Chapter 33

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Jim Parsons

Faltaban veinte minutos para las seis de la mañana. Me había pasado toda la noche despierto, dándole vueltas a la cabeza y llorando. No dejaba de mirar la foto de Todd que tenía sobre la mesita de noche ni de pensar en el sentimiento que me producía Mayim. ¿Por qué nada parecía ir bien? ¿Qué clase de mal había podido causar para estar pagando aquel precio? Rufus notaba mi tristeza aullando desde el otro lado de la cama, tratando de llamar mi atención. Al menos sabía que él nunca me iba a abandonar, salvo llegado el momento por cuestiones obvias y naturales que de sólo pensar me entristecían. Demasiadas personas se estaban yendo ya de mi vida.

-Ven aquí amigo.- dije mientras lo cogía en brazos y lo acariciaba.

Parecía estar feliz de recibir mi cariño, pues últimamente no le hacía demasiado caso, y aún así él siempre me acompañaba en los momentos mas difíciles. Me respondió con un pequeño ladrido haciéndose una bola en el hueco de mis brazos. Me incorporé mejor en la cama sentándome sobre ella y acomodando a la espalda dos almohadones. Incliné la cabeza hacia atrás hasta que mi nuca pegó en el cabecero blanco acolchado adornado por el cuadro gigante de Rufus y Otis que Todd había pintado tiempo atrás. Cerré los ojos y respiré hondo, varias veces, de forma calmada intentando despejarme y encontrar algo de paz.

-Tiene que haber algo que pueda hacer.

Mayim Bialik

Las pesadillas no me dejaban dormir y ya eran cerca de las seis de la mañana. Tenía que estar a las siete en el set de grabación para hacer una de las escenas con Melissa y Kaley, pero no estaba de humor. Me senté en el borde de la cama calzando las zapatillas y poniéndome encima el batín anudando su cinturón. Encendí las luces del baño y cuando me miré en el espejo pude ver lo enrojecidos que tenía los ojos, así como la profundidad de las ojeras. La maquilladora tendría que hacer un gran trabajo. Me enjuagué la cara con un poco de agua y jabón tratando de despejarme. No podía pensar en otra cosa que no fuese Jim, ni en su reacción.

*¿Lo sabías y me lo has estado ocultando todo este tiempo?*

*Me has decepcionado, Mayim.. ¿acaso era un juego para ti?*

*Dudo que sea yo quien se equivoque. Y pensar que creía que estaba...*

Tenía esas tres frases grabadas a fuego en mi cabeza y la cara de mi amigo enfurecido, quebrado completamente.

-Tiene que haber algo que pueda hacer.-me dije a mí misma volviendo de nuevo a la habitación y cogiendo el móvil de la mesita.

*Jim, necesito que hablemos, por favor. Desde ayer no dejo de pensar en nuestra discusión y... espero que estés más calmado. Creo que te mereces una explicación mejor y una disculpa por mi parte. Llámame. No quiero perderte.*

Jim Parsons

Leí el mensaje pero no le respondí. Realmente era absurdo porque tarde o temprano nos veríamos las caras en el trabajo pero no quería hablar con ella, después de todo sentía que me había traicionado. ¿Por qué? Se supone que después de mi madre y mi hermana era como mi otra familia. Al menos, buscándole el lado positivo, aquello me había despejado cualquier duda que pudiese tener a cerca de ella.

Bloqueé mi teléfono móvil no si antes mandarle un mensaje a Julie. La noche anterior la había llamado para contarle lo sucedido y pareció quedarse preocupada. Me aconsejó que fuese a hablar con Mayim, que no la culpase de algo en lo que se había visto involucrada por terceras personas, pero...cuando la decepción se apodera de tu cuerpo sientes que no merece la pena hacer ni un esfuerzo por mantener la relación a flote.

El pelo de Rufus era suave al contacto con mis dedos y volviendo al tema de Todd se me había ocurrido una forma de tener un acercamiento.

Todd Spiewak

The Theory of EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora