Capitulo 5

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Nos quedamos ahí por unas tres horas más. Me sentía tan bien en ese grupo, creo que iré con Diego los cuatro días a la semana que él va. Lo acompañaré. Conocí a muchas personas y me sorprende bastante haberme encontrado con unas cinco personas que van en mi instituto. Me juntaré con ellas. Creo que ya debo dejar a Mechi un poco, a pesar de que veo que me quiere mucho y que realmente se preocupa por mí, siento en lo más profundo de que se está aburriendo de que no sea como ella. Pues, no compartimos nada de gustos, es muy raro que seamos amigas. Ella va a fiestas todos los días, tiene novio, es porrista, es bonita, está en el grupo de los populares y yo sólo la estoy echando para atrás. Debo dejarla tranquila y que no se preocupe más por mí. Estoy satisfecha con mis nuevos amigos y con Diego.

Estoy en el bus que va en dirección a mi casa. Diego está conmigo, a mi lado, yo con mi cabeza sobre su hombro. Me dice que vive en tercer condominio en W Fort Street con Shelby Street, está a dos condominios que el mío. Sonrío. Me alegra mucho saber que vive a pocos metros de mí.

-¿Por qué te cambiaste a mi colegio, Diego? -le pregunto, incorporándome en el asiento. Él me mira y suelta una carcajada.

-Mi mamá quiso cambiarme ahí. Fue todo muy confuso. En mi otro colegio hubo problemas con un compañero mío, lo que hizo que ambos saliéramos perjudicados. Nos suspendieron. Prefiero no contarte lo que pasó -ríe sin humor-. Mi mamá se volvió loca buscando un buen colegio que esté cerca de mi casa. Y lo encontró. Fue muy sorprendente que tú también asistieras ahí.

Asiento con la cabeza y siento que su mano se entrelaza con la mía. Observo por donde está pasando el bus. Aún faltan algunas calles. Vuelvo a esparramar me sobre el asiento y Diego ríe.

-Quiero darte las gracias -susurro lo suficientemente fuerte para que me escuche.

Él se voltea hacía a mí y levanta mi mentón, pues mis mejillas están sonrojas y su mirada me pone muy nerviosa. Juego con mis manos que están empezando a sudar, y cambio mi cabello de partitura varias veces.

-¿Por qué? -responde. Lo dice en un sensual murmuro que provoca que mi piel se erice.

-Por no dejarme sola. Por salvarme de las porristas. Por llevarme al baño y luego a la enfermería. Simplemente por... -aprieto su mano-. Preocuparte por mí.

Su sonrisa se vuelve más grande. Su brazo derecho pasa por mi espalda y el izquierdo rodea mi cintura. Quedo casi encima de él. Me da un beso en la mejilla y yo le sonrío. Me encanta cuando hace eso.

-Y yo quiero darte las gracias también.

Me enderezo rápidamente en mi asiento y lo miro fijamente a los ojos. ¿Por qué querrá darme las gracias? ¿Yo que he hecho por él? Trago saliva y empiezo a jugar con mi cabello otra vez.

-¿Por qué? -le digo frunciendo el ceño.

Suelta una risita y se lame los labios. Me quedo mirando sus labios por unos segundos y sacudo la cabeza volviendo a la realidad. Me acaricia la mejilla.

-Por haber hecho aquella fila para darme un abrazo y confiar en mí. No sabes cuanto eso significa para mí. Eres una maravillosa persona, Tini.

Frunzo los labios y por impulso, deposito un beso en su mejilla. Luego me abalanzo a sus brazos. Me dan ganas de responderle "Diego, lo mejor fue habarte conocido, en serio, cambiaste mi vida, gracias, gracias", pero me da vergüenza y no lo hago.

Me separo de él y sonrío. Él me sonríe. Me pregunto si a Diego le duelen las mejillas al sonreír. ¡Sonríe todo el tiempo! Lo admiro. Yo no puedo. Sólo su sonrisa tan contagiosa hace que yo sonría.

Me doy cuenta que ya llegamos a nuestro destino. Diego le dice al chofer que sí puede abrir las puertas. El chofer hace caso y abre las puertas traseras para que nosotros bajemos, Diego se despide de él nombrándolo por su nombre y dándole las gracias. También me impresiona lo fácil que es para él hablar con la gente. Conoce a todo el mundo. Sinceramente, Diego es como un ídolo para mí.


Abrazos Gratis |Dietini|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora