Capitulo 32

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Capítulo 32.


— ¡No lo puedo creer voy a ser tía! —dijo chillando.

— ¡Shh!—le tape la boca con una mano —Nadie se puede enterar Hayley.

Ella rodo los ojos, pero puede ver que todavía no se creía que esto fuera real.

—Dios... ¿será una niña o un niño? Si es un niño, seguro que de grande será igual de caliente que su padre.

Esto era algo completamente irreal.

No le había contado nada de Aaron a Hayley, pues no sé qué decirle exactamente... es complicado. No lo he visto desde ayer, cuando se fue al enterarse de mi embarazo, me dolió que se fuera así sin más. Y eso me frustra, Adam no se merece esto, soy una completa zorra por besar a mi ex, mientras que Adam no ha hecho más que cuidarme todo este tiempo.

—Mila me tengo que ir, hoy es el día que mamá va a su consulta —dijo suspirando—. Recuerda que debes decírselo a Adam.

Miré a cualquier lado, evitando su mirada acusadora. Ella no está de acuerdo en que se lo oculte a Adam, tal vez tenga razón y deba contárselo, pero no quiero.

Que Aaron haya vuelto a cambiado las cosas.

Mi cabeza da vueltas tratando de entender mis sentimientos.

Sé que nunca olvide mis sentimientos hacía Aaron, ayer cuando lo vi sólo quería abrazarlo y estar como antes y dios sus besos... sus besos para mi siguen siendo perfectos, pero Adam... cuando estoy con él no pienso en nada ni en nadie más, todo con él es perfecto, sus abrazos, sus besos, todo.

Y eso me mata.

Los dos son perfectos y yo no lo soy.

—Está bien, no te preocupes —le di un abrazo—. Luego hablamos.

Salió de mi cuarto y yo me acosté en la cama.

Escuche el sonido de mi celular y mire quien es, al ver un número desconocido, me asuste, no tenía buenos recuerdos sobre números desconocidos, pero igual conteste.

—Hola—dije nerviosa.

—Hola Camila.

Aaron.

—Aaron yo... no sé qué decir en estos momentos.

Escuche su suspiro a través del celular.

— ¿Podemos vernos? —su voz se escuchó deprimida.

—Claro, en el parque de la ciudad, ¿de acuerdo?

—Nos vemos, princesa.

Y colgó la llamada.

Tire mi celular a la cama y las ganas de llorar se hicieron presente.

Me levante y me cambie el pijama, por una blusa blanca y una falda, mi cabello lo deje suelto.

Mi abuela no está, ya que salió con Susana. ¿Dónde fue? Ni idea, pero no estaba de humor para preguntar.

Me mire en el espejo, mi vientre se ve normal, todavía no creo que hay una personita ahí adentro.

Tome mi celular, las llaves del auto y salí de casa.

Conducía mi auto tranquilamente... ¡Está bien! Estoy todo menos tranquila.

Cuando llegué al parque, baje del auto y comencé a buscarlo con la mirada, lo encontré recostado en un árbol mirándome atentamente. Yo me sonrojé, porque su mirada era muy intensa. Caminé hacia él y Aaron sólo me miraba a los ojos.

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