Chapter 30

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Jim Parsons

Las cosas seguían su curso habitual, o al menos el curso que parecían haber adoptado recientemente. La lluvia arreciaba con fuerza contra las ventanas del salón con su pertinente repiqueteo y el estrepitoso ruido de los truenos llenaba cualquier silencio que pudiese tener cabida. No recordaba un San Valentín tan amargo desde hacía mucho, y no sólo por el clima que reinaba, sino también por el comportamiento que estábamos manteniendo. Más que unos amigos parecíamos uno de esos grupos de ascensor que se comportan de forma incómoda y distante. Johnny y Kaley, cada uno en una esquina del sofá, apenas intercambiaban palabra y yo tenía la cabeza en otras cosas sin prestarles demasiada atención a ninguno de ellos. Al menos Kunal, Melissa y Simon disfrutaban de los efectos de las flechas de cupido.

-¿Tienes palomitas, Jim?

-Hay algún paquete en uno de los armarios de la cocina.- dije con la vista clavada en la televisión mientras jugueteaba con el mando a la espera de que empezase el capítulo.

Ni siquiera pillé la indirecta de Mayim para ausentarnos y dejar solos a nuestros amigos.

-Ven acompáñame, me apetecen unas.

-Chicos, ¿vosotros queréis?

Un sí de Johnny y un encogimiento de hombros por parte de Kaley fue lo más cerca que estuvieron de intercambiar vocablos. Me acerqué con Mayim a la cocina y metimos el primer paquete en el microondas programándolo a tres minutos.

-La veo mal.

-¿Te refieres a Kaley?

-Sí.- giró el cuello en dirección a ella apoyándose sobre la encimera de la isla.- Mírala Jim, está triste.

Pues ya éramos dos los que lo estábamos.

-Sólo necesitan hablar. Cuando se traguen el orgullo que se lo impide.- mi amiga carraspeó al escucharme.- ¿Qué ocurre?

-No, nada.- dijo intentando zafarse.

-Mayim, nos conocemos.- le dediqué una sonrisa.- Lo dices por Todd y por mí.

-¡Vale! Me has pillado.- arrugó la nariz y me pegó un codazo al tiempo que las palomitas empezaban a explotar.

-Ayer me encontré con él.

-¿Y no ibas a decirme...?

-Y con Will.- la interrumpí- Ya ves que no hay nada que contar.

Le di la espalda abriendo la puerta del microondas y retirando con cuidado la bolsita de cartón. Pero eso no me impidió ver su cara de sorpresa cuando pronuncié el nombre de Will.

Mayim Bialik

-¿Seguro que estaba con él?- me llevé la mano a la mejilla pensativa.

Después de todo lo que sabía de ese tipo y lo que le había hecho a Todd dudaba mucho que fuesen por ahí juntos.

-No sé de que te extrañas.

El tono de su voz denotaba cierto recelo a la vez que intentaba disimularlo con una pizca de pasotismo. Pero me estaba olvidando de algo. Jim seguía creyendo que Todd Spiewak y Will Sanders mantenían una relación sentimental. *Debiste contárselo a pesar de las contraindicaciones de Todd*, ¿pero qué sentido tenía decírselo ahora que ambos me habían confesado sus deseos de pasar página? Quizás no perdiese nada o lo empeorase todo. Sin darme cuenta me hallaba en una encrucijada.

The Theory of EverythingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora