Capitulo 25

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Este es el momento donde debo advertirles que  el capitulo contiene escenas subidas de tono.

Queda a su responsabilidad seguir leyendo.

Capítulo 25.


Adam nos lleva a Elena y a mí a su departamento, ya que no sé cómo actuara mi abuela al decirle que Elena vivirá con nosotros. Adam no confía en ella me dijo que puede ser mala o que nos podría robar, pero él solo exagera. Cenamos los tres y digamos que fue algo incómodo ya que Elena y Adam no se llevan bien.

Suspiro.

Estoy asustada la verdad, John estará furioso al enterarse de que no estoy allí. Él se comportó de una manera amable, pero no le creo nada, hay algo en su mirada que me dice que no le crea, que no me puedo fiar de él.

Me miro en el espejo de la sala y veo el collar que me regalo Adam acaricio la llave suavemente, mientras pienso ¿Por qué mi mamá fue capaz de hacer eso? ¿Por qué me mintió? La odio con toda mi alma. Lo peor es que tiene su propia familia, es raro el saber que tengo un hermano que nunca conoceré. Me mintió a mí y a mi abuela, no puedo creer como me dejo así sin más y hacernos creer que ella era la buena de la película.

Por un lado agradezco que John me haya echo abrir los ojos, hasta ahora no quiero ni pensar que pueda hacerle daño a gente inocente. Elena está contenta por lo menos al saber que su bebé ya está a salvo. El bebé que tendrá me emociona, ella me dijo que seré su madrina, ya que gracias a mí salió de ese lugar, quien sabe que hubiese pasado si yo no la sacaba. Dijo que capaz John la tirara a la calle o mataría a su bebé. Ella dice que el John que yo conocí era solo una farsa, que él es una persona odiosa y que gracias al cielo salí antes de conocer ese lado.

Siento unas manos en mi cintura que me devuelven a la realidad, por el reflejo del espejo veo a Adam sonreír mientras me da un beso en el cuello.

Mira mi colgante y sonríe.

—Elena ya está dormida –dice con una sonrisita —Se la veía agotada.

—Está muy cansada, seguro lo del bebé la tiene así.

Doy media vuelta y paso mis manos por su cuello mientras le doy un casto beso.

—Me alegra que duermas conmigo hoy –dice sonriendo.

—A mí también me alegra.

Vamos a su habitación y me comenta que Hayley está furiosa conmigo por no llamarla. Si ella supiera...

Entramos al cuarto, los recuerdos de la última vez que estuve aquí vuelven y siento un remolino en el pecho.

—No sabes cuánto te extrañe -dijo besando mi frente.

Lo miré y él me miro, me muero por besarlo.

— ¿Me besas tú? ¿O te beso yo? –dijo él en tono burlón.

Lo besé.

El ambiente cada vez se estaba volviendo más caliente. Adam comenzó a repartir besos a lo largo de mi mandíbula, trazando un camino hasta mi oreja, sus labios presionaron mi parte más sensible debajo de mi oreja y solté un gemido. Me apretó con fuerza la cintura y podía sentir a su amigo despertar, eso solo me puso más ansiosa, él me levanto del suelo haciendo que rodeara su cintura con mis piernas, lo hice en un movimiento algo torpe lo que hizo que él sonriera.

Bajó mi cuerpo en una de los escritorios y pasé mis manos por su espalda, necesitaba sentir su piel y su camisa comenzaba a molestar. Mi blusa fue historia cuando Adam decidió quitármela, miró mis pechos y volvió a besarme con fuerza, me levantó y esta vez sí se dirigió a la cama. Caminó hasta la cama sin despegar sus labios de los míos, su cabello estaba más largo y podía jalarlo, eso es lo que hice, gruñó en respuesta y sentí sus manos acariciar la piel de mi espalda. Bajó mi cuerpo con delicadeza en la cama y cuando mi cabeza toco la almohada él se subió encima de mí quitándose la camisa.

¡Santo Cielos!

Me miraba con una sonrisa jodidamente hermosa y en sus ojos pude notar ese brillo de deseo, se abalanzó reclamando mis labios, en un beso lleno de deseo y pasión.

—Quiero hacer esto -Dijo con la voz ronca —Pero no haré nada si no es lo que quieres.

Asentí con la cabeza con rapidez.

—Te deseo ahora, Adam.

Me quite el sujetador como pude ya que no estaba en la mejor posición para hacerlo.

Comenzó a repartir besos en mis muslos lo cual hizo que mi espalda se arqueara de placer luego empezó a subir a mi ombligo y luego a mis pechos. Solté un fuerte gemido pero fui callada al sentir sus labios uniéndose a los míos.

—Shh, no querrás que nuestra invitada escuche.

Lo dijo con una sonrisita inocente.

Yo negué con la cabeza.

Comenzó a lamer cada parte de mi piel y un calor o mejor dicho un ardor se apodero en mi estómago y descendía. El deseo era todo lo que sentía, no tenía miedo de lo que haríamos, estaba completamente segura de que Adam es el amor de mi vida y que yo soy el suyo. Posé mis manos en su pecho y las bajaba lentamente hasta llegar a su cinturón él tenía una sonrisa y al ver que me costaba él solo se quitó los vaquero quedando en bóxer.

Luego también me quito los jeans a lo cual no me sentía avergonzada, yo era suya, eso ya lo tenía claro, pero a partir de hoy estoy cien por ciento segura que lo seré siempre.

Acerque mis labios a los suyos, y mi cuerpo se arqueo contra el suyo. Mis gemidos se unían con los suyos.

Siguió acariciando mi cuerpo, besándolo, lamiéndolo hasta que me corrí gritando su nombre.

Él se quitó el bóxer dejando ver su dura erección. De un tirón mis bragas fueron arrancadas, y su erección se apoyó en mí, deslizándose lentamente a lo cual gemí.

—Te quiero, Camila –dijo contra mis labios.

—Yo igual –gemí en su boca y eso lo puso a cien- Te quiero, Brooks.

Él me miró a los ojos sorprendido y beso castamente mis labios.

—¿Hablas en serio? o ¿Lo dices por la calentura del momento?

No pude evitar gemir al sentirlo dentro de mí.

—Estoy muy segura Brooks —Besé su cuello—, te quiero mucho.

Comenzó a moverse lentamente y yo levante mis caderas tentativamente.

—Cam...

Oírlo gemir mi nombre me ponía mucho.

Y lo volví a hacer, me agarre fuertemente de sus hombros, mientras enroscaba mis piernas alrededor de su cintura.

La intensidad cada vez era mayor, y empezó a moverse más y más rápido. Me beso en la frente luego en el cuello y en mi punto sensible, no pude más y sentí como ambos nos corrimos al instante.

Todo fue increíble sentía los espasmos recorrer mi cuerpo.

Mi corazón latía de manera descontrolada, hasta sentía el suyo de igual manera. Lentamente se retiró de mí, me dio un beso dulce y nos acurrucamos juntos en la cama.

— ¿Estas bien, ángel?

—Estoy perfecta.

Me acurruqué más en su pecho y el me estreché en sus brazos.

—Todo es perfecto si es contigo -dijo y yo me derretí —Te quiero, ángel.

—Te quiero tanto, tanto.

Llevé mis manos hasta sus labios y comencé a delinearlos hasta que él mordió mi dedo de una manera sensual.

—Cuando quieras lo repetimos –Dijo sonriendo.

Solté una carcajada, pero estaba tan débil que seguro se escuchó solo como una risita.

Me volvió a besar de una manera tan dulce e inigualable.

Sentía como acariciaba mi cabello, o me besaba la frente hasta quedar completamente dormida.


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