Capitulo 26

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Capítulo 26.


Está durmiendo, se lo ve tan tranquilo que solo eso me da paz.

Su cabello esta desordenado lo que hace que se vea tan jodidamente sexy. Comienzo a repartir besos por su rostro y puedo notar como las comisuras de sus labios se levantan.

Y de un momento a otro me agarra de las muñecas, damos una vuelta y Adam está encima de mí.

—Me encantaría despertar así todas las mañanas -dice rozando mi nariz con la suya.

Sonrío.

—La verdad es que a mí también me gustaría -digo sonriente.

Él comienza a besarme las comisuras de los labios, mi nariz, frente y un beso en los labios, un beso cariñoso.

Luego el beso comienza a tornarse algo caliente, y más cuando se da cuenta de que ambos seguimos desnudos y que solo las sábanas blancas cubren nuestros cuerpos.

Oigo como la puerta se abre de golpe.

—Cami, creo que tu... -se tapa los ojos de golpe —Oh, Dios, yo no quería...

Abro mis ojos como platos y Adam comienza a reírse.

—Pues ya interrumpiste -dice bufando.

Yo no puedo estar más roja.

—Eh... mejor vuelvo después... -Dice Elena nerviosa.

Pero como tiene los ojos tapados choca por la puerta, Adam comienza a reírse y yo lo fulmino con la mirada.

Como puede sale del cuarto.

Y yo me tapo la cara con mis manos mientras me acuesto de nuevo.

¡Qué vergüenza!

Ahora con qué cara voy a mirarla después.

—Vamos, Cam... -dice Adam quitándome las manos de la cara- No es para tanto.

—Lo sé, pero ahora cada vez que la vea me sentiré incomoda y puedo apostar que ella aún más.

Resoplo.

Comienzo a buscar mi ropa para vestirme y Adam me da un beso en el cuello que me da cosquillas.

—Me pregunto qué hubiese pasado si no nos interrumpían -dice y yo me río.

—Me pregunto lo mismo.

Me dirijo al baño corriendo la verdad todavía no me voy a acostumbrar a que me vea así.

—No es nada que no haya visto ayer, preciosa -dice soltando una carcajada.

Quiero a ese idiota

(***)

Bajamos las escaleras entre besos y paro al ver a una Elena incomoda desayunando cereales.

—Elena, no quiero que nos sintamos incomodas entre nosotras -digo suspirando- Con tal, eres mi amiga ¿no?

Ella sonríe.

— ¿Tú crees que me dejarán todavía ingresar en la Universidad?

Cambia de tema lo cual le agradezco.

—La verdad no sé, es que ya ha pasado un tiempo...

Adam se aclara la garganta y ambas volteamos en su dirección.

—Yo me encargo de eso -dice guiñándome un ojo.

¡Es perfecto!

Le doy un beso.

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