Tomo el autobús devuelta a mi casa mientras Justin Bieber me canta al oído a través de mi audífono. Me bajo y le doy las gracias al conductor y me responde con una dulce sonrisa. Poso mis pies en el cemento y me quedo quieta hasta que veo como el vehículo desaparece por la espesa neblina que esconde la calle. Con la cabeza gacha, caminando y pateando las piedras esparcidas por la vereda. Entro a mi condominio y no saludo al guardia porque está durmiendo y no quiero interrumpir sus minutos de descanso.
Siento un sabor agrio en la garganta y todavía mis ojos se cubren en una capa delgada de agua. No quiero pestañar, pero eso provoca que me arda hasta la retina, por lo tanto una traicionera lágrima se desliza silenciosamente por mi mejilla.
Al final termino llorando sin consuelo y mi boca escupe un sollozo trás otro. Eso sí sigo mi camino para llegar pronto a casa. Quiero tumbarme en la cama y olvidar cada segundo de este día, para que mi cuerpo saque toda la tensión que me inunda y me hace contraer los músculos con dolor. Cuando estoy dentro de mi hogar, el pasillo está oscuro y más de una vez casi tropiezo o choco con las paredes, pero intento mantener el sigilo y la serenidad de la atmósfera. Se oyen los suaves suspiros y/o ronquidos brotar de las bocas de mi familia y el viento canta afuera, alborotando los árboles y arrastrando las hojas por el césped matutino.
Zambulléndome en las sábanas de mi lecho, que me acurrucan e inmediatamente entro en calor, retorciendo mis piernas contra mi pecho. Me limpio las lágrimas secas de mi cara y me tomo el cabello en un moño alto. Veo desde mi ventana descubierta de cortinas, en como la pareja de la casa de al frente está discutiendo. No escucho lo que dicen, pero se ve que ambos están dolidos. Él se lleva la mano al cabello y arruga el entrecejo a cada cosa que dice ella, mientras que la chica mueve las manos cada vez que dice algo y lo toma por los hombros. En un momento ambos se quedan en silencio, mirándose uno al otro, con las respiraciones agitadas y el corazón sobresaliendo en el pecho por la falta de aliento. La chica decide girarse sobre sus talones y salir de ahí (me imagino para evitar seguir peleando) pero él la toma del brazo y le da un beso apasionado en los labios.
No sé porqué eso me pone más triste y melancólica de lo normal. Estoy recreando historias en mi mente, en cómo demonios le confesaré de alguna vez a Diego que me gusta. Fijo mis ojos en mi celular apoyado en la mesa de noche. Se enciende y vibra. Un mensaje. Tomo el móvil entre mis dedos y presiono el "ver mensaje".
"A veces siento que no te conozco nada. Eres un dilema que resolver cada día. Eres un misterio que en cada momento que paso contigo, descubro una pista de lo que eres. No sé si estoy armando el rompecabezas de la manera correcta. O tal vez ya lo armé y no me di cuenta. La única cosa que estoy muy seguro, es que te quiero. Y que tú también me quieres a mí —Diego".
Ay Dios mío, Diego Domimguez es una persona que te deja sin respiración en los peores momentos.
Mis costillas se entierran en mis pulmones por la presión hacia dentro que estoy ejerciendo. Boto el poco oxígeno que tengo en el cuerpo y me tapo hasta la cabeza con las sábanas, queriendo esconderme, dormirme y no despertar en unos dos años.
¿Cómo no se da cuenta que lo quiero de otra manera? ¿O quizá quiso decir con el "es que te quiero y que tú también me quieres a mí" de otra forma? ¿Será que lo quiso emplear como más que amigos? ¿Y eso de "no sé si estoy armando el rompecabezas de la manera correcta"? ¿Qué cosa es el rompecabezas? ¿O a lo mejor... quién es el rompecabezas?
El celular empieza a vibrar y doy un respingo. El nombre "Diego" y una foto de él sonriendo más grande lo normal está en mi pantalla. Hago una media sonrisa. Tengo la opción "Declinar" o "Contestar".
Ya qué.
—¿Qué? —digo con brusquedad y en un susurro. Se escucha un no muy incómodo silencio al otro lado de la línea.
—Me confundes tanto, Martina.
Levanto las cejas y ruedo los ojos porque sé que no me puede ver.
—No hagas eso. No te molestes conmigo.
—Explícate —le respondo en voz baja.
Suspira y puedo escuchar cómo se da vuelta en la cama.
—No quiero ir a las juntas porque cuando íbamos teníamos una razón, una finalidad para ir. Ahora no tenemos ninguna. ¿Tienes algún problema que resolver? Me siento débil cuando voy allá, Martina.
—¿Débil?
—Simplemente eso, no me pidas que te explique más. No quiero hablar de eso ahora.
—Quiero verte de nuevo con ese cartel de Abrazos Gratis. Quiero verte de nuevo con esa sonrisa gigante cuando íbamos a las juntas. Quiero verte todo el tiempo feliz, saludando a la gente desconocida. Quiero eso devuelta.
—Yo quisiera estar ahí contigo ahora. Abrazándote. Queriéndote. Sintiendo que sólo somos tú y yo. Porque para mí mi mundo es eso, sólo Martina y Diego.
—¿No crees que es demasiado lo que me estás diciendo?
—¿Demasiado? Es poco lo que te dije para confesarte todo lo que significas para mí.
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Abrazos Gratis |Dietini|
Fanfiction"Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera. Hay veces, que no nos atrevemos a decir lo que sentimos, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se pue...