Salí derrotado del salón donde se había llevado a cabo la prueba de admisión, los nervios se habían apoderado de mí como nunca antes, sentía una sensación muy desagradable en el pecho, era como si alguien lo presionara, al bajar las escaleras de la facultad y salir al pasillo vi a Eduardo y a mi madre sentados en uno de los bancos, mi mamá miraba distraída a su alrededor, Eduardo prestaba atención a unos chicos que estaban de pie a su lado con cara de ansiedad mientras repiqueteaba los dedos en sus muslos, supongo que los chicos hablaban del examen.
Me acerqué a ellos, al notar mi presencia y sin dejarme decir una palabra, mi mamá se levantó de golpe del banco.
Victoria – ¡Hijo! ¿Qué tal te fue? – Me abrazó –
Román – Bien ma... - Solté sin más, tratando de dibujar una sonrisa –
Victoria – Que modesto, seguro te fue buenísimo – Mi madre sonreía, y miró en otra dirección señalando un stand donde vendían cosas – Eduardo y yo estuvimos un rato caminando por el campus, vimos la facultad de medicina y en ese stand de allá, venden franelas, suéteres y todo tipo de cosas con el logo de la universidad, deberías pasarte por allá... ¿Cierto Eduardo?
Miré al stand tratando de ocultar mi desánimo, me daba vergüenza admitir que había tenido un ataque de pánico en pleno examen, que me había quedado paralizado y que con toda certeza no lo aprobaría, luego mire a Eduardo quien arqueó un poco las cejas, luego miró a mi madre sonriendo.
Eduardo – Victoria yo creo que Román debe estar muerto de hambre, seguro va al stand y como tiene hambre nos dice que todo es horrible – dijo divertido –
Le sonreí agradecido a Eduardo, mi mamá rió con el comentario de Eduardo.
Victoria – Es cierto que llevas más de tres horas sin comer, disculpa hijo. Ya vendremos luego a ver las cosas.
Román – Tranquila ma, y si, la verdad muero de hambre – Mentí, sentía mi estómago reducido, lo único que quería era salir de allí lo más rápido posible –
Nos levantamos los tres y fuimos a la camioneta para salir de la universidad rumbo a un sitio para comer, esta vez yo ocupaba el asiento del pasajero, apenas decía una que otra palabra o contestaba lo que me preguntaba mi madre, quien pensaba que estaba así por no haber comido.
Llegamos a un restaurant con ambiente familiar donde vendían todo tipo de comidas, ya para ese momento me encontraba mucho más calmado y animado, el hambre comenzaba a surtir un efecto real en mí, por lo que al traer la carta pedí junto a Eduardo, pollo frito, acompañado de papas fritas y ensalada, con un par de refrescos, mi mamá en cambio pidió pescado en lugar de pollo, acompañado con papas al vapor y ensalada.
Comimos conversando y disfrutando del local, era un sitio muy bonito, mesas y sillas de madera ubicados en una especie de terraza amplia, con un pequeño parque a un lado para los más chicos, como era domingo el sitio estaba abarrotado por familias que aprovechaban ese día de la semana para comer juntos fuera de casa y tenía un grupo en vivo que se encargaba de musicalizar el ambiente con covers de canciones reconocidas.
A eso de las dos de la tarde mi mamá pidió la cuenta a uno de los mesoneros y se fue al baño, recordándonos que ese mismo día debíamos volver a Maracay ya que al día siguiente teníamos clases.
Una vez solos en la mesa, Eduardo me miró con esos ojos penetrantes y puso su mano en mi muslo por debajo de la mesa.
Eduardo – Flaco disculpa que saque el tema de nuevo, pero es que no creo que tengamos otra oportunidad ¿Cómo te fue realmente en el examen?
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Algo más que amigos (Gay)
RomanceUna Historia que narra como la vida Román (un chico de 16 años) cambia, una vez que comienzan a relucir todos esos sentimientos que tiene por su mejor amigo, haciéndole vivir experiencias inolvidables. Advertencia: Se encuentra llena de amor pero ta...