Capítulo 41. (¡Feliz año nuevo!)

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Capítulo 41 (¡Feliz año nuevo!)

Entré de nuevo a la casa y me apoyé de una de las paredes de la sala en silencio, desde allí podía ver la puerta cerrada de la habitación de Eduardo, la madre de mi novio se encontraba en el pasillo que llevaba a las habitaciones tratando de convencer a su hijo de que la dejara entrar.

Adriana – Hijo abre la puerta – Hablaba con dolor y molestia en su voz – No tienes que ponerte mal por el imbécil de Raúl, siempre ha sido un troglodita, por ello tenía miedo de que reconectaras con él...

La voz de Adriana era lo único que se escuchaba en casa, Eduardo no daba ningún tipo de señal dentro de la habitación mientras su madre seguía despotricando sobre su padre, le decía cuanto le quería y lo mucho que significaba para ella.

Fue entonces cuando comprendí por qué Eduardo no abría la puerta, espere un par de minutos hasta que la madre de mi novio se dio por vencida, Adriana me miró sin saber que más hacer. Me acerqué a la puerta de la habitación y la miré...

Eduardo – ¿Puedo intentar? – Le dije en voz baja con un tono comprensivo –

Adriana asintió con una sonrisa preocupada y me dijo que estaría en la sala por si necesitaba algo, sonreí de vuelta mientras la señora me dejaba a solas frente a la habitación de Eduardo.

Román – Edu... Ábreme por favor – Me acerqué a la puerta – hablemos de esto...

Espere unos segundos que se hicieron eternos y no obtuve respuesta, suspiré y me dejé caer en el suelo apoyando la espalda en la puerta de mi novio, podía escuchar sollozos ahogados dentro de la habitación. A Eduardo le costaba muchísimo hablar sobre sus sentimientos, especialmente en situaciones como estas, no tenía ni idea de cómo debía sentirse, lo que si tenía claro era que insultar a su papá no lograría que abriera la puerta, a pesar de que fuera un imbécil, era eso después de todo, su padre. Suspiré y se me ocurrió otra idea...

Román - ¿Recuerdas el día que se filtró la foto del beso? – Hablaba como si lo tuviera en frente aunque sabía que posiblemente no me respondería, continué como si nada – Ese día hubo un punto, después de revisar los mensajes que me llegaban al celular y a las redes sociales insultándome en los que sentía que nada más valía la pena...

La madre de Eduardo se sentó en silencio en uno de los sillones de la sala, escuchando con atención cada palabra que salía de mi boca con una mirada de comprensión en su rostro.

Román – Recuerdo que entré a la ducha y me dejé caer en el suelo llorando mientras el agua caía sobre mí, pasaban muchísimas cosas por mi cabeza, me sentía solo y despreciable, me imaginaba la cara de decepción de mis padres, de mis amigos... – Se me hizo un nudo en la garganta antes de continuar, recordaba con dolor cada minuto de ese día – Para ser sincero, pensé incluso en la posibilidad de no salir de allí ¿Qué hubiese pasado si acababa con todo en ese momento? ¿No hubiese sido más sencillo simplemente desconectarme del dolor?

Mis ojos se empañaron mientras hablaba, podía escuchar como Eduardo sollozaba aún más fuerte dentro de la habitación.

Román– De pronto pensé en la gente que más me quería – Continué mi historia – Estabaseguro que al menos una de esas personas me seguiría queriendo, que no todoestaba perdido y que lograría salir de ese mal rato. Reuní toda la fuerza de laque fui capaz y salí del baño, tan metido en mis pensamientos que apenas escuché cuando comenzaste a gritar a las afueras de mi casa llamándome. Bajé a la cocina y allí estabas, buscándome, preocupándote por mí... - Hice una breve pausa - De pronto todo tuvo sentido...

Algo más que amigos (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora