Capítulo 16

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Capítulo 16.


Llegamos frente a un departamento, Adam se baja del coche y me abre la puerta para que baje me ofrece una mano y yo la acepto.

— ¿De quién es este edificio? -pregunto con la voz rasposa.

—Mío -dice jalándome hacia la puerta —Pensaba mudarme dentro de unas semanas.

Abre la puerta y veo que el departamento es enorme.

Me lleva hasta el sofá yo me siento y él a mi lado.

— ¿Qué sucede, ángel? -Pregunta tomando mi mano y acariciándola — ¿Por qué mi niña lloraba?

—No soy ningún ángel y menos una niña -digo volviendo a llorar- Tú crees que soy la niña buena que nunca ha hecho nada malo, que parezco la niña dulce y tierna pero no.

— ¿De qué hablas, Cami? -pregunta alejando su mano de la mía.

— ¿Recuerdas lo que te dije de mi madre?

Asintió.

—Yo... yo estaba destrozada, la policía no hacía nada para encontrarla -dije conteniendo las lágrimas —Yo deje a mi abuela, Adam, le dije que iba a estudiar en un buen colegio y tenía que ir a otra ciudad.

Él me miro pero veía en su rostro que no entendía nada.

—No fui para estudiar... fui a buscarla.

Solté un suspiro.

>Entré en el mundo que obligaron a mi madre a entrar.

Él frunce el ceño no entendiendo de qué estoy hablando hasta que de pronto sus ojos se abren como platos en mi dirección.

—No, no, no, Cam. Dime que no es lo que pienso -dijo negando con la cabeza.

Sus ojos se oscurecieron y yo solo pude sonreír con tristeza.

—Eso es lo que hacía, iba a los clubes de mala muerte -dije recordando todo —Ofrecía mi cuerpo a cambio de información, información para encontrarla. Yo... este no llegaba hasta las últimas instancias esa era mi norma pero de alguna forma debía complacerlos...

— ¡Camila, Basta!

Su voz sonó rota pero continué.

—Ellos me daban pistas pero ninguno me decía dónde estaba, sabía que la conocían, escuchaba los murmullos siempre.

Se levanta y patea una silla lejos. Pego un brinco de la impresión.

> ¿Lo ves? no soy ningún ángel ni mucho menos una niña. -me levanté y empezaba a caminar de un lado a otro.

—Cualquiera que te tocó debería estar muerto ¿Cómo se atrevieron a tocarte, Camila? ¿Cuántos años tenías?

—Eso no import...

— ¡Claro que importa! -Espeta de mala manera, se pasa una mano por el cabello y lo estira- Joder ¿cuantos años?

—Quince -susurre con una voz inaudible.

Se sentó de golpe en el sofá y cubría su cara con ambas manos.

—Pasaron dos años y yo seguía con eso, cada vez tenía más pistas -dije caminando todavía por todos lados —Un día uno de los tipos me dijo que ella estaba en uno de los peores bares de mala fama de la ciudad.

>Me emocione, creía que allí iba a estar, pero no, me dijeron que nunca habían escuchado ese nombre. Entonces empecé a trabajar allí, capaz solo me mentían. Fui una tonta.

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