Siento un leve dolor en el pecho cuando me dice eso. Observo detenidamente sus ojos posados en mí y estoy segura que mi mirada transmite sentimientos rotos, ¿por qué en estos momentos me dice eso? Me hace daño que primero que todo, esté aquí. Está en esta fiesta, casi como invitado de honor por Mercedes. Segundo, claro, estoy hermosa porque tengo un kilo de maquillaje en el rostro, mi cabello no está desordenado como lo suele estar y tampoco estoy vistiendo mis zapatillas y jerseys grandes, sólo un vestido que deja ver más de mí, de mi cuerpo, de lo que no soy. Y me da pena que le guste alguien que no soy, que encuentre hermosa a una chica que está llena de cosméticos y no como es naturalmente.
Me paso una mano por el pelo e intento hacer una sonrisa forzada, pero estoy tan triste que sólo me sale una mueca. Hago un movimiento con la cabeza y tiro a Lodo conmigo dentro de la fiesta. De inmediato el fuerte olor a alcohol y a perfume inunda mis fosas nasales.
-¿Estás bien? -me pregunta Lodo. Yo asiento y ella entrecierra los ojos. Me encojo de hombros y ella suelta un suspiro, se cruza de brazos y me da unas palmaditas en el hombro-. ¿Quieres que te traiga un trago, algo? ¿Tienes hambre?
Niego con la cabeza y siento que millones de lágrimas se asoman por mis ojos. Toda el agua se acumula dentro de mis párpados, provocando que me pesen y no quiero pestañar para soltarlas. Inhalo un poco de aire por la boca y lo suelto rápidamente. ¿Tengo hambre? No lo sé. Ni siento mi cuerpo con este apretadísimo vestido.
-Te traeré unos de esos sándwiches, y quiero que te lo comas. No has comido nada desde el instituto. Espérame aquí.
Desaparece meneando las caderas, caminando con facilidad con esos gigantes tacones. Me acomodo la parte de arriba del vestido y doy cortos pasos, con la mirada perdida y desolada, sin un rumbo que seguir. Con el llanto a flor de piel, haciendo oídos sordos a la insoportable música que resuena en el interior de la casa y con el corazón apretado en el pecho. Las costillas las tengo contraídas y arrastro los pies por la alfombra del vestíbulo.
Volteo porque la música ha dejado de sonar y todos los invitados miran hacía el padre de Mercedes, que está parado en la cima de la escalera, con una gran sonrisa y con un micrófono en su mano.
-Recibamos a la bella cumpleañera con un gran aplauso -dice. Cientos de manos empiezan a chocarse entre sí para emitir el sonido de los aplausos que duran hasta que la melena rubia de Mercedes aparece por las escaleras.
Está guapísima. Con un vestido largo de color plateado, que deja ver una de sus blancas piernas, un collar de perlas que adorna su cuello, un escote pronunciado pero a la vez elegante, con el cabello recogido en un moño desordenado que deja caer unos cuantos mechones rebeldes por su perfecto rostro. Sus ojos verdes brillan y una sonrisa de oreja a oreja no se le escapa de la cara.
Y ahí entiendo de porque Diego la prefiere a ella.
Busco a Diego con la mirada, y lo encuentro al final de la escalera, esperando con una mano extendida hacía la rubia que aún está bajando los escalones con cuidado, tomándose una parte del vestido porque es demasiado largo. Evito mirar la escena, pero mis ojos cobran vida y se mandan solos, observando fijamente en como la mano de Diego se entrelaza con los finos de dedos de Mercedes, y como los labios de él se dirigen hacía su mano, presionándolos con ésta en un largo beso.
Siento como el brazo de Lodo pasa por mis hombros y me lo aprieta suavemente. Me limpia las mejillas, y ahí recién me doy cuenta que las lágrimas no soportaron más estar dentro de mis ojos, dejando un río por mis mejillas. Lodo me toma de la mano y me dirige al patio, donde hay unas cuantas personas conversando alrededor de la piscina. Me quito los tacones y los dejo a un lado, y Lodo deja la bebida y el emparedado de queso y jamón en su regazo.
-Tini, ¿a tí te gusta Diego?
Esa pregunta es un golpe bajo. Rápida y concisa. Y eso nunca me lo había preguntado a mí misma. ¿Me gusta Diego? ¿Me gusta la forma en la que sus ojos siempre dan un brillo especial, que me deja hipnotizada? ¿Me gustan sus labios, gruesos y apetecibles? ¿Me gusta su sonrisa, que siempre me transmite alegría y ganas de sonreír cada vez que curva sus labios? ¿Me gusta que se preocupe por mí, que me abrace y que me diga que todo estará bien? ¿Me gusta la forma en la que me defiende, en la que sus labios presionan contra mis ruborizadas mejillas? ¿Me gusta que pronuncie mi nombre? ¿Me gusta pensar todo el tiempo en él? ¿Me gusta abrazarlo? ¿Me gusta... gustar de él?
Oh mierda.
-¿Se me nota mucho?
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Abrazos Gratis |Dietini|
Fanfiction"Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera. Hay veces, que no nos atrevemos a decir lo que sentimos, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en esos casos se pue...