Capitulo 30 (El misterioso Carlos)

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Eduardo - ¿Así que te vas la semana que viene? – Dijo apretando los dientes por el esfuerzo – Debes estar emocionado.

Román – Lo estaría – Dije entre dientes y con la respiración entrecortada – si no tuviera el miedo latente de que mi papá va a dejarme viviendo en Canadá para siempre.

Suspiré y deje caer las pesas en su lugar. Mi amigo y yo nos encontrábamos en el gimnasio haciendo unas series de pesas y ejercicios, habían pasado dos semanas desde el incidente del colegio con la foto y desde que hablara con mis padres. Todo seguía en cierto modo “normal”, como no debía volver al colegio para ver más clases y prepararme a los exámenes de recuperación y tampoco Eduardo, nos habíamos dedicado todas las mañanas a venir religiosamente al gimnasio; En cuanto a mis padres seguían con la misma actitud, mi mamá tratando de ser comprensiva y mente abierta haciendo todo tipo de comentarios para hacerme saber que estaba conmigo, Mi padre era otra historia… Apenas me dirigía la palabra y por lo que podía percibir, sentía que trataba de evitar los espacios en la casa donde yo me encontraba, era algo que me hacía sentir bastante mal ya que nunca había estado tan separado de mi papá.

En cuanto a Diego, nos habíamos visto solo un par de veces en estas dos semanas. Ya fuera porque su hermano siempre lo mantenía ocupado o porque mi madre se empeñaba en permanecer por las tardes en casa conmigo haciendo que las visitas de Diego no llegaran a darse, y no es porque mi madre no quisiera verlo, era que yo mismo no sabía cómo manejar una situación tan incómoda así que prefería evitarla y le pedía a mi novio que no viniera. Sabía que a este cada vez se le hacía más difícil aceptar que siguiéramos escondiéndonos a pesar de no tener objeciones evidentes para hablar de nuestra relación y yo sabía también que no podría darle más largas al asunto sin que Diego explotara en algún momento, debía tomar una decisión.

Eduardo – Estás exagerando flaco… - Dijo descansando y tomó un poco de agua – estoy seguro que tu papá no tiene planes de dejarte botado en Canadá, además… - Me miró divertido y solo lo miré esperando que continuara, estaba seguro que vendría uno de sus comentarios chistosos típicos – Victoria sería capaz de mover a toda la fuerza armada, antes de permitir que te dejen en otro país.

Ambos reímos divertidos, Eduardo tenía un buen punto: Desde que mi hermano se mudó de país mi madre me había dicho varias veces bromeando en tono lastimero que tendría que escaparme de la casa a escondidas antes de que ella permitiera que la abandonara también. Así que podía ir descartando la idea de mi padre dejándome a vivir con mi hermano.

Román – Aún así Edu, mi papá ni siquiera me habla… -Dije sentándome en una de las maquinas para descansar – no sé que esperar.

Eduardo – Román no todo el mundo procesa lo que está pasando de la misma manera – Se sentó frente a mí en otra máquina – eso no quiere decir que tu papá ya no te quiera o algo por el estilo… Ten Fe en que todo va a mejorar y paciencia, vale?

Román – Vale… - Nos miramos a los ojos y sonreí divertido –

Eduardo – Qué? – Me preguntó intrigado –

Román – “Fe”? – Pregunté aguantando la risa – En qué momento me cambiaron al Eduardo que conocía en este ser creyente frente a mí?

Eduardo – JA JA Idiota – Revoloteó los ojos y me dio un golpecito en la pierna antes de levantarse – Creo que ya es suficiente por hoy, vamos a las duchas…

Me levanté aun riendo y lo seguí hasta las duchas. Llegamos a las duchas y comenzamos a desvestirnos frente a los lockers.

Eduardo – Mañana haremos piernas? – Quitándose su camiseta y lanzándola dentro del locker - 

Algo más que amigos (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora