Capítulo 51 (Terapia de Parejas)

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Era martes de semana santa, habían decretado toda la semana como no laborable, por ello me encontraba tirado en el sofá de la sala de mi casa mirando el techo, a pesar de que los aires acondicionados de la casa estaban encendidos hacía calor, estaba solo con unos shorts tratando de aclimatarme.

Desde el encuentro con Eduardo y Paulo el domingo anterior en el sitio de las merengadas no había hablado con mi novio, tenía muchas llamadas y algunos mensajes pidiéndome que conversáramos, honestamente aun no sabía si estaba preparado para ver a Eduardo. Estaba molesto, dolido y algo avergonzado, sentía que era algo infantil encerrarme en casa en lugar de afrontar la situación.

Allí acostado con mi pecho desnudo reparé en la cadena que llevaba en el cuello, así como el anillo en ella, con el que jugaba inconscientemente haciéndolo pasar entre mis dedos. Era el anillo que Eduardo me había dado por navidades, con el cual nos comprometíamos a estar allí el uno para el otro, sin importar que pasara, sin importar la distancia, sin importar nada más que nosotros dos.

Suspiré y en un movimiento casi involuntario, me incorporé y levanté mi celular que se encontraba en la mesita frente al sofá.

Eduardo – ¡Román! Al fin apareces, lo siento mucho, en verdad lo siento – Atropellaba las palabras, una tras de otra como si tuviera miedo de que fuera a colgar la llamada de forma inesperada - ¿Estás ahí?

Román – Si, aquí estoy... - Dije en tono neutral, honestamente no sabía que me había hecho llamar, no tenía un discurso preparado, alguna frase contundente de las de Andy, ni nada por el estilo

Eduardo pareció comprender que esta era mi forma de tender un puente entre ambos, de abrir en un edificio en llamas alguna ventana de emergencia cuando todas las puertas parecieran estarse derrumbado bajo el fuego y entendiendo que no había mucho tiempo antes de que la estructura colapsara, suspiró y hablo en tono más calmado esta vez.

Eduardo – ¿Te parece que nos veamos? Hoy mismo, o mañana para hablar con calma.

Román – Mañana – No sé qué me hizo posponer todo un día más, supongo que mi instinto de posponer todo cuanto sea posible

Eduardo – Vale – Pude notar un tono de alivio en su voz -

De pronto una idea se apoderó de mí, no quería vernos en mi casa con mis padres merodeando por allí, pendientes de que pudiera pasar, tampoco quería ir a casa de Eduardo, por las mismas razones.

Román – No quiero ir a tu casa – Dije en un tono que aunque intenté que fuera calmado, no logró disimular la molestia que aun sentía – tampoco que vengas a la mía...

Hubo un breve instante de silencio, en el que solo escuché la respiración de Eduardo a través del auricular, finalmente el chico habló.

Eduardo – Está bien, te envío la dirección por whatsapp, prometo que es un sitio neutral.

Román – Perfecto, nos vemos mañana entonces.

Eduardo – Seguro – breve pausa – gracias por esto flaco.

Negué con la cabeza, aún no estaba preparado para escuchar "flaco" viniendo de boca de Eduardo como si nada, colgué la llamada. Me dejé caer de nuevo en el sofá con el celular entre mis manos reposando sobre mi estómago.

Había pasado apenas un rato cuando vibró al recibir un mensaje, al revisarlo era en efecto como imaginaba de Eduardo, en el mensaje colocaba la dirección de un parque que conocía aunque no frecuentaba, en él funcionaba una especie de feria con varias atracciones mecánicas y otras cosas para hacer, aunque no quedaba excesivamente lejos, no entendía porque Eduardo había elegido precisamente ese sitio para vernos, no le di mucha importancia, noté que había colocado también una hora para encontrarnos, asumí que llegaría allí por sus propios medios, apagué de nuevo la pantalla del celular y me quedé una vez más mirando el techo de la sala.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2018 ⏰

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