Capitulo 3 (Subiendo la temperatura)

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Eduardo – Qué haces allí arriba? Pensé que no íbamos a dormir?

Eduardo estaba aún en bóxers, ahora de frente esperando mi respuesta. Desde allí podía ver todo su cuerpo en primer plano, lo que más me atraían eran sus piernas fuertes, típico de futbolista, además tenía un paquete que no se veía nada mal en esos bóxers blancos. Mi erección era de campeonato.

Román – Esto.. Si, es que… que quería sentarme, sólo eso – Estaba tartamudeando frente a mi amigo –

Eduardo – Estás bien? Te ves rojo y cómo acelerado.

Antes de que pudiera contestar, se subió en la cama y se sentó a mi lado, mirándome a la cara. Yo nunca había estado tan nervioso.

Román – Estoy bien! – Dije con voz apenas audible – Sólo tengo calor.

Eduardo sonrió – Y por qué no te quitas esto? – dijo y libero uno de los botones de mi camisa rozándome el cuello.

Me estremecí y me quede inmóvil; mi amigo continuó y bajo un poco la mano para desabrochar un segundo botón.

Román – No hagas eso… - dije no muy convencido y mirando el suelo –

Eduardo subió su mano de mi pecho hacia mi barbilla y me giró la cabeza para que lo viera – Por qué no?

El muy cabrón parecía que sabía que me excitaba y lo hacía adrede, parecía que disfrutaba el ponerme nervioso.

Román – Porque me pone nervioso, estás en bóxers.

Eduardo seguía sonriendo, sin soltar mi cara se acercó un poco más – Qué tienen de malo mis bóxers?

Cuando bajé la mirada, Eduardo la tenía parada y resaltaba con todo detalle en el par de bóxers. Era claro que el cabrón lo hacía a propósito, así que levante la mirada y lo besé. Por un momento pensé que mi amigo sólo jugaba conmigo y que me empujaría para detenerme. El empujón nunca llego, en cambio tomó mi cara entre sus manos y me besó con ganas, metía su lengua en mi boca, yo mordisqueaba un poco sus labios mientras paseaba mi mano de su pecho a su miembro, pasando por sus abdominales.

Comencé a sobarle el paquete por encima de la tela, hasta que lo saqué y empecé a pajearlo despacio mientras le besaba. Su pene medía unos 19 cm, tenía un grueso considerable y un par de huevos grandes, estaba rasurado por todo el cuerpo, incluido el paquete.

Eduardo – En esto pensabas para no dormir? – Me dijo entre gemidos y besos –

Román – Pensaba en muchas cosas en verdad.

Eduardo – A sí? – Termino de sacarse los bóxers que cayeron al suelo, me empujó hacia atrás, tumbándome en la cama y se acostó encima de mí desnudo mientras me besaba de nuevo y terminaba de quitarme la camisa. Podía sentir todo el calor que desprendía su cuerpo sobre el mío.

Román – Espera… Eduardo, para! – le dije casi en susurros – Qué hay de Diego?

Eduardo – Diego está borracho, si la casa se cae el no se entera, quédate tranquilo.

Román – Está bien. – Le dije aún nervioso –

Eduardo – Y entre esas cosas que pensaste, estaba darme una mamada?

Román – Pues claro!

Eduardo sonrió y sin dejar que me levantara acercó su pene a mi cara, apoyando sus manos en el copete de la cama y poniendo sus piernas a ambos lados de mi cabeza, estaba sentado prácticamente en mi pecho.

Abrí la boca y dejé que por primera vez una verga me la follara. Mi amigo gemía lo más silencioso que podía mientras marcaba un mete y saca lento y delicioso en mi boca; por otra parte yo sobaba con una de mis manos sus nalgas grandes y con la otra agarraba su miembro para chupar un poco la cabeza del mismo. El sabor del líquido preseminal y de su carne me volvía loco, luego me metí sus guevos en la boca, mientras Eduardo gemía como loco. En eso me la sacó de la boca.

Eduardo – Todavía no quiero venirme, me la mamas muy rico.

Volvió a acostarse sobre mí y comenzó a besarme de nuevo, mientras bajaba el cierre de mi pantalón.

Eduardo – Quiero mamártelo también.   

Román – Por mí no te pares – le dije sonriendo –

Mi amigo bajó por mi cuerpo lamiendo mi cuello, mis tetillas y mi estomago. Me quitó el pantalón y los bóxers y se metió mis 19 cm en la boca de una vez. No podía creer que allí estuviera mi mejor amigo con mi pene en su boca, haciéndome gemir como nunca antes. Eduardo estuvo por un rato paseando su lengua desde mis huevos hasta la cabeza de mi verga, la cual chupaba un poco antes de metérsela entera en la boca, luego subió de nuevo para besarme el cuello, en eso aproveche y metí un dedo en mi boca, lo llené de saliva y lo lleve entre sus nalgas para jugar con la puerta de su culo. De inmediato Eduardo se retorció y resoplo.

Eduardo- Ahhhh.. Sigue por favor.

Román- Te gusta? – Mientras metía y sacaba el dedo de su ano.

Eduardo- me dolió un poquito al principio, pero me encanta.. Ahhhhh

Me llevé de nuevo la mano a la boca y esta vez mojé un segundo dedo con mi saliva, cuando se los metí por el culo, Eduardo gemía sin parar y yo lo besaba para que no hiciera tanto ruido. En eso, mi amigo se separó de mi beso y me miró a los ojos de una manera morbosa.

Eduardo- Cógeme Román

Algo más que amigos (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora