Chapter 39

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_______DÍAS DESPUÉS ______

Jim Parsons

Todd iba de un lado a otro del apartamento con el pelo aún mojado por la ducha, nervioso e inquieto, mirando hacia su reloj de pulsera con reiteración y revolviendo entre los cajones del comodín.

–¿Has visto mi corbata negra?

–Creo que está en el tercer cajón.–le respondí tensando la mandíbula y pasándome la maquinilla de afeitar.

–Sí, aquí está. Gracias cariño.

Emití un sonido de asentimiento sin dejar de concentrarme en lo que estaba haciendo para evitar cortarme, no querría aparecer ante la multitud con la cara llena de pequeñas cicatrices. Mis ojos, menos azules que de costumbre, brillaban con la luz que emitían los alógenos del espejo del cuarto de baño y Todd continuaba en su búsqueda de elegir la combinación perfecta.

–¿Cómo vas Jimmy?– su voz sonaba desde dentro del armario.

Tardé unos segundos en responder mientras aclaraba mi cara con agua bien fría retirando cualquier resto de jabón que pudiera quedarme.

–Sólo tengo que aplicarme el after save.–vacilé unos instantes mientras aplicaba la crema por el rostro masajeando con cuidado.– ¿Vamos bien de tiempo?

Salí del baño con el albornoz puesto y el pelo ya casi seco.

–Eso creo.–se sentó sobre el borde de la cama y anudó los cordones de sus zapatos.– Yo me encargo de recoger a Judy en el aeropuerto, no te preocupes por nada.

–¿Seguro?

–¡Claro! Aún tienen que peinarte, maquillarte y ponerte el traje.

Estaba en lo cierto. Mi equipo de estilistas todavía tenía que hacer todo el trabajo y aún no habían llegado. El tiempo avanzaba y a medida que lo hacía empezaba a ponerme tan nervioso como mi pareja. Me senté junto a él sobre la cama, reflexionando sobre el por qué mi hermana no vendría, una decisión de última hora que me tenía algo descolocado.

–Estoy listo.– se levantó y me dio un beso cogiendo las llaves de su coche.– Te avisaré en cuanto estemos de camino.

Sonreí sin apartar la vista de él. Estaba realmente guapo con camisa blanca y traje en gris oscuro dejando ver tímidamente el patrón de cuadros que llevaba la tela. A decir verdad no distaba mucho del que sería el mío, sólo la combinación de colores era distinta.

–De acuerdo. Nos vemos luego.

–Nos vemos luego.– respondió dándome otro beso y se alejó por el pasillo.

Mayim Bialik

Sylvia y Linda me daban los últimos retoques de peluquería y maquillaje, algo sencillo pero a la vez sofisticado, al fin y al cabo no era yo quién tenía que deslumbrar sino la estrella del día, Jim.

–¡Ouch!–grité de dolor cuando uno de mis mechones de pelo se quedó enredado en las tenacillas.

–Lo siento.

–¿A ver? Creo que ya está.

Me miré en el espejo mientras me aplicaban una pequeña capa de laca para fijar bien los rizos.

–¿Te gusta?

–Está perfecto chicas, gracias.

Me ahuequé el pelo con las manos para darle más naturalidad y me levanté del tocador improvisado para vestirme. Llevaría una falda midi en color rojo con una blusa en seda negra dejando transparentar la zona de los brazos. Me enfundé en los tacones y después salí hacia la calle donde me esperaba el coche.

The Theory of EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora