Capítulo 47 (Verdades).

3.6K 135 124
                                    

     Me encontraba mirando el techo de mi habitación desde mi cama mientras pensaba, eran aproximadamente las seis de la mañana, apenas había dormido un par de horas, aun así me había despertado sin saber por qué. La casa se encontraba en perfecto silencio, lo que indicaba que mi madre probablemente tampoco se habría levantado, tenía sentido al ser domingo.

A mi lado, la respiración pausada de Eduardo me indicaba que se encontraba aun profundamente dormido, estaba acostado exactamente en la misma posición que al dejarlo caer sobre la cama, de espaldas al colchón, con su cabeza ligeramente girada hacia un lado y su boca entreabierta la cual dejaba escapar su respiración que aunque se escuchaba en la habitación no llegaba a convertirse en un ronquido, sus manos reposando sobre su torso desnudo, una sobre el pecho y la otra sobre el estómago. Era un alivio que mi novio hubiese llegado un tanto pasado de tragos la noche anterior, ya que a pesar de que me costó algo sacarlo del carro y subirlo por las escaleras de mi casa hasta la habitación, al menos me había evitado las preguntas de lo ocurrido con Carlos.

Eduardo a diferencia de mí que llevaba solo unos shorts puestos, aun llevaba la ropa de la noche anterior, salvo su camisa de cuadros que fue lo único que logro quitarse antes de caer rendido sobre la cama y sus zapatos que se los quité yo al salir del baño y notar que ya se había quedado dormido apenas acostarse.

Me perdí en su rostro que estaba apenas a centímetros del mío mientras pensaba en miles de cosas a la vez, ¿Cómo habría reaccionado Eduardo al ver la caja "sorpresa" que Isaac había dejado para Carlos? ¿Cómo estaría Carlos? ¿Habría conseguido dormir aunque sea un poco? ¿A qué se refería Diego cuando me prometía que Isaac pagaría por lo que había hecho? Sencillamente no podía entender cómo había gente tan dañina y tóxica en este mundo, lo que hacía Isaac rayaba en la locura e iba más allá de cualquier malcriadez, comenzaba a preocuparme en serio su actitud y lo que más me preocupaba era que no le interesaba cuán lejos llegar con tal de tomar su "venganza".

Noté de pronto como una de las respiraciones de Eduardo se hizo más profunda y prolongada, como sus labios se juntaron y como después de unos cortos segundos sus parpados se abrieron y se cerraron un par de veces, mostrando sus ojos color café algo desorientados. Le sonreí y puse mi mano sobre su bíceps en forma de saludo.

Eduardo – Hola... - Saludó sonriendo también con voz ronca típica después de un trasnocho –

Román – Hola – Respondí - ¿Qué tal estás? Ayer tomaste un montón.

Eduardo – Creo que bien – Contestó adormilado y se cambió de posición colocándose de costado en posición fetal frente a mí, acomodando uno de sus brazos debajo de la almohada y de su cabeza, mientras que con el otro tomaba mi mano que hasta hace unos segundos estaba en su bíceps.

Lo imité, colocándome también de costado frente a él.

Román – Me alegro... – Lo miré divertido antes de continuar - quiero que sepas que nunca me había costado tanto llevarte a la cama – finalicé la frase con un evidente doble sentido mientras reía un poco –

Eduardo – Para que veas que no soy tan regalado – Rió también un poco – Por cierto... al verme a medio vestir, entiendo que no te aprovechaste de mi anoche.

Román – Me fue imposible, parecía que estabas en coma – Me encogí de hombros mientras sonreía –

Eduardo – Siento haberme puesto así – Habló un poco más serio esta vez –

Román – No pasa nada, estábamos celebrando y en verdad tampoco fue que te pusiste pesado o fastidioso.

Eduardo – Vale... - Me miró y arqueó las cejas - ¿Por qué tan pensativo entonces y tan distante?

Algo más que amigos (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora