, pero por fin había conseguido lo que siempre quise: ser actor.
El coche se detuvo y me dirigí a toda prisa hacia el interior del estudio. Pasé por maquillaje y vestuario y, tras convertirme en Sheldon Cooper,me uní al resto del elenco.

-¡Acción!
El director gritó con fuerza y todos adoptamos nuestros respectivos roles.
(Amy) -De acuerdo necesito hablar con mi novio en privado. Ahora.
(Howard) -Hay un vagón con el techo de cristal. ¿Quieres ir a ver las estrellas?- dijo Simon acariciando la cara de Melissa.
(Bernadette) -Qué idea tan romántica- y sonrió como si realmente se tratase de su cita de San Valentín.
(Amy) -¡Dejar de sobaros ya!- el público rió ante la expresión de Mayim.
Era mi turno. Sabía que esta escena era complicada para mi personaje y el de ella, por eso estaba algo más nervioso. Quería hacerlo bien y que los espectadores disfrutasen.
(Sheldon) -Creo que estás siendo un poco grosera, Amy.
(Amy) -¿Un poco grosera? Has sido grosero conmigo toda la noche.
(Sheldon) -¿Cómo es posible? Apenas te he dirigido la palabra.- el público volvió a reir.
(Amy) -Merezco algo de romanticismo Sheldon.
(Sheldon) -¿Quieres romance? Bien, entonces tengamos romance- me incliné hacia la mesa que estaba delante de mí y cogí la copa de vino- ¡Oh mira! Aquí hay vino- le di un pequeño sorbo y escupí enseguida- ¡Puag! Zumo de uva caliente.- vacilé unos instantes sin dejar de mirar a Mayim- Ahora vamos a mirarnos a los ojos- proseguí, y acerqué mi cara a escasos centímetros de la suya.- Has parpadeado, gano yo.
Otra vez el público estalló en carcajadas ajeno a lo que iba a ocurrir.
(Amy) -Sheldon...
(Sheldon) -Veamos, ¿que más?-hice una pequeña pausa- Los besos son románticos.
En ese momento, mis labios presionaron suavemente los de Mayim. Ambos permanecíamos quietos. La gente del público dejó escapar un "¡Oooh!". Despacio, fui acercando mi cuerpo al suyo sin dejar de besarla, hasta que estuvimos completamente pegados. Coloqué mis manos sobre su cintura y ella estiró la mano hacia mi hombro izquierdo. El público rompió en vítores y aplausos.
- ¡Corten!
- ¡Corten!- repitió el director por segunda vez. Y entonces nos separamos.
Esbocé una sonrisa y ella hizo lo mismo. Por un momento creí que seguiamos siendo Sheldon y Amy pero la realidad es que sólo éramos Jim y Mayim.

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