Chapter 35

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Jim Parsons

Había salido a tomar un poco de aire fresco, apenas diez minutos mientras los productores hacían algunas modificaciones para la siguiente escena, y la verdad era justo lo que necesitaba. Con la espalda apoyada sobre la fachada del estudio recliné la cabeza para que los rayos de sol me diesen de pleno en las mejillas. Podría quedarme horas y horas así, tenía muchas cosas en las que pensar aunque quizás fuese mejor no hacerlo, pero hasta el momento no había desarrollado las habilidades vulcanas de Star Trek para reprimir todo tipo de sentimientos. Suspiré. Por un momento me habría gustado ser el famoso personaje interpretado por Leonard Nimoy. Cerré los ojos y dejé que mi corazón bombease con fuerza mientras montones de imágenes se sucedían en mi mente. Todd, Mayim, Todd, Mayim, la sugerencia de Kaley... ¡Todo era de locos!

–¿Que has hecho qué?

–Me pareció una buena idea para que se anime.

Volví la cabeza al escuchar las voces de Johnny y Kaley acercarse.

–¿Y le ha parecido bien?

–Bueno...digamos que no se lo esperaba. Aún no ha dicho nada al respecto, pero pienso llamar a Matt.

Agudicé el oído. Parecían haberse detenido antes de llegar a la puerta de salida. ¿De qué diablos hablaban? Escuché un sonido que parecía de un encendedor, probablemente fuesen a fumar un cigarro.

–Y sobre lo nuestro, ¿qué ha dicho?

–Oh, nada, aun no le dije nada.

–Creí que no tenías dudas.

–Y no las tengo Johnny, es sólo que...no quiero que esté sólo después de todo lo que ha pasado.

Hubo un silencio en el que sólo se escuchaban bocanadas al aire. Tenía la sensación de que se estaban refiriendo a mí, pero ¿qué querrían decirme?

–Nos tiene a nosotros. Además...la cita puede salir bien.– puse los ojos en blanco. Kaley seguía con la estúpida idea de que conociese a alguien y quizás ese alguien fuese el tal Matt.– Hablamos como si nos estuviésemos refiriendo a Sheldon.

–¡Madre mía es verdad!–Kaley rió.– Pero a veces se comporta tan igual... que siento la necesidad de cuidarle.

–¿Por eso has pensado que presentarle a alguien le puede venir bien?

–¡Sí! No sé que hacer. Después de saber lo de Todd...fue lo primero que se me ocurrió. Creo que puede ser bueno que se relacione con otras personas y amplíe su círculo. Tampoco tiene por qué ser una cita como le dije.

Volvieron a quedarse en silencio. Viendo lo visto quizás no fuese tan mala idea tener esa "cita", ella sólo estaba tratando de ayudarme.

–Tranquila, es algo que cualquier amigo haría.

–Vale pero...–ahora sus voces sonaban justo al otro lado de la esquina de donde estaba.– ¿Podemos esperar un par de días para decírselo?

–¿Decirme qué?– les pregunté al tiempo que salía de detrás de la pared.

Todd Spiewak

No había estado tan confuso desde que Jim y yo rompimos. Sólo tenía dos opciones, o irme a Filadelfia o plantarme en su apartamento, pero no era decisión fácil. Sabía por experiencia que en estos casos, cuanto más dejases pasar el tiempo, peor sería el resultado. Otis movía su cola impaciente, como si compartiese mi indecisión.

–¿Qué dices Otis, nos vamos a Filadelfia?

Mi perro ladró dos veces humedeciéndose el hocico con la lengua. La presentación del proyecto me había hecho darme cuenta de cosas que creía tener superadas. Ver a Jim me removía algo en el estómago. Caminé con decisión hacia el armario y saqué una maleta de viaje de la parte superior. La sostuve con cuidado y la deposité suavemente  encima de la cama abriéndola.

The Theory of EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora