Chapter 31

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________DÍAS DESPUÉS______

Jim Parsons

Acababa de recoger a Julie en el aeropuerto e íbamos de camino a mi apartamento en Nueva York. Era increíble la velocidad con la que pasaba el tiempo, apenas parecía que había aceptado el papel para an act of god y ya estábamos con los ensayos previos al estreno. Desde las últimas novedades no hubo ninguna más a excepción de la visita de Julie. Me alegraba tanto que pudiese pasar unos días conmigo mientras ensayaba la obra en Broadway. Sería la primera en verme. Llevábamos un rato en silencio aunque su mirada parecía, de vez en cuando, inspeccionarme. Encendí la calefacción del coche al ver que mi hermana se estremecía en el asiento del copiloto y puse algo de música para amenizar el camino.

–Es mamá.– dijo deslizando el dedo por la pantalla de su teléfono móvil.– Hola mamá...sí acabo de llegar, ya vamos de camino al apartamento... Ajá...– me dedicó una mirada mientras escuchaba lo que mi madre le decía.– Sí, lo sé mamá...tranquila ya te contaré ...lo parece pero...–algo pareció resultarle gracioso porque comenzó a reírse.

–Dile que la quiero.

–¿Has oído a Jimmy?– volvió a mirarme y asintió susurrando.– Dice que ella a ti también.

Nuevamente continuó la charla mientras yo conducía tratando de adelantar a los muchos coches que transitaban por las calles. Llevaba días bastante raro, como si toda mi vida, incluido yo, estuviésemos hechos de cristal y alguien se hubiese dedicado a destrozarnos estrellándonos contra el suelo.

–Volverá a llamar más tarde.

Escuché que Julie me hablaba pero sin saber las palabras exactas que había pronunciado. Era totalmente consciente de que una de las razones por las que estaba allí era el tema de Todd después de haberle contado todo lo sucedido.

–Espero que tengas hambre, he reservado para comer en ese sitio que tanto te gusta.

–Reconozco que a veces, eso de que lo tengas todo bajo control, resulta satisfactorio.

–¿Y cuándo no ha resultado? Te recuerdo que tienes al mejor hermano del mundo.– los dos reímos.

–Así solía decirte papá.– su semblante se volvió más serio dando lugar a un silencio en el que tragué saliva varias veces para contener las lágrimas. La muerte de mi padre era algo que me había marcado y, aunque pudiese parecerlo, no tenía superado. Tal vez el estado en que se encontraban las cosas no ayudaba mucho. Al menos contaba con el apoyo y el cariño de mis amigos, mi segunda familia al fin y al cabo.

–¿Cómo estáis...mamá y tú? ¿Lo lleva mejor?

–A ratos...ya sabes. ¿Y tú? ¿Cómo estás tú?–no hablaba mucho sobre ello y cuando lo hacía me dolía. Era como revivir la situación de nuevo, notar su pérdida, su ausencia.

–¡Oh! Pues como siempre. Pero ya sabes que me preocupáis más mamá y tú.

A pesar de que no parecía muy convencida sabía que no lo decía en vano. Por muchos problemas que pudiese tener, mi hermana y mi madre lo eran todo. Si ellas estaban bien yo también y cuando las tenía a mi lado cualquier cosa que perturbase mi estabilidad pasaba a un segundo plano. Cualquiera menos mi padre. Dejé escapar un suspiro al tiempo que estacionaba el coche delante del edificio.

The Theory of EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora